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EL RETORNO DE LOS BRUJOS, RESUMEN

EL RETORNO DE LOS BRUJOS RESUMEN

El Retorno de los Brujos, Pauwels y Bergier
El Retorno de los Brujos, Pauwels y Bergier

Un excelente resumen de “El Retorno de los Brujos”, por esta vez republico de otro autor (con la debida atribución), en un futuro no muy lejano espero hacer uno propio, ya que este libro marcó mi vida, creo que mucho de los que pienso ahora lo tomé de este libro, que leí en su 3ª edición en español (aunque varios temas ya los había leído anteriormente).

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Una introducción al realismo fantástico“, así reza el subtítulo de El retorno de los brujos, que, en un principio, fue pensado como punta de lanza para una revolución cultural. En apenas una década vendió más de 2 millones de copias, y luego se diluyó en el olvido. En 1953, Louis Pauwels pensó en escribir un ensayo sobre sociedades secretas y misticismo. Jacques Bergier lo convenció, sin mucho trabajo, de expandir la obra por otros canales. Luego de varios años de estudio y recopilación de datos, El retorno de los brujos incluyó diversos temas. Demoliendo el reduccionismo del siglo XIX, El retorno de los brujos explica la alquimia como muestra de un saber técnico, alternativo, que no es opuesto a la ciencia. incluye interesantes apariciones de Gustav Meyrink, autor de El Golem (Der Golem), y de Jorge Luis Borges. El Golem (Der Golem) es una novela del austríaco Gustav Meyrink, publicada en 1915. Está basada en la leyenda judía del Golem, un ser creado artificialmente por un cabalista. El Golem recoge una antigua leyenda relacionada con el gran rabí Loew de Praga (1512-1609) y con imágenes vigorosas evoca los misterios del gueto de Praga. El Golem es una figura de arcilla animada por obra de la cábala, para defender a los judíos, pero que se escapa fácilmente del control y provoca catástrofes. Lo que podría ser sólo una extravagancia gratuita, sin más interés que el de un relato bien contado, adquiere significado simbólico: el Golem personifica a los autómatas humanos, que crean la sociedad moderna. Lo mismo que el Golem, el hombre moderno realiza la parte a él asignada contra su propia voluntad y con un rigor atroz. A este pesimismo fundamental, la novela añade un continuo misterio, una atmósfera de errores trágicos en los que juegan enigmáticos cabalistas, una metafísica expedita pero dramática: “la boca de cada hombre se convierte en la boca de Dios si creéis que sea la boca de Dios“. Esta habilidad para crear una visión turbulenta y grandiosa tiene su mejor realización en El Golem. Meyrink se inspiró en las descripciones de la gran ciudad de Charles Dickens, a quien había traducido, para recrear la atmósfera urbana de Praga. Ha sido objeto de múltiples estudios que exceden la literatura, tales como la filosofía, religión, ocultismo, alquimia, magia y cábala. El mismo año de su publicación fue adaptada al cine por el expresionista Paul Wegener. Desde su publicación, no ha habido una generación de lectores que no se haya visto cautivada por esta enigmática obra. Entre 1915 y 1920 se vendieron más de 150.000 ejemplares, encabezando Meyrink la lista de autores más vendidos entre 1915 y 1940, contribuyendo al éxito de la novela la edición de bolsillo destinada a los soldados del frente. Como la mayoría de las novelas de Meyrink, la obra está vinculada a la tradición de  Hoffmann y de los cuentos fantásticos, complaciendo el gusto alemán por las “historias raras“.

Inspirados en El libro de los condenados (The book of the damned), de Charles Fort, El retorno de los brujos analiza la posibilidad de que otras civilizaciones hayan florecido y caído sobre la Tierra, exponiendo datos e indicios que el tiempo transformó en mitos. Incluye un largo debate sobre las pirámides egipcias, la Isla de Pascua, las líneas de Nazca, los mapas de Piri Reis, o textos hindúes, entre otros. Hay notas sobre las civilizaciones demenciales vislumbradas por el escritor H.P. Lovecraft, y el mundo de la Tierra Media imaginado por J.R.R. Tolkien. Incluye una crítica ácida sobre la Alemania nazi como transformación de la base cultural y moral que permite explicar lo inexplicable. Se analizan los vínculos entre la elite nacionalsocialista y diversos cultos esotéricos, así como la creencia en mitologías y cosmogonías abominables que, en determinado punto, se transforman en la ciencia oficial. Valiéndose de El pueblo blanco (The white people) de Arthur Machen, miembro del Alba Dorada (Golden Dawn), donde se diferencia el mal absoluto de las pequeñas maldades castigadas por la ley, ilustran su posición. Los experimentos telepáticos organizados por la marina norteamericana en 1958 dan comienzo a un capítulo sobre parapsicología. Más allá de las curiosidades del libro, El retorno de los brujos plantea un cambio de paradigma, señalando que la realidad es mucho más compleja y sutil de lo que suponemos, y que nuestra percepción de los hechos está afectada por el reduccionismo racionalista, dejando poco margen a la imaginación. Lo fantástico es lo que subyace tras el mecanismo del sentido común, hijo del saber oficial. El “realismo fantástico” pretendía ser una especie de superrealismo, una integración de la poesía y de la ciencia, capaz de penetrar en las sombras de todos los misterios. Antes, en 1961, el éxito de El retorno de los brujos había llevado a Bergier y a sus colaboradores a editar una revista mensual sobre los mismos temas, llamada Planète, de cuyo primer número se publicaron 5000 ejemplares y tuvo cinco reediciones. En el momento de mayor venta, cada número sobrepasaba las 100 000 copias. No obstante el éxito inicial, la revista dejó de publicarse en 1968. Bergier fue un personaje público y notorio en su momento, que incluso llegó a ser caricaturizado por Hergé en el álbum de Tintín “Vuelo 714 para Sydney”, encarnando a Ezdanitoff, el estrambótico director de la revista Comète, supuestamente contactado por extraterrestres. En 1953, un amigo común puso en contacto a Jacques Bergier con Louis Pauwels, periodista y escritor humanista de tendencias místicas. Aunque aparentemente no tenían mucho en común, pronto surgió la amistad, y de ahí el proyecto de un libro en colaboración. Tal como ya he indicado, inicialmente la idea de Pauwels era escribir sobre la historia y la realidad de las sociedades secretas, pero Bergier lo convenció para ampliar los contenidos. Trabajaron juntos durante varios años. El material de trabajo era proporcionado por Bergier y la redacción final correspondía a Pauwels. El resultado final fue El retorno de los brujos, subtitulado Una introducción al realismo fantástico, que fue publicado por Gallimard en 1960.

(El resumen es tan interesante y amplio, que voy a compartir por temas, ya que el mismo libro cubre varios, empiezo por la

ALQUIMIA)

“Enlazando con una crítica al positivismo y reduccionismo científico, heredados del siglo XIX, los autores exponen el procedimiento alquímico como muestra de un saber técnico alternativo pero no forzosamente opuesto a la ciencia moderna. En la historia de la ciencia, la alquimia es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India, China, la Antigua Grecia, el Imperio romano, el Imperio islámico y, después, en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca, al menos, 2500 años. La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética greco-egipcia y un legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII. En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó hacia la actual química. Actualmente es de interés para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos. La alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas, y muchas de las sustancias, herramientas y procesos de la antigua alquimia han servido como pilares fundamentales de las modernas industrias químicas y metalúrgicas. Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia como el proceso usado para transformar plomo (u otros elementos) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que se era capaz de lograr la habilidad para transmutar metales en oro o para alcanzar la vida eterna. En el plano espiritual, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, y prepararse mediante la oración y el ayuno. La percepción popular y de los últimos siglos sobre los alquimistas es que eran charlatanes que intentaban convertir plomo en oro, y que empleaban la mayor parte de su tiempo elaborando remedios milagrosos, venenos y pociones mágicas.

Fundaban su ciencia en que el universo estaba compuesto de cuatro elementos  a los que llamaban por el nombre vulgar de las sustancias que los representan, a saber: tierra, aire, fuego y agua, y con ellos preparaban un quinto elemento que contenía la potencia de los cuatro en su máxima exaltación y equilibrio. La mayoría eran investigadores cultos e inteligentes, e incluso distinguidos científicos, como Isaac Newton y Robert Boyle. Estos innovadores intentaron explorar e investigar la naturaleza misma. La base es un conocimiento del régimen del fuego y de las sustancias elementales del que, tras profundas meditaciones, se pasa a la práctica, comenzando por construir un horno alquímico. A menudo las carencias debían suplirse con la experimentación, las tradiciones y muchas especulaciones para profundizar en su arte. Para los alquimistas toda sustancia se componía de tres partes: mercurio, azufre y sal, siendo estos los nombres vulgares que comúnmente se usaban para designar al espíritu, alma y cuerpo, partes que eran llamadas principios. Mediante la manipulación de las sustancias y a través de diferentes operaciones, separaban cada una de las tres partes, que luego debían ser purificadas individualmente, cada una de acuerdo al régimen de fuego que le es propicia, la sal con fuego de fusión y el mercurio y el azufre con destilaciones recurrentes y suaves. Tras ser purificadas las tres partes en una labor que solía conllevar mucho tiempo, y durante el cual debían vigilarse los aspectos planetarios, las tres partes debían unirse para formar otra vez la sustancia inicial. Una vez hecho todo esto, la sustancia adquiría ciertos poderes. A lo largo de la historia de esta disciplina, los aprendices de alquimista se esforzaron en entender la naturaleza de estos principios y encontraron algún orden y sentido en los resultados de sus experimentos alquímicos, si bien, a menudo, eran socavados por reactivos impuros o mal caracterizados, falta de medidas cuantitativas y nomenclatura hermética. Esto motivaba que, tras años de intensos esfuerzos, muchos acabaran arruinados y maldiciendo la alquimia. Los aprendices, por lo general, debían empezar por trabajar en el reino vegetal hasta dominar el régimen del fuego, las diversas operaciones y el régimen del tiempo. Para diferenciar las sustancias vulgares de aquellas fabricadas mediante su arte, los alquimistas las designaban de acuerdo a alguna de sus propiedades.

La «iluminación» sólo se alcanzaba tras arduos años de riguroso estudio y experimentación. Una vez que el aprendiz lograba controlar el fuego, el tiempo de los procesos y los procesos mismos, estaba listo para acceder a los arcanos mayores. Sostenían que la potencia de los remedios era proporcional a cada naturaleza. Los trabajos de los alquimistas se basaban en la naturaleza, por lo que a cada reino le correspondía una meta: al reino mineral la transmutación de metales vulgares en oro o plata, al reino animal la creación de una «panacea», un remedio que supuestamente curaría todas las enfermedades y prolongaría la vida indefinidamente. Todas ellas eran el resultado de las mismas operaciones. Lo que cambiaba era la materia prima, la duración de los procesos y la vigilancia y fuerza del fuego. Una meta intermedia era crear lo que se conocía como menstruo, que era una multiplicación de sí mismo por inmersión de otras substancias semejantes en fusión/disolución. De modo que se conseguía tanto la generación como la regeneración de las substancias elementales. Estos no son los únicos usos de esta ciencia, aunque sí son los más conocidos y mejor documentados. Desde la Edad Media, los alquimistas europeos invirtieron mucho esfuerzo y dinero en la búsqueda de la piedra filosofal. Los alquimistas sostenían que la piedra filosofal amplificaba místicamente el conocimiento de la alquimia por parte de quien la usaba. Muchos aprendices y falsos alquimistas, tenidos por auténticos alquimistas, gozaron de prestigio y apoyo durante siglos, aunque no por su búsqueda de estas metas ni por la especulación mística y filosófica que se desprendía de su literatura, sino por sus contribuciones mundanas a las industrias artesanales de la época, tales como la obtención de pólvora, el análisis y refinamiento de minerales, la metalurgia, la producción de tinta, tintes, pinturas y cosméticos, el curtido del cuero, la fabricación de cerámica y cristal, la preparación de extractos y licores, etc. La preparación del aqua vitae, el «agua de vida», era un experimento bastante popular entre los alquimistas europeos.

Los alquimistas nunca tuvieron voluntad de separar los aspectos físicos de las interpretaciones metafísicas de su arte. La falta de vocabulario común para procesos y conceptos químicos, así como también la necesidad de secretismo, llevaba a los alquimistas a tomar prestados términos y símbolos de la mitología bíblica y pagana, la astrología, la cábala y otros campos místicos y esotéricos, de forma que incluso la receta química más simple terminaba pareciendo un obtuso conjuro mágico. Más aún, los alquimistas buscaron en esos campos los marcos de referencia teóricos en los que poder encajar su creciente colección de hechos experimentales inconexos. A partir de la Edad Media, algunos alquimistas empezaron a ver cada vez más estos aspectos metafísicos como los auténticos cimientos de la alquimia y a las sustancias químicas, estados físicos y procesos materiales como meras metáforas de entidades, estados y transformaciones espirituales. De esta forma, tanto la transmutación de metales corrientes en oro como la panacea universal simbolizaban la evolución desde un estado imperfecto y efímero hacia un estado perfecto y eterno. Y la piedra filosofal representaba alguna clave mística que haría posible esta evolución. Aplicadas al propio alquimista, esta meta simbolizaba su evolución desde la ignorancia hasta la iluminación, y la piedra filosofal representaba alguna verdad o poder espiritual oculto que llevaría hasta esa meta. En los textos escritos, los crípticos símbolos alquímicos, diagramas e imaginería textual de las obras alquímicas tardías contienen típicamente múltiples capas de significados, alegorías y referencias a otras obras igualmente crípticas; y deben ser laboriosamente «descodificadas» para poder descubrir su auténtico significado».

Tomado de: http://oldcivilizations.wordpress.com/2013/08/24/el-retorno-de-los-brujos-el-libro-que-marco-toda-una-epoca/

Cover of "The Book of the Damned"
Cover of The Book of the Damned
Русский: Постер фильма "Голем" (1920...
Русский: Постер фильма «Голем» (1920) Français : Affiche de 1920 d’un film muet en noir et blanc allemand : «Der Golem, wie er in die Welt kam» (Photo credit: Wikipedia)
Deutsch: Golem vor der Manufaktur GOLEM in Sie...
Deutsch: Golem vor der Manufaktur GOLEM in Sieversdorf (Photo credit: Wikipedia)
Polski: Zdjęcie z filmu "Der Golem" ...
Polski: Zdjęcie z filmu «Der Golem» (1915) (Photo credit: Wikipedia)
Español: Jorge Luis Borges
Español: Jorge Luis Borges (Photo credit: Wikipedia)
English: reproduction of the Prague Golem Česk...
English: reproduction of the Prague Golem Česky: reprodukce pražského Golema Português: Reproducción del golem de Praga (Photo credit: Wikipedia)

Bibliografía

Jacques, Pawels Louis y Bergier. El Retorno de los Brujos. Tercera. Barcelona: Plaza & Janes, S. A. Editores, Barcelona, 1963.

MEDICINA TRADICIONAL INDÍGENA Y MEDICINA INSTITUCIONALIZADA/CÓDICE DE LA CRUZ BADIANO

Códice de la Cruz-Badiano, tratado soobre la herbolaria utilizada por los chamanes y curanderos aztecas antes de la conquista

© condiciones al final

MEDICINA TRADICIONAL INDÍGENA

Y MEDICINA INSTITUCIONALIZADA.

A  los  investigadores  insertos  en  el  modo  de  pensar  de  la  cultura occidental, no puede escapársenos que existen otras practicas  y realidad  ajenas a nuestra lógica y con diferentes metodologías,  ya  que  pertenecen a cosmovisiones distintas y responden a otros intereses y necesidades.

La Medicina Tradicional es una de  esas  «realidades  diferentes«,  y  solo hasta  fechas muy recientes se le ha empezado a conceder cierta importancia en el proceso salud-enfermedad.

El  I  y  II  TALLER  DE  MEDICINA TRADICIONAL Y MEDICINA INSTITUCIONAL

Fueron organizados  por  FUCOL y llevados  a  cabo  en   Colombia,  el  punto  de mayor insistencia fue la necesidad de incidir en el eje  de  los  programas oficiales  de  medicina  facultativa  y  la  ignorancia  de los que diseñan dichos programas sobre el riquísimo y  complejo  acervo  de   conocimientos  y  practicas curativas de los indígenas, lo  que  origina  un  paternalismo entre  los  que  pretenden  curar  a  sociedades   «incapaces»  para  ello, pretendiendo  protegerlos  y  guiarlos   diseñando   planes   que   ignoran las condiciones especificas de cada grupo y parten del supuesto de que los indígenas están sumidos en la ignorancia y la irracionalidad y perecen pasivamente.

COSMOVISIÓN INDÍGENA

Si bien es cierto que el proceso  de  coloniaje  y dominación que estos grupos han sufrido por varios siglos han impedido un mayor desarrollo de conocimientos, «racionales», y también han detenido el adelanto de sus propias nociones empíricas, los estudios antropológicos y botánicos nos  permiten  ver  que  los  indígenas  tienen  sus  propios  sistemas interpretativos y una cosmovisión característica [holística] sobre el proceso salud-enfermedad y sobre el cuerpo humano y su manejo dentro de un contexto familiar, social y religioso, pues  para  ellos  no  existe  una simple enfermedad,  sino  un  enfermo  inserto  en  un  sistema  cultural,psicológico, emocional  y  religioso,  que  ha caído en una desarmonía y el objetivo  es  volver  a  armonizarlo  con  el  todo.  Por  supuesto  estos conocimientos forman parte de modelos de comprensión y acción articulados y entendidos de manera distinta en cada grupo, según su cultura, ecología, cosmovisión, religión e ideología, y  para  ellos,  el  arte  de  curar se conforma de acuerdo a las relaciones sociales de cada grupo indígena.

Con frecuencia, debido a que el principio integrador es religioso, la curación forma parte del sistema filosófico y entra en el terreno de lo sagrado.  En consecuencia, la curación se lleva a cabo tanto empleando practicas empíricas, como el manejo de la botánica [plantas medicinales], la cura por el agua, masajes, baños con elementos naturales [como vapor, plantas, miel, aguardiente, jugos de frutas, etc.], dietas y otros, así como a elementos mágicos o metafísicos [energía magnética, imposición de las manos, trance, hipnosis, rituales, etc.], aún escasamente comprendidos por la cultura occidental, pues no estamos familiarizados con su racionalidad y sus explicaciones causales, que tienen una concepción y un tratamiento de la enfermedad que no es individual, sino social y en la que se considera que aquella es resultado de un desajuste del individuo, de la familia o del grupo con sus propias pautas sociales.  También se interpreta la enfermedad como efecto de la magia o de fuerzas metafísicas que se han provocado por un comportamiento inadecuado.

EL CHAMÁN O SHAMAN

Portada del Códice De la Cruz.Badiano

Para compararlas, debe tomarse en cuenta que la práctica indígena de la medicina es holística, en tanto que no trata al enfermo como un simple elemento aislado, y para sanarlo, además del uso de plantas medicinales, se convocan elementos sobrenaturales o «mágicos» [como rituales, música, sugestión,  trance  del  chamán,  etc.],   ya  que  el  paciente  es considerado como  parte integrante de un grupo social, al que el chamán debe reintegrar  a su sociedad, involucrando para ello tanto al enfermo como a la familia, y aún su relación con el resto del grupo, reiterando así sus vínculos con éste. Los chamanes [llamaremos genéricamente así a todos los curanderos] y las curaciones a base de plantas medicinales y otros medios, no han sido suficientemente estudiados, pero su poder curativo no puede ser negado y las investigaciones al respecto deberán servir para tener un punto de referencia en cuanto a resultados de la Medicina Tradicional y las plantas medicinales, así como las otras técnicas, en contraposición con la Medicina Institucionalizada.

Para curar, puesto que no es especialista como los médicos occidentales, el chamán cura a todo el conjunto que esta desequilibrado, es decir, trata de equilibrar tanto el cuerpo como la psiquis, la familia y la sociedad.

Aunque sus vías no son científicas [en tanto que lógicas y racionales a la manera occidental] y por lo tanto no son totalmente comprendidas por nosotros, debemos tener en cuenta que sí existe un saber curativo; quizá limitado a los padecimientos que ellos  ya  controlaban  y  curaban  antes de  la  conquista,  pues  las  enfermedades  de  origen  europeo  llegaron cuando  la  cultura  y  los  conocimientos  ya  estaban  dislocados  y sometidos, y esas patologías les eran desconocidas y por lo tanto escapaban a su control, haciéndolos así dependientes, para su curación, de la medicina de sus propios dominadores.

EXPANSIÓN COLONIAL DE ESPAÑA Y ENFERMEDAD

Los españoles, desde la Colonia, controlaron el proceso curativo, y la metrópoli monopolizó las investigaciones y el tratamiento de las enfermedades con miras a la expansión colonial; incluso usando explícitamente la enfermedad como medio de sometimiento o exterminio de poblaciones indígenas, como ha quedado asentado en algunos documentos coloniales (guerra bacteriológica).

CONTAGIO DE VIRUELA DE LOS ESPAÑOLES A LOS AZTECAS

CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO

CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO O CODEX BARBERINI
CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO O CODEX BARBERINI

 

Por  otro  lado,  Hernán Cortés en algunas de sus “Cartas de Relación” que enviaba al Rey de España, mencionaba cómo los chamanes y curanderos aztecas habían curado a los españoles de enfermedades que éstos no conocían y también durante la Colonia se registraron los conocimientos indígenas sobre herbolaria y Medicina tradicional y de ello existe un documento histórico valiosísimo: el CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO» en el cual se registran los medios curativos utilizados por los aztecas antes de la Conquista.

PÁGINA DEL CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO
PÁGINA DEL CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO

Muchos de ellos eran también usados en Europa en esa época; pero algunos han ido siendo «descubiertos»  por  la  medicina    occidental,  mucho  tiempo  después de  que los  aztecas los conocieran y  utilizaran;  por  ejemplo,  los  tres  principales  síntomas  de  la angina  de  pecho,  están  descritos  por  Martin  de la  Cruz200  años antes de que el médico inglés William Haberdeen los describiera.

PÁGINA ILUSTRADA DEL CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO
Página Ilustrada del Códice De la Cruz Badiano.

Este Códice es una de las fuentes mas importantes, desde el punto de vista medico, para conocer la  herbolaria  y  la  Medicina  Tradicional  que  se practicaba en el México Prehispánico,  pues  esta  ilustrado con figuras a colores de hierbas, flores y  arboles  pintados a la manera indígena y nos facilita un enorme caudal de datos acerca de las plantas medicinales y sus usos,  así  como  también  las   aplicaciones  de  las  drogas  utilizadas terapéuticamente y de donde  eran extraídas; pero no solo  eso,  sino  que también tiene enseñanzas sobre  ética  y  moral  para los médicos, que son comparables a los criterios morales de Hipócrates.

Yerbas Medicinales utilizadas por los aztecas, ilustradas en el Códice de la Cruz-Badiano
Yerbas Medicinales utilizadas por los aztecas, ilustradas en el Códice de la Cruz-Badiano
ILUSTRACIÓN DEL CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO

También cabe hacer notar que incluye elementos que se consideran mágicos, poniendo de  manifiesto  que  la  mente  manda  sobre  el cuerpo y que la sugestión y  otros mecanismos sicológicos forman parte muy importante del proceso salud-enfermedad y son esenciales para la curación, desde el punto de vista del paciente.

No sabemos a ciencia cierta si el libro fue escrito para dar a conocer en España los  conocimientos  médicos de los aztecas; si fue así, no llevo a cabo su cometido, pues [quizá debido a que en España no existía la mayoría de las plantas medicinales que se utilizaban aquí, y aunque existieran, no había  médicos  que  las  supieran  o  quisieran  utilizar, a pesar de las indicaciones contenidas en él] dicho libro, tal vez debido a su  falta  de empleo  práctico,  quedó  olvidado  en  la  biblioteca  de  El  Escorial, de donde paso, probablemente en el siglo XVII, a  posesión  del  Cardenal Francisco Barberini, cuando este fue Legado Apostólico en España  [por lo cual también se le conoce como CODEX BARBERINI]; después, el cardenal fue encargado de la Biblioteca del Vaticano y donó el  Códice  a  ésta,  donde permaneció ignorado hasta 1929, cuando fue encontrado fortuitamente por dos investigadores  de Estados Unidos  y  finalmente,  en  mayo  de  1990  fue  obsequiado por el Papa Juan Pablo II, al Presidente de México, Lic. Carlos Salinas de Gortari.

Página del Códice De la Cruz-Badiano

Tanto Martin de la Cruz,  como  Juan  Badiano, fueron alumnos y profesores en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco y se  piensa que el códice fue escrito principalmente para enviarlo como obsequia a Su Majestad, Carlos V, para mostrarle algunas de las riquezas encontradas  en los territorios conquistados para él por Hernán Cortés, esperando que al ver el libro, entre otras cosas, renovara el subsidio al Colegio  de  Santa Cruz de Tlatelolco; lo cual fue logrado un poco después.Este pequeño libro manuscrito, impreso en papel italiano, mide unos 15 por 20  cm.,  está  empastado  en terciopelo  color  guinda,  y  contiene  140 paginas  primorosamente  policromadas  y dibujadas a mano por el  indígena Martin  de  la  Cruzprofesor  de  practicas  medicinales  nahuas, quien lo  escribió  en  este  idioma  en  forma  de  códice;  fue  traducido  al latín por Juan Badiano, otro  indígena  «lector de latín«,   discípulo  de Fray Bernardino de Sahagún.

Nopal, planta utilizada por la medicina tradicional azteca, registrado en el Códice De la Cruz-Badiano.

Este Códice ha sido reproducido en otros países [Hay una copia en el castillo de Windsor, Inglaterra] y fue publicado en Estados Unidos [en Baltimore], por The Maya Society Publication, No. 22, bajo el titulo de:  «THE DE LA CRUZ-BADIANO AZTEC HERBAL OF 1552«; y después en México por Editorial Vargas Rea y El Diario Español, en 1952, bajo el titulo de:  “Libellus de Medicinalibus Indorum HerbisEl Manuscrito Pictórico Mexicano-Latino de Martin de la Cruz y Juan Badiano, de 1552″.

Ojalá que los médicos mexicanos, ya que el original de este Códice está en nuestro país desde hace casi dos décadas, sientan interés en conocer nuestra Medicina Tradicional y la  estudien  con  mente  científica,  pero  también  abierta a  nuevos conocimientos, aunque estos daten de hace mas de cuatro siglos.

LAS COMUNIDADES INDÍGENAS Y LA SALUD

Ritual Curativo de Indígenas de los Andes

Ritual Curativo de Indígenas de Los Andes

Regresando a la  situación de carencia de salud que priva hoy día en las comunidades indígenas, y que es  producto  del  proceso  de  destrucción sociocultural  y  ecológica,  y  no  debida a  una falta de  conocimiento o de incapacidad histórica en lo que a  la  salud  se  refiere,  debemos aceptar  que  dichas  comunidades  en  su  largo  proceso  de adaptación  a  su  ambiente  natural,  generaron  sistemas  de  conocimiento  de  su propio entorno, dando énfasis a la prevención de la enfermedad y tratando esta, cuando se presentaba, como un hecho social.

Los programas institucionales de la medicina occidental, con frecuencia se elaboran en los centros urbanos a partir de un casi desconocimiento del medio para el cual se proponen, además de que menosprecian o ignoran los conocimientos indígenas y se parte del supuesto de que estos son ignorantes y de que se les tiene que guiar y proteger, pero los resultados son muy otros, ya que una vez que pasa la campaña [a veces originada en  intereses puramente políticos], la salud muchas veces resulta empobrecida debido al uso indiscriminado de fármacos o medicinas de patente.

LA MEDICINA OCCIDENTAL INSTITUCIONALIZADA

La medicina institucional esta inmersa en la ideología y los mecanismos de poder occidentales, y debido a ello tiene el monopolio de la salud, ya que incluso, en algunos casos, llega a la  penalización  de  otras  prácticas, como la homeopatía, la acupuntura, etc.

  • ¿Cuáles son las causas de ese etnocentrismo occidental?
  • ¿Y   por que no ha validado el estudio de la medicina tradicional, incorporando a su acervo tan solo una ínfima parte de ese conocimiento ancestral?

Si la razón fundamental de la medicina es la curación  de  las  personas enfermas

  • ¿Por que no se aceptan prácticas que están encaminadas a ello?
  • ¿Cuáles son las  causas  de  la  no  aceptación  de  prácticas  curativas diferentes  [la  etnomedicina  y  otras]  a las de la Medicina Occidental Institucionalizada?

Todas  estas  son  preguntas  que  deberíamos  poder contestar.

Sin menospreciar la medicina institucional, podemos replantear algunos puntos en cuanto a su práctica, pensando en la aplicación de los recursos  existentes en beneficio de las mayorías, puesto que dichos recursos son más accesibles y eliminan -o disminuyen- la iatrogenia[i].


[i] Daño causado por un procedimiento médico o por un médico a su paciente, ya sea por negligencia, ignorancia o mala fe. También daño colateral causado por los medicamentos de patente, que “curan” los síntomas de una enfermedad sin eliminar la causa y además ocasionan otra(s) enfermedad(es).

ALGUNAS DEFINICIONES DE LA MEDICINA TRADICIONAL.

«Las medicinas tradicionales son sistemas terapéuticos validos, pero perfectibles, y que han sido el resultado de experiencias humanas de los pueblos, más al alcance de la gente y menos burocratizados.  En estos y otros aspectos, la medicina moderna tiene un libro de cabecera en los capítulos de la medicina tradicional.  No debe avergonzarnos el tomar del pueblo  todo  aquello  que  puede  ser  útil  para  el  arte  de  curar»: Hipócrates[1].

«La medicina tradicional es un conjunto de conocimientos y prácticas generadas en el seno de la población, transmitidos generacionalmente y que, basada en un saber empírico, ofrece e intenta ofrecer soluciones a    las diversas manifestaciones de la enfermedad, buscando propiciar la salud entre la comunidad.  Este acervo de conocimientos y prácticas Terapéuticas forma parte de la cultura popular y por lo tanto esta sujeto a los cambios y desarrollo de la misma.  La cultura popular, y con Ella su medicina – el arte o la forma de curar- han perdido y heredado, encontrado e incorporado conocimientos diversos a lo largo del tiempo, pero siempre permanece[2]»

«Estudiar históricamente una medicina tradicional implica serios problemas.  Cada grupo humano en el que exista un individuo que conozca el manejo de ciertos problemas de salud y los transmita a descendientes    o discípulos, da lugar a una medicina tradicional que puede enriquecerse a medida que entra en contacto con las practicadas por otras comunidades o, inclusive, adopta elementos curativos procedentes de sistemas médicos de carácter académico[3]»

«[…] La totalidad del conocimiento y de las prácticas, explicables o no, usadas para diagnosticar, prevenir o eliminar un desequilibrio físico, mental o social, y que se refieren exclusivamente a experiencias del pasado y a la observación transmitida de generación en generación verbalmente o por escrito[4]»

CONCLUSIONES:

De las definiciones anteriores, podemos sacar en conclusión que:

La medicina tradicional es un conglomerado de conocimientos pragmáticos  ancestrales aplicados por medio de instrumentos y medios atávicos, transmitidos a través de tradiciones orales o escritas y cuyo objetivo es la conservación y/o  recuperación de la salud del individuo considerado como parte integrante del todo que es la comunidad; aunque no se puede decir que la medicina tradicional sólo es experiencia del pasado transmitida de generación en generación, ni que sólo pertenece a culturas  no occidentales, pues también ocurre que de pronto, en cualquier tipo de sociedad y en cualquier estrato socioeconómico puede surgir un individuo con capacidad de curar, sin que nadie le haya transmitido conocimiento alguno  aunque  la medicina, o arte de curar, es una sola, cada cultura ha desarrollado sus propios procedimientos  y  prácticas  terapéuticas, explicables  o  no,  para  la ciencia que maneja la cultura ahora en el poder.

Por lo anteriormente expuesto, se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que cuando la Medicina Institucional acepte como válido el acervo de conocimientos de la Medicina Tradicional, se verá realmente enriquecida y su objetivo de restablecer, conservar y mejorar la salud será más fácilmente alcanzado, para mayor bienestar de la sociedad.

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© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller

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NOTAS AL PIE


[1] ANZURES y Bolaños, Ma. del Carmen, «Medicinas Tradicionales yAntropología», en : ­Anales de Antropología­, México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, Vol. XV, 1978, p. 161.

[2] LOZOYA, Xavier, «Editorial: A manera de Introducción», en ­RMT­, México, IMEPLAN, Vol II, No. 5, 1978, pp. 3-4.

[3] VIEZCA Treviño, Carlos, «El Papel de la Historia y la Antropología en el Estudio de las Medicinas Tradicionales Mexicanas», en ­RMT­, México, IMEPLAN, Vol. II, No. 5, 1978.

[4] SOFOWORA, Abayoni, «Evolución de la Medicina Tradicional en la Sociedad Contemporánea con Particular Referencia a Nigeria» en ­RMT­, México, IMEPLAN, año 1, No. 1, 1977, p 35.