El entrelazamiento cuántico, descrito como el parteaguas entre la física moderna y la clásica y también llamado “el efecto de Dios”, parece servir como un cordón inmaterial que conecta todas las cosas del universo y tiende un puente entre la materia y el espíritu.
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What is LOVE?- An attempt to create quantum entanglement between two or more macroscopic sentient beings (¿Qué es el AMOR? -un intento de crear entrelazamiento cuántico entre dos o más seres sensibles y conscientes)
En las últimas décadas la física cuántica ha tomado una enorme popularidad entre los no iniciados, principalmente por virar el materialismo característico de la ciencia hacia antiguas filosofías como el idealismo o religiones tan atractivas para la mente posmoderna como el budismo.
Tiende un puente: la ciencia originalmente no se distingue de la filosofía: ambas buscan describir y entender la naturaleza (o el universo); la naturaleza, que en un inicio era concebida como la manifestación visible del espíritu. Es parte de la interpretación popular de la física cuántica (ampliamente criticada por científicos que en ocasiones no logran salir de la ortodoxia): hacer del mundo algo en lo que la mente participa o al menos algo que se parece más a lo mental que a lo inerte y meramente mecánico.
EFECTO DEL OBSERVADOR
Una de las cosas que ha hecho a la física cuántica tan atractiva para la mente popular, con cierta inclinación a la espiritualidad, es que ha demostrado que el acto de observar un objeto afecta el estado de lo que se observa. Este “efecto del observador” se explica por la interacción inevitable entre un instrumento y el fenómeno que se observa.
PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN DE HEISENBERG
Por otra parte, el principio de indeterminación de Heisenberg señala que la posición y el momentum de una partícula no pueden determinarse hasta que no es medida —existe en un estado de superposición, está, por así decirlo, en todas partes antes de ser medida u observada.
ANTROPOLOGÍA
También en antropología ocurre ese fenómeno, pues a pesar de que los antropólogos que observan a un grupo determinado utilicen el método de “observación participante” de Malinowsky, al estar observando al grupo, hace que éste cambie, se modifique, ya que su comportamiento es diferente a cuando no es observado.
PODEMOS CO-CREAR NUESTRO ENTORNO
La interpretación popular, que extrapola el mundo micróscopico, espectral e implicado del quantum al mundo macroscópico, que se caracteriza por el dar sentido: la explicación, ha entendido esto como que al observar cualquier fenómeno, al percibir algo, lo modificamos: la mirada transforma e incluso, bajo cierta influencia del new age, al percibir (o al creer en) algo lo estamos (co)creando.
El escritor Robert Anton Wilson desarolló toda una teoría de psicología cuántica agnóstica de la realidad bajo este principio:
Cada modelo que construimos nos dice más sobre nuestra mente que sobre el universo… el universo es más grande que cualquiera de nuestros modelos… cada descripción del universo es una descripción del instrumento que utilizamos para describir el universo (la mente humana).
ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO
Entre el tesoro de rarezas que descubrió la física cuántica al penetrar en el átomo, probablemente la más significativa y maravillosa sea el entrelazamiento cuántico.
ERWIN SCHRÖDINGER
Desde 1935 el físico Erwin Schrödinger notó una propiedad peculiar en la materia subatómica que llamó ”entrelazamiento” (entanglement, en inglés). Esto es, cuando dos sistemas cuánticos entran en contacto entre sí permanecen conectados instantáneamente, como si fueran parte de un todo indivisible. Schrödinger rápidamente apuntó que esta era la diferencia fundamental entre la teoría cuántica y la física clásica.
LUZ GEMELA
Actualmente el entrelazamiento cuántico se entiende como un proceso en el que una sola función de onda describe dos objetos separados, los cuales comparten una misma existencia no obstante lo lejos que puedan estar entre sí, como si estuvieran unidos por un cordón umbilical invisible o una onda que, en teoría, se puede propagar por todo el universo. Dos partículas que se han entrelazado tienen una descripción definida juntas, pero cada partícula por separada yace en un estado completamente indefinido: podemos decir que no existe la una sin la otra (aunque una partícula pudiera estar en las Pléyades y la otra entrando a tu pupila en la Tierra: photons that did tango, can never untangle). El entrelazamiento cuántico, que ha sido observado principalmente entre fotones, ha sido descrito por Henry Stapp en los términos de “luz gemela” (relacionado con las almas gemelas y almas compañeras también), una “disposición correlacionada a responder”.
ALBERT EINSTEIN Y JOHN BELL
Albert Einstein desdeñó este aspecto de la mecánica cuántica con su famosa frase de “acción fantasmal a distancia”. Einstein, por supuesto, había impuesto un límite de velocidad al universo y no concebía posible un efecto superlumínico. Sin embargo, el físico irlandés John Bell demostró con su famoso teorema que el entrelazamiento cuántico sí ocurre (algo que ha sido confirmado en repetidas ocasiones, como es el caso del famoso experimento de Aspect).
Ahora bien, este misterioso efecto de entrelazamiento a distancia difícilmente se explica por una fuerza física que pueda viajar más allá de la velocidad de la luz para transmitir un estado cuántico entre dos partículas (de existir ciertamente se mantiene fantasmal). Bell describió esta conexión entre partículas como “no-local”, es decir que no tiene una ubicación en el espacio.
VUDÚ DE LA FÍSICA
Dice Nick Herbert:
Las interacciones no-locales, de existir, serían una especie de vudú de la física (el vudú mágico de culturas ancestrales consistía en lo que James Frazer llamó Magia simpática:
“Las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan recíprocamente a distancia, aún después de haber sido cortado todo contacto físico: ley de contacto o contagio. De este principio deduce (el mago o chamán) que todo lo que haga con un objeto material afectará de igual modo a la persona con quien este objeto estuvo en contacto, haya o no formado parte de su propio cuerpo. y los basados sobre la ley de contacto o contagio podrán llamarse de magia contaminante o contagiosa”, Frazer).
en el que una partícula influye en la otra, no a través de una fuerza de campo convencional, sino simplemente porque se han tocado alguna vez en el pasado distante (lo mismo que pasa con las almas gemelas y hasta con las almas compañeras: una vez que han encarnado juntas, seguirán encontrándose en posteriores reencarnaciones y siguen en contacto espiritual o energético aún estando uno encarnado y el otro no).
Pese a observarse en el laboratorio repetidas veces este fenómeno que afecta a los bloques fundacionales de la materia que conforma a todas las cosas del universo, existe cierta renuencia a darle importancia al entrelazamiento cuántico. Quizá de deba a que los científicos se rehusan a aceptar que apenas están “descubriendo” algo que los chamanes sabían desde la prehistoria.
Nuestra vida en el mundo macro discurre sin detenernos a pensar en lo que significa que todas las partículas que han estado en contacto entre sí tengan esta propiedad de conexión cuántica instántanea: no se nos ocurre pensar que estamos entrelazados con ciertas personas, con ciertos objetos, con ciertas ideas que siguen influyéndonos a distancia.
Recientemente, sin embargo, científicos han notado que diversos fenómenos “macroscópicos” —como la fotosíntesis y la navegación de las aves— parecen estar ligados al entrelazamiento cuántico. Aún más interesante es la teoría de que nuestro ADN se mantiene unido debido a esta conexión cuántica.
ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO Y ADN
Elisabeth Rieper y colegas de la Universidad Nacional de Singapur dicen que este entrelazamiento es lo que mantiene unida la doble hélice del ADN. Según el sitio Technology Review de MIT, Rieper y sus colegas usaron un modelo teórico del ADN en el que cada nucleótido consiste en una serie de electrones orbitando un núcleo cargado positivamente. El movimiento de la nube negativa es un oscilador armónico. Cuando los nucleótidos se unen para forma un par de bases, las nubes deben de oscilar en direcciones opuestas o la estructura no será estable. Rieper y sus colegas se preguntaron qué le sucedería a esas oscilaciones si los pares bases estuvieran apilados en una doble hélice. La hélice debería de vibrar y deshacerse, pero esto no sucede, ya que las oscilaciones ocurren como una serie de estados de superposición —lo que significa que oscilan en todos los estados posibles al mismo tiempo. Un entrelazamiento cuántico lo mantiene todo unido [Daily Galaxy].
Que el ADN esté unido por entrelazamiento cuántico es altamente significativo, y por otra parte algo que podría anticiparse bajo cierto entendimiento de la selección natural y la evolución.
Siendo que el ADN es fundamentalmente un programa (bio)informático que ha logrado replicarse con éxito —una especie chip cósmico o libro orgánico (¿el axis mundi[i] de la galaxia?)— y que la forma más efectiva de transmitir información de la cual tenemos conocimiento es el entrelazamiento cuántico, es lógico pensar que el código genético esté vinculado entre sí de esta forma: con el pegamento más potente del universo (curiosamente es esa “oscilación de todos los estados posibles al mismo tiempo” lo que le da cohesión, una especie de omni-potencia cuántica).
Además de la teoría expuesta por los investigadores de la Universidad de Singapur, el Premio Nobel de Química Luc Montagnier publicó el año pasado un trabajo en el que sugiere que el ADN emite señales electromagnéticas que imprimen su estructura en otras moléculas, algo similar a una teleportación de información, o en otras palabras entrelazamiento cuántico.
El experimento realizado por Montagnier ha generado gran controversia y poca aceptación entre la comunidad científica, de cualquier forma avanza hacia una elegante intuición —que parece reflejarse en la naturaleza. Aún menos aceptado es el trabajo del científico ruso Pjotr Garjaje quien sostiene que el ADN es similar a un Internet cósmico.
LA GENÉTICA Y LA INFORMÁTICA
De hecho, Pjotr y su equipo encontraron más paralelos aún entre la genética y la informática. Especulan que la estructura del “ADN basura” (el “segundo código” similar a la gramática del lenguaje humano) y su posibilidad de modificación, se deben a que el ADN no acumula toda la información necesaria en cada momento, sino que intercambia información permanentemente (la recibe, modifica y emite), de la misma forma que lo hace una computadora conectada a la web. Cada persona sería, siguiendo esta línea argumental, un nodo de una red o sistema (como Internet) que involucraría a muchos más individuos-nodos.
Hay que aclarar que Pjotr es una figura de bajo perfil, aparentemente miembro de la Academia de Ciencias de Moscú según algunos sitios web, de quien se tiene poca información y quien cree que el ADN no solo puede modificarse a través de la interacción de rayos de luz coherente (como lásers), también a través de las palabras —de manera similar a lo que sostiene Masuro Emoto con las moléculas de agua.
Aclarando esto —que nos alejamos de la ciencia establecida— la posibilidad de que el ADN de un ser vivo no solo esté en un estado de entrelazamiento cuántico con cada una de sus células, sino con otros miembros de su especie (y quizás con todo el universo), es muy interesante. Es una forma de explicar la fascinante teoría de los campos mórficos del biólogo Rupert Sheldrake, quien sostiene que existen campos de información que organizan el desarrollo de una especie y sirven con una memoria de la naturaleza —de tal forma que se pueden transmitir hábitos y mutaciones de manera horizontal, sin tener que pasar de generación a generación.
En 1920 el embriólogo Alexander Gurwitsch descubrió que los seres vivos emiten fotones “ultra-débiles” dentro del espectro ultravioleta. Gurwitsch los llamó “rayos mitogénicos”, ya que creía que estos fotones tenían un papel importante en la división celular del campo morfogenético, es decir, en el desarrollo de la estructura morfológica de un ser vivo.
BIOFOTONES
En la década de los 70 el profesor Fritz Albert Popp descubrió que esta emisión de luz, a la que llamó biofotones, se presentaba en un rango de entre 200 y 800 nm y que exhibía un patrón periódico y coherente. Popp teorizó que los biofotones son producidos por el ADN en el núcleo de las células. Esto fue demostrado en los años ochenta. El Dr. Jeremy Narby escribió en su libro The Cosmic Serpent:
ADN FUENTE DE CONOCIMIENTO Y VISIONES DE CHAMANES
“Como el axis mundi de las tradiciones chamánicas, el ADN tiene una forma de escalera torcida (o una viña); de acuerdo a mi hipótesis, el ADN era, como el axis mundi, la fuente del conocimiento y las visiones chamánicas. Para estar seguro tenía que entender cómo el ADN podía transmitir información visual. Sabía que emitía fotones, que son ondas elctromagnéticas, y me acordé de lo que Carlos Perez Shuma me había dicho cuando comparó a los espíritus con ‘ondas de radio’. Una vez que prendes la radio, las puedes sintonizar. Es lo mismo con los espíritus; con la ayahuasca los puedes ver y escuchar. Así que investigué la literatura sobre fotones de origen biológico […]”
Narby formuló la hipótesis de que cuando los ayahuasqueros del Amazonas dicen comunicarse con los espíritus de las plantas, de sus ancestros o de la naturaleza, en realidad se están comunicando con el ADN de esas plantas o con su propio ADN (el cual tiene un campo holográfico) —y de esta forma obtienen información sumamente difícil de obtener por métodos de prueba y error, como fue en su momento el descubrimiento del curare. «Esta es la fuente del conocimiento: el ADN, viviendo en el agua y emitiendo fotones, como un dragón acuático escupiendo fuego».
MISTICISMO, FÍSICA CUÁNTICA E INFORMÁTICA
Existe en la profundidad del misticismo humano una identidad entre el espíritu y la información, que ha sido recuperada con la física cuántica y con la era de la informática.
Del gnosticismo al Internet.
De Hermes a MSN.
It from bit.
De la magia a la física cuántica.
(“Ley de contacto o contagio: las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan recíprocamente a distancia, aún después de haber sido cortado todo contacto físico. Por este principio, de magia contaminante o contagiosa –magia simpática, James Frazer- todo lo que haga el mago con un objeto material afectará de igual modo a la persona con quien este objeto estuvo en contacto[1] (esto se ha usado ancestralmente en el vudú y otras magias chamánicas y ha sido comprobada por la ciencia actual, como la física cuántica).
Heisenberg escribió: “los átomos no son cosas, son solo tendencias, así que en vez de pensar en cosas, debes de pensar en posibilidades. Todos son posibilidades de conciencia”.
LA INFORMACIÓN PROGRAMA LA MATERIA
Ervin Lazlo ha dicho que “la información es el software del universo“. Vemos hoy claramente que la información es lo que programa a la materia, lo que de alguna manera arde al interior del cuerpo (la manifestación más conspicua de aquello que llamamos alma —”el sol invisible”— es la información, el código). La versión de Erik Davis del Génesis:
LA “INFO”
En el principio era la Info, y la Info estaba con Dios, y la Info era Dios.
Davis, en su texto Images of Spiritual Information, añade: “El medio es el mensaje y el mensaje es el espíritu al interior que viene de fuera, señal y ruido cruzando las fronteras entre sí en el flujo feroz del desdoblamiento”.
LOGOS O ESPÍRITU Y EL ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO
Si el Logos o Espíritu en verdad es omnipresente, entonces debe de contar con los servicios de mensajería instantánea del entrelazamiento cuántico. No por nada el escritor Brian Clegg ha titulado su libro sobre el entrelazamiento cuántico “El Efecto de Dios“, como si este fuera el resultado de la materialización de la divinidad en el universo: el sello elástico de la unidad.
Según el físico Nick Herbert, el teorema de Bell revela que los hechos que experimentamos en el mundo “no pueden ser simulados por una realidad local subyacente. Cualquier realidad que se ajuste a los hechos debe de ser no-local […]. El teorema de Bell muestra que debajo del mundanal ruido de nuestra existencia local yace oculta una realidad cuántica vudú conectada superlumínicamente que es necesaria para que este mundo ordinario opere”.
EL MAYA Y LA MATRIX
Esta realidad subyacente es lo que David Bohm llamó el orden implicado, un mar de energía del cual se desprende nuestra existencia apenas como la onda que se forma sobre la superficie de un lago cuando se lanza una piedra. Es también lo que Arthur Schopenhauer llamó el Mundo de la Voluntad (nuestra realidad explícita es el Mundo de la Representación: el Maya, la Matrix). Es también el mundo del Nahual, que expone Don Juan Matus según Carlos Castaneda y que podría ser parte de la tradición oculta tolteca.
EL BRAHMAN
Es el mundo del Espíritu, el Brahman. El entrelazamiento cuántico parece ser el cordón umbilical (de luz comunicante) entre la dimensión de unidad divina absoluta y el mundo material de la multiplicidad, que es una falsa caída o división, ya que, por el mismo entrelazamiento cuántico, el Espíritu sigue irradiando, transmitiéndose a sí mismo a través de nosotros. In-formándonos.
[i] Axis mundi o ‘eje del mundo’ es un símbolo ubicuo presente en numerosas culturas. La idea expresa un punto de conexión entre el cielo y la tierra en el que convergen todos los rumbos de una brújula. En este punto, los viajes y las correspondencias son hechas entre reinos superiores e inferiores.1 La comunicación de los reinos inferiores puede ascender a los superiores y las bendiciones de estos reinos superiores pueden descender a los inferiores y diseminarse por todos ellos.2 Este espacio funciona como ombligo y punto de partida del mundo http://es.wikipedia.org/wiki/Axis_mundi
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Mis queridos amigos, estoy muy afligida, pues Daniel Álvarez Benítez, Danshaggy Alv como lo conocen algunos de ustedes, está en el hospital (en Mexicali, Baja California, México), con dos costillas fracturadas y neumonía, no sé aún qué tan grave, pero si su doctora me avisó, creo que bastante.
Les pido a todos los que creen en el poder de la oración, que oren por él, por su pronta y total recuperación. y si pueden compartirlo, la cadena de oración será mayor y más efectiva.
Se los agradezco infinitamente y les mando bendiciones y muchos abrazos de luz, como también se los envío a él, para su total y pronta recuperación.
Disculpen si me repito, no estoy muy calmada como para escribir.
Los quiero a todos y les agradezco su solidaridad y ayuda.
Sí, sí podemos, nuestra mente es mucho más poderosa de lo que imaginamos, pero no sólo a través del pensamiento positivo, sino de potenciar la conexión entre la mente particular y la gran Mente Universal o Inconsciente Colectivo, Campo Morfogenético o como se le quiera llamar a esa Energía que lo es Todo.
Hay una escuela que enseña a controlar nuestra propia mente, en la que dicen que lo que necesitamos son:
Deseo
Creencia
Expectación
Primero necesitamos saber qué queremos y desearlo fervientemente.
Después creer, estar seguros, de que lo podemos lograr.
Y finalmente:
Expectación: esperarlo con la seguridad de que ya lo obtuvimos, vernos ya teniendo eso que tanto deseamos.
Yo he logrado que se me cumplan deseos, pero aún no lo hago de la manera correcta, me sé la teoría, pero me falla la práctica.
En primer lugar, sí debe uno ser específico, y estar seguro de que se va a cumplir, sólo que hay que tener mucho cuidado en las palabras usadas y en incluir todos los detalles, porque se nos cumple tal y como lo pedimos, si se nos olvida mencionar el dinero, por ejemplo, se cumplirá lo demás, pero sin el dinero, o si queremos, por ejemplo un auto, debemos pedirlo con todas las especificaciones, pero si no decimos: «que sea mío, con la factura a mi nombre y el tiempo que queremos tenerlo, además de lo que estamos dispuestos a pagar por el (y no me refiero sólo a costo monetario, puede tener un costo mayor en salud, o en amor, o en otra cosa)» podríamos no obtener lo que que queremos; lo digo porque me pasó, quería yo un auto y especifiqué, marca, modelo, año colores y con chofer ¡todo se me concedió, por tres semanas, auto prestado, no mío y el costo fue una cirugía mayor. ¡Cuidado!
Cuando pedí a mi pareja perfecta, con todas las especificaciones, menos responsable, trabajador y con buenos ingresos (yo daba eso por hecho), ¡se me concedió! pero sin esas cualidades.
Mi última pareja la pedí que estuviera lejos, porque no quería tener una relación real, sólo virtual ¡cómo me arrepiento ahora! mi relación es virtual y ahora anhelo que sea real, pero se me cumplió lo pedido… el reto es cambiar las especificaciones ahora que cambié de parecer.
Y podría contarles muchos ejemplos, así que cuidado con cómo lo pedimos.
Un ejemplo diferente es algo que se me concedió casi en su totalidad:
Estando en la peor situación económica que he estado en mi vida, viviendo fuera de la capital (Ciudad de México) yo deseaba algo muy específico, regresar a vivir a la Ciudad de México y volver a trabajar con un jefe específico J.G. Cañibe, con quien había trabajado en una concesionaria de PEMEX, en un terreno donde entraban los camiones de la empresa (pipas) la entrada era de terracería, en tiempos de lluvia, puro lodo, las oficinas eran una caseta grande, de láminas y con mobiliario apenas aceptable, después de trabajar en una gran empresa trasnacional con el Director General (puesto al que renuncié por acoso sexual), fue un paso descendente, pero el jefe era una gran persona y además me admiraba, pero sólo me contrató mientras su secretaria tenía permiso de maternidad.
Pues bien, lo que yo pedía en específico, era volver a trabajar con él, medio tiempo, en una oficina bonita, que estuviera en Av. Insurgentes o Paseo de la Reforma (las dos avenidas más importantes de Ciudad de México), ah y también quería que hubiera una guardería infantil para mi pequeño de 3 años y bueno ¡pues lo logré! al mudarnos a la Ciudad de México, llamé a mi ex jefe a pedirle trabajo y él me dijo que justamente su papá, J G. Camacho, se había jubilado y puesto una oficina ¡en Insurgentes!, pero que sólo necesitaba secretaria de medio tiempo. Yo vivía a una cuadra de Insurgentes y encontré una guardería a la mitad del camino, lo único que falló es que en lugar de trabajar con mi ex jefe, lo hice para su papá, pero ni yo lo podía creer ¡todo se me concedió! y con un buen sueldo, además.
Otra cosa, para evitar los «costos» no monetarios, diseñen una frase u oración, la mía es:
«Por la voluntad Divina, en nombre de Jesucristo y de María, en armonía para todos, bajo la gracia y de manera perfecta»
Sé que con eso se reducen mucho las posibilidades, pero si se concede, es en armonía para todos, sin afectar a nadie. y sin karmas ni costos exagerados para mí. Haz una frase de «seguridad» para evitar malas sorpresas y realiza tu pedido, sólo recuerda que:
«Cuando los dioses quieren castigarte, te conceden lo que pides», dicen los chinos.
¿Entonces? ¿te estoy diciendo que puedes hacer tu realidad, o que no te atrevas?
Te digo que la puedes cambiar (no todo. Cuando ya está establecido por nosotros mismos desde antes de reencarnar, no se puede, pero lo dejado al libre albedrío, sí es posible cambiarlo, sólo te estoy advirtiendo de los peligros para que se te cumplan tus deseos sin problemas.
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Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación y regresiones a vidas pasadas.
La atracción mental es mucho más fuerte que la física; de una mente no te liberas ni cerrando los ojos
El siguiente texto me lo encontré en Facebook, poco comparto de ahí, pero este artículo me fascinó, porque lo siento totalmente cierto, yo me enamoro de la mente del hombre, no de su físico y menos de su cuenta de banco, lo que cuenta es que sea inteligente, culto, y sobre todas las cosas, que piense de manera semejante a lo que yo pienso y ahí está el gran problema, mi manera de pensar es muy «sui géneris», no es fácil encontrar alguien que esté de acuerdo conmigo, de modo que cuando lo encuentro, si además hay ese «algo» más, en su forma de ser, tierno, dulce, buen corazón, romántico, expresivo, responsable, altruista, etc., pues me saqué la lotería, pero aquí vamos a concentrarnos en la mente:
“Si te enamoras de un cuerpo tiene solución, si te enamoras de una mente, estás perdido.”
Una frase que últimamente da vueltas por toda la red y que nos da mucho que pensar ¿Habías leído o escuchado esta gran verdad? ¿Quién se puede escapar de ella?.
Cuando conocemos a una persona lo primero que nos llama la atención sin duda, es su físico, y la belleza es muy subjetiva, cada persona tiene sus rasgos distintivos. Es aquí donde entra en juego la atracción la cual es la parte química del amor, la responsable del interés o deseo que experimentamos hacia esa persona. La atracción puede ser: física, mental o ambas.
No podemos negar lo bien que se siente imaginar besar, tocar, sentir a esa persona que tanto nos gusta, sentir ese placer sexual que nos hace viajar por un mundo de imaginación y fascinación. Pues esa atracción es en la que primeramente pensamos, la física. Es la sensación más normal.
Pero una relación no sólo esta basada en atracción física, y si lo piensas así, lo más seguro es que no va a durar mucho.
Sí, es una buena base, pero ¿qué pasará después de hacer el amor? ¿de qué hablarán? ¿qué harán? Lo más seguro es que el placer y la felicidad que sentirás será momentánea.
Y es ahí donde entra en juego la atracción mental. Pero no todas las parejas la tienen, es un tipo de atracción donde se siente una verdadera conexión. Muchos hasta podrían sentirse intimidados ante tal tipo de conexión producida por la forma de ser, pensar y actuar de la persona. Y es que hay que admitirlo, es difícil liberarnos cuando alguien se nos mete en la cabeza y de cuyas palabras no podemos desprendernos. Por lo que te puedo decir, que si te hace reír, será tuya, pero ¿si te hace pensar? NO LA OLVIDARÁS.
Lo que atrae de una personalidad así es que te hace pensar, que te cuestiona, te reta, te ofrece una conversación inteligente, a la altura, con humor, sus opiniones no son comunes como las de la mayoría. Es poder hablar casi de todo, es estar dispuesto a aprender, pero también a enseñar. Atrae porque sabe mirar más allá de lo físico, de lo que hay, pero también te sabe mirar muy bien a los ojos. Es un poco extraña, te hace reír, te hace enamorarte. Es esa que si tu mirada se pierde en el infinito ella puede leer tus pensamientos o simplemente darse cuenta si te pregunta qué tienes, que el “nada” significa “todo”. Una mente así siempre te motivará a superarte y ser mejor cada día. Lo nuevo, lo diferente, eso que no es fácil de encontrar. Es de lo que se trata ese encarcelamiento mental; día y noche dándole vueltas al mismo nombre, a esa mirada segura y esas palabras que nos supieron captar. ¿Cómo huir cuando es uno mismo el que se termina por secuestrar? Al corazón se le atribuyen los sentimientos, pero la mente sí que sabe cómo enamorar.
Y es que poseer la mente de alguien no es como poseer el cuerpo. Es mucho más. Es hacer el amor sin límites. Es permanecer en la misma locura como el mejor lugar del mundo.
La atracción mental es fatal porque quiebra la voluntad de la persona que ha sido capturada. Y la persona conquistada no siente resistencia, hasta que logre romper este especie de hechizo mental. El principio del verdadero placer existe más allá de lo que se exprese o piense.
Si te enamoras de una mente lo identificarás desde el momento que la ves: básicamente porque te sientes muy a gusto.
Si te enamoras de una mente no sabrás a dónde ir, porque ella tiene el poder de volver loco a cualquiera. Es que es tan difícil conseguir a una persona así, que de verdad sobresalga de los demás. que la hace todavía más interesante. La belleza no está ligada a la inteligencia, es algo que nunca dejaré de decir, y si de verdad quieres enamorarte, asegúrate de que haya atracción mental porque de esa, de esa es casi imposible huir.
“Sentir atracción física es para todos, sentir atracción mental, no para cualquiera”
Escrito por: KarlaGalleta
Y ya, si voy a añadir mis opiniones, pues podría decir que la clase de amor que aquí se ha mencionado, es un amor de varias vidas, es amor de almas gemelas o almas compañeras, que están unidas desde siempre y para siempre, con el alma, la mente y el cuerpo físico.
El dispositivo, controlado por los pensamientos de varias personas, ha sido probado inicialmente en cultivos de células humanas y en ratones.
Un interruptor controlado por el pensamiento que permite activar genes para que produzcan proteínas a voluntad. Aunque parezca una idea para una película de ciencia ficción, investigadores de la Universidad de Basilea, en Suiza, la han convertido en una realidad.
Martin Fussenegger, que lidera la investigación, explicó que, por primera vez, se han podido utilizar las ondas cerebrales humanas, transferirlas de forma inalámbrica a una red de genes y regular así la expresión de un gen en función del tipo de pensamiento.
El dispositivo, controlado por los pensamientos de varias personas, ha sido probado inicialmente en cultivos de células humanas y en ratones.
Los investigadores, que publicaron su trabajo en Nature Communications, utilizaron una proteína humana fácil de detectar, la fosfatasa alcalina secretada (SEAP), que se difunde desde una diminuta cámara de cultivo del implante al torrente sanguíneo del ratón.
La fuente de inspiración, según dicen, fue el juego Mindflex, salido al mercado en 2009 y que aparentemente utilizaba las ondas cerebrales para hacer levitar una pelota.
Los jugadores llevan un casco especial con un sensor que registra las ondas cerebrales y las transfiere a un dispositivo que controla un ventilador capaz de guiar una pequeña bola a través de una serie de obstáculos.
El poder de la mente
En su trabajo, los investigadores utilizaron, al igual que en el juego, un casco para medir, mediante un electroencefalograma las ondas cerebrales, que se analizan y se transmiten a través de Bluetooth a un dispositivo que genera un campo electromagnético.
Según la ley de Faraday, ese campo electromagnético genera una corriente eléctrica, que va a una lámpara LED que emite luz en el rango del infrarrojo cercano. Esa luz pone en funcionamiento a unas células modificadas genéticamente para producir proteínas.
Para su labor, los investigadores utilizaron una tecnología reciente, la optogenética, que permite activar y desactivar células a voluntad.
El dispositivo,controlado por los pensamientos de varias personas ha sido probado inicialmente en cultivos de celulas humanas y en ratones.
Un LED infrarrojo controlado con el pensamiento pone en marcha la producción de una molécula en una cámara de cultivo.
Los estudiosos eligieron la luz del infrarrojo cercano pues no es perjudicial para las células humanas, puede penetrar profundamente en el tejido y permite rastrear a simple vista el funcionamiento del implante.
Según Fussenegger «ser capaces de controlar la expresión génica a través del poder del pensamiento es un sueño que hemos estado persiguiendo durante más de una década».
El investigador dijo que este estudio es la primera prueba de que esta tecnología podría ayudar a combatir enfermedades neurológicas como los dolores de cabeza crónicos o la epilepsia.
Por ejemplo, los patrones de ondas cerebrales específicas que ocurren antes de un ataque de epilepsia podrían utilizarse para desencadenar la liberación de tratamiento antes de que el paciente sea consciente de que está ocurriendo.
«En pacientes con dolor crónico, creemos que hay patrones de dolor específicos. Y nos gustaría filtrar estos y tener implantes que previenen la aparición o atenúan la situación de dolor total».
Martyn Boutelle, profesor de ingeniería de sensores biomédicos del Imperial College de Londres, dijo: «Al unir estas tecnologías muy distintas los autores muestran la primera prueba de principio de cómo, en el futuro, puede ser posible que los pacientes aprendan a utilizar los estados mentales para controlar implantes de bioingeniería que liberan terapias de alivio». Leer el artículo en News Republic
Hace muchos años leí este impactante libro, que me abrió muchas puertas a lo desconocido de la mente humana, la parapsicología, el misticismo y el realismo fantástico. Tiempo después, pude experimentar algo de lo que leí en él y muchas cosa más.
Quiero compartirles uno de los capítulos que más mella hicieron en mi mente.
Los pioneros: Balzac, Hugo, Flammarion. —Jules Romains y la cuestión más vasta. Fin del positivismo. —¿ Qué es la parapsicología? — Hechos extraordinarios y experimentos ciertos. — El ejemplo del Titanic — Visión. — Precognición y sueño. — Parapsicología y psicoanálisis. — Nuestro trabajo excluye el ocultismo y las falsas dencias. — En busca de la maquinaría de las profundidades.
El crítico literario filósofo Albert Béguin sostenía que Balzac era un visionario más que un observador. Esta tesis me parece exacta. En una novela admirable, Le Réquisitionnaire, Balzac prevé el nacimiento de la parapsicología, que se realizará en la segunda mitad del siglo xx e intentará fundar como ciencia exacta el estudio de los «poderes psíquicos» del hombre.
«A la hora precisa en que Madame De Dey moría en Carentan, su hijo era fusilado en el Morbihan. Podemos sumar este hecho trágico a todas las observaciones sobre las simpatías que desconocen las leyes del espacio; documentos que coleccionan con sabia curiosidad algunos hombres solitarios y que servirán un día para asentar las bases de una ciencia nueva a la que falta hasta el día presente un hombre de genio.»
En 1891, Camille Flammarion declaraba:1
«Nuestro fin de siglo se parece un poco al del siglo precedente. El espíritu empieza a cansarse de las afirmaciones de la filosofía que se califica de positiva. Creemos adivinar que se equivoca… «¡Conócete a ti mismo!», decía Sócrates. Desde hace millares de años, hemos aprendido una enorme cantidad de cosas, excepto la que más nos interesa. Parece que el espíritu humano actual tiende, por fin, a obedecer la máxima socrática.»
Una vez al mes, Conan Doyle venía de Londres a visitar a Flammarion en el Observatorio de Juvisy y a estudiar con el astrónomo fenómenos de evidencia, de apariciones y materializaciones, por lo demás bastante dudosas. Flammarion creía en los fantasmas y Conan Doyle coleccionaba «fotografías de hadas». La «ciencia nueva» presentida por Balzac no había nacido aún, pero se sentía ya su necesidad.
Victor Hugo había dicho, formidablemente, en su desconcertante estudio sobre William Shakespeare:
«Todo hombre lleva su Patmos dentro de sí. Es libre de subir o no subir a este terrible promontorio del pensamiento, desde el cual se perciben las tinieblas. Si no va a él, permanece en la vida ordinaria, en la conciencia ordinaria, en la fe ordinaria, en la duda ordinaria, y así está bien. Para el descanso interior es sin duda lo mejor. Si sube a la cima, queda preso en ella. Se le aparecen las profundas olas del prodigio. Y nadie puede ver impunemente aquel océano… Se obstina en el abismo absorbente, en el sondeo de lo inexplorado, en el desinterés de la tierra y de la vida, en la entrada de lo prohibido, en el esfuerzo por palpar lo impalpable, por mirar lo invisible; y vuelve allí, y vuelve de nuevo, y se acoda, y se abalanza, y da un paso, después dos, y así es como uno penetra en lo impenetrable, y así es como uno avanza en el ensanchamiento sin límites de la condición infinita.»
1. Le Fígaro ¡Ilustré, noviembre de 1891.
En cuanto a mí, tuve en 1939 la visión precisa de una ciencia que, al aportar testimonios irrecusables sobre el hombre interior, obligaría pronto al espíritu a una nueva reflexión sobre la naturaleza del conocimiento, y, poco a poco, llegaría a modificar los métodos de toda la investigación científica en todos los terrenos. Tenía yo diecinueve años, y la guerra me sorprendía cuando había decidido consagrar mi vida al establecimiento de una psicología y de una fisiología de los estados místicos. En aquel entonces, leí en la Nouvelle Revue Française un ensayo de Jules Romains: «Respuesta a la cuestión más vasta», que vino inesperadamente a reforzar mi posición. Este ensayo fue, también, profetico. Después de la guerra nació, en efecto, una ciencia del psiquismo, la parapsicología, que está hoy en pleno desarrollo, mientras que en el seno mismo de las ciencias oficiales, como las matemáticas o la física, el espíritu cambiaba en cierto modo de plano.
«Yo creo —escribía Jules Romains— que la principal dificultad del espíritu humano reside menos en alcanzar conclusiones verdaderas dentro de un cierto orden o en ciertas direcciones, que descubrir el medio de acordar las conclusiones a que llega trabajando en diversos órdenes de realidad, o emprendiendo diversas direcciones que varían según las épocas. Por ejemplo, le resulta muy difícil poner de acuerdo las ideas, en sí mismas muy exactas, a que le ha llevado la ciencia moderna sobre la base de los fenómenos físicos, con las ideas, tal vez también muy ciertas, que había encontrado en las épocas en que se ocupaba principalmente de las realidades espirituales o psíquicas, y que aún hoy en día reclaman para sí los que, ajenos a los métodos físicos, se consagran a investigaciones de orden espiritual o psíquico.
No pienso en absoluto que la ciencia moderna, a la que a menudo se acusa de materíalismo, se vea amenazada por una revolución que arruinaría los resultados de que se siente segura (sólo pueden estar amenazadas las hipótesis demasiado generales o prematuras de las que no está segura). Pero sí que puede encontrarse un día frente a resultados tan coherentes, tan decisivos, alcanzados por los métodos llamados en general «psíquicos», que le será imposible considerarlos, como hasta ahora, nulos y sin valor. Muchas personas se imaginan que, llegado aquel momento, las cosas se arreglarán fácilmente, limitándose la ciencia llamada «positiva» a conservar tranquilamente su campo actual, y dejando que se desarrollen fuera de sus fronteras aquellos otros conocimientos que trata ahora de supersticiones o relega al terreno de lo «incognoscible» abandonándose despectivamente a la metafísica.
El día en que se confirmen —si llegan a confirmarse— muchos de los resultados más importantes de la experimentación psíquica, se llamarán oficialmente «verdades» y atacarán a la ciencia positiva en el interior de sus fronteras; y será necesario que el espíritu humano que hasta ahora, y por miedo a las responsabilidades, finge no ver el conflicto, se decida a realizar un arbitraje. Será una crisis muy grave, tan grave como la provocada por la aplicación de los descubrimientos físicos a la técnica industrial. La vida misma de la Humanidad sufrirá una transformación. Creo esta crisis posible, probable e incluso muy próxima.»
Una mañana de invierno, acompañé a un amigo a la clínica donde debían operarle de urgencia. Empezaba a clarear, y caminábamos bajo la lluvia, buscando ansiosamente un taxi. La fiebre había hecho presa en mi vacilante amigo, el cual, de pronto, me señaló un naipe cubierto de barro que yacía en la acera.
—Si es un comodín —me dijo—, todo irá bien.
Cogí la carta y le di la vuelta. Era un comodín.
La parapsicología trata de sistematizar el estudio de hechos de esta naturaleza, por acumulación experimental. ¿Está el hombre normal dotado de un poder que no utiliza casi nunca, simplemente, según parece, porque le han persuadido de que no lo tiene? La experimentación realmente científica parece eliminar completamente la noción del azar. Tuve ocasión de participar, en compañía de Aldous Huxley, como miembro destacado, en el Congreso Internacional de Parapsicología de 1955, y después he seguido los trabajos americanos, suecos y alemanes de los médicos y psicólogos dedicados a esta investigación. No puede dudarse de la seriedad de estos trabajos. Si la ciencia, con reticencia desde luego legítima, se mostraba reacia a los poetas, la parapsicología podría sacar de Apollinaire una excelente definición:
Todo el mundo es profeta, querido André Billy,
pero hace tanto tiempo que se dice a la gente
que no tiene porvenir, que es ignorante para siempre
e idiota de nacimiento,
que se lo ha creído y nadie piensa siquiera
en preguntarse si conoce o no el porvenir.
No hay espíritu religioso en todo esto
ni en las supersticiones ni en las profecías
ni en todo lo que llaman ocultismo;
hay ante todo una manera de observar la Naturaleza
y de interpretar la Naturaleza
que es muy legítima.1
La experimentación parapsicológica parece demostrar que existen, entre el Universo y el hombre, relaciones distintas de las establecidas por los sentidos habituales. Todo ser humano normal podría percibir los objetos a distancia o a través de los muros, influir en el movimiento de los objetos sin tocarlos, proyectar sus pensamientos y sus sentimientos en el sistema nervioso de otro ser humano, y, en fin, conocer a veces el porvenir. Sir H. R. Haggard, escritor inglés muerto en 1925, en su novela Maiwa’s Revenge, hace una descripción detallada de la evasión de su héroe, Alian Quatermain Éste es capturado por los salvajes cuando escala una pared rocosa. Sus perseguidores le tienen agarrado por un pie: él se libra disparándoles un pistoletazo paralelamente a su pierna derecha. Algunos años después de la publicación de la novela, se presentó un explorador inglés en casa de Haggard. Vino especialmente de Londres para preguntar al escritor cómo había podido enterarse de su aventura en todos sus detalles, pues no había hablado de ella a nadie y quería ocultar aquella muerte.
1. Apollinaire, Calligrammes.
En la biblioteca del escritor austríaco Karl Hans Strobl, muerto en 1946, su amigo Willy Schrodter hizo el siguiente descubrimiento:
«Abrí sus propias obras, alineadas en un estante. Entre sus páginas, había numerosos artículos de prensa. No eran críticas, como pensé en un principio, sino hechos diversos. Y advertí con un estremecimiento, que relataban acontecimientos descritos con mucha anticipación por Strobl.»
En 1898 un escritor de ciencia ficción americano, Morgan Robertson, describió el naufragio de un navio gigante. Este navio gigante desplazaba 70.000 toneladas, medía 800 pies y transportaba 3.OOO pasajeros. Su motor estaba equipado con tres hélices. Una noche de abril, durante su primer viaje, chocó en la niebla con un iceberg y se fue a pique. Se llamaba: Titán.
El Titanic, que más tarde se hundiría en las mismas circunstancias, desplazaba 66.000 toneladas, medía 828,5 pies, transportaba 3.000 pasajeros y tenía tres hélices. La catástrofe ocurrió una noche de abril.
Esto son hechos. Veamos ahora unos cuantos experimentos realizados por los parapsicólogos: En Durham, Estados Unidos, el experimentador tiene en la mano un juego de cinco cartas especiales. Las baraja y las saca una detrás de otra. Una cámara registra la operación. En el mismo instante, en Zagreb, Yugoslavia, otro experimentador trata de adivinar el orden en qué el otro ha sacado las cartas. Esto se repite millares de veces. La proporción de las adivinaciones es mucho mayor de lo que permite la casualidad.
En Londres, en una habitación cerrada, el matemático J. S. Soal saca cartas de un juego parecido. Detrás de una pared opaca, el estudiante Basil Shakelton trata de adivinar. Cuando se comparan los resultados, se advierte que el estudiante ha adivinado, también en proporción superior al azar, la carta que saldría en la manipulación siguiente.
En Estocolmo, un ingeniero construye una máquina que, automáticamente, arroja unos dados en el aire y registra en una película su caída. Los espectadores, miembros de la universidad, intentan mentalmente forzar un número determinado, deseándolo intensamente. Y lo logran en una proporción que el azar no podrá justificar.
Al estudiar los fenómenos de precognición durante el sueño, el inglés Dunne ha demostrado científicamente que algunos sueños son capaces de des’cúbrir un porvenir, incluso lejano,1 y dos investigadores alemanes, J. W. Dunne soñó, en 1901, que la ciudad de Lowestoft, en la costa de la Mancha, era bombardeada por una flota extranjera. Este bombardeo tuvo lugar en 1914 con todos los detalles consignados por Dunne en 1901.
1. Le Temps et le Rêve. Traducción francesa de las Éditions du Senil.
Moufand y Stevens, en una obra titulada El misterio de los sueños,1 citan numerosos casos precisos y comprobados, en que los sueños habían revelado acontecimientos futuros y conducido descubrimientos científicos importantes.
El célebre atomista Niels Bohr, siendo estudiante, tuvo un sueño extraño. Se vio en un sol de gas ardiente. Los planetas pasaban silbando. Estaban sujetos al sol por débiles filamentos y giraban a su alrededor. De pronto, el gas se solidificó, el sol y los planetas se contrajeron. Niels Bohr se despertó en aquel momento y tuvo conciencia de que acababa de descubrir el modelo del átomo, tan buscado. El «sol» era el centro fijo alrededor del cual giran los electrones. Toda la física atómica moderna y sus aplicaciones han salido de aquel sueño.
El químico Auguste Kékulé explica: «Una noche de verano, me dormí en la plataforma del autobús que me conducía a casa. Vi claramente cómo, en todas partes, los átomos se unían en parejas que eran arrastradas por grupos más importantes, los cuales eran a la vez atraídos por otros todavía más poderosos: y todos estos corpúsculos giraban en desenfrenado torbellino. Pasé una parte de la noche transcribiendo la visión de mi sueño. La teoría de la estructura había sido descubierta.»
Después de haber leído en los periódicos los relatos de los bombardeos de Londres, un ingeniero de la Compañía Americana de Teléfonos Bell tuvo, en una noche de otoño de 1940, un sueño en el cual se vio dibujando el plano de un aparato merced al cual se podía apuntar el cañón antiaéreo al lugar exacto por el que pasaría un avión cuyas trayectoria y velocidad fuesen conocidas. Al despertarse, trazó el esquema, «de memoria». El estudio de este aparato, que debía utilizar por primera vez el radar, fue realizado por el gran sabio Norbert Wiener, y las reflexiones de Wiener a este respecto iban a ser causa del nacimiento de la cibernética.
El propio Dunne vio en sueños los titulares de los periódicos anunciando la erupción del Monte Pelado, unos meses antes del suceso.
1. Traducción francesa de las Editions des Deux Rives, París
«Decididamente —decía Lovecraft—, no hay que subestimar la importancia gigantesca que pueden tenerlos sueños».1
De ahora en adelante, tampoco hay que despreciar los fenómenos de preconocimiento, ya sea en el estado de sueño, ya en el de vigilia. Rebasando en mucho el terreno de la psicología oficial, la comisión de energía atómica propuso, en 1958, la utilización de «videntes» que intentasen adivinar los puntos en que caerían los proyectiles rusos en caso de guerra.2
El misterioso pasajero subió a bordo del submarino atómico Nautilus el 25 de julio de 1959. El submarino se hizo inmediatamente a la mar y, durante dieciséis días, recorrió las profundidades del océano Atlántico. El pasajero sin nombre se había encerrado en su camarote. Sólo el marinero que le llevaba la comida y el capitán Anderson, que le hacía una visita diaria, le habían visto la cara. Dos veces al día, enviaba una hoja de papel al capitán Anderson. En tales hojas aparecía una combinación de cinco signos misteriosos: una cruz, una estrella, un círculo, un cuadrado y tres líneas onduladas. El capitán Anderson y el pasajero desconocido estampaban sus firmas en la hoja, y el capitán Anderson la encerraba en un sobre sellado después de haber introducido dos tarjetas en su interior. Una de ellas llevaba la hora y la fecha. La otra, las palabras «Muy secreto. Destruirlo en caso de peligro de captura del submarino». El lunes 10 de agosto de 1959, el submarino atracaba en Croyton. El pasajero subió a un coche oficial, que, bajo escolta, lo trasladó al aeródromo militar más próximo.
1. En su novela, Más allá del muro del sueño.
2. 31 de agosto de 1958. Informe de la Rand Corporation.
Algunas horas más tarde, el avión aterrizaba en el pequeño aeródromo de la ciudad de Friendship, en Maryland. Un automóvil esperaba al viajero. Le condujo ante un edificio que ostentaba el rótulo «Centro de investigaciones especiales Westinghouse. Prohibida la entrada a toda persona no autorizada». El coche se detuvo ante el puesto de guardia, y el viajero preguntó por el coronel William Bowers, director de ciencias biológicas de la Oficina de investigaciones de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos.
El coronel Bowers le esperaba en su despacho.
—Siéntese, teniente Jones —le dijo—. ¿Trae el sobre?
Sin decir palabra, Jones tendió el sobre al coronel, que se dirigió a una caja fuerte, la abrió y sacó de ella un sobre idéntico, a excepción únicamente de que el sello no llevaba la inscripción «Submarino Nautilus», sino «Centro de Investigaciones X, Friendship, Maryland». El coronel Bowers abrió los dos sobres y extrajo de ellos sendos paquetes de sobres más pequeños, que abrió a su vez. Los dos hombres, en silencio, juntaron las hojas que tenían igual fecha. Después, las cotejaron, Con una coincidencia de más del 70 por 100 los signos eran los mismos y estaban colocados en el mismo orden en las dos hojas que llevaban la misma fecha.
—Estamos en un recodo de la Historia —dijo el coronel Bowers—. Por primera vez en el mundo, en condiciones que no permitían el menor truco y con una precisión suficiente para la aplicación práctica, el pensamiento humano ha sido transmitido a través del espacio, sin ningún intermediario material, de un cerebro a otro cerebro.
Cuando se conozcan los nombres de los dos hombres que participaron en este experimento, serán ciertamente retenidos por la historia de las ciencias.
Por lo pronto, no son más que el «teniente Jones», oficial de Marina y «un tal Smith», estudiante de la Universidad de Duke, en Durham (Carolina del Norte, Estados Unidos).
Dos veces al día, durante los dieciséis que duró el experimento, el tal Smith, encerrado en una habitación de la que no salió en absoluto, se colocaba ante un aparato automático de barajar cartas. En el interior de éste, en un tambor, era barajado un millar de naipes. No eran naipes ordinarios de jugar, sino simplificados. Estas cartas, llamadas de Zener, se emplean desde hace tiempo en experimentos de parapsicología y son todas del mismo color. Llevan uno de los cinco símbolos siguientes: tres líneas onduladas, un círculo, una cruz, un cuadrado y una estrella. Dos veces al día, accionado por un mecanismo de relojería, el aparato arrojaba una carta, al azar, y con un intervalo de un minuto. El tal Smith contemplaba fijamente la carta, pensando en ella con gran intensidad. A la misma hora, a 2.000 kilómetros de distancia y a centenares de metros de profundidad en el océano, el teniente Jones trataba de adivinar cuál era el naipe que miraba el tal Smith. Anotaba el resultado y hacía que el capitán Anderson firmase la hoja. Siete veces de cada diez, el teniente Jones acertó. Ningún truco era posible. Aun suponiendo las complicidades más inverosímiles, no podía haber ningún enlace entre el submarino sumergido y el laboratorio en que se hallaba Smith. Las propias ondas de T. S. H. no pueden cruzar vanos centenares de metros de agua de mar. Por primera vez en la historia de la ciencia, se había obtenido la prueba indiscutible de la posibilidad de que los cerebros humanos se comuniquen a distancia. El estudio de la parapsicología entraba al fin en su fase científica.
Este gran descubrimiento se realizó bajo la presión de las necesidades militares. A principios de 1957, la famosa organización Rand, que se ocupa de las investigaciones más secretas del Gobierno americano, había dirigido un informe sobre el asunto al presidente Eisenhower. «Nuestros submarinos —rezaba— resultan ahora inútiles, pues es imposible comunicar con ellos cuando están sumergidos y, sobre todo, cuando se encuentran bajo el casquete polar. Todos los medios nuevos deben ser empleados.» Durante un año, el informe Rand no produjo ningún efecto. Los consejeros científicos del presidente Eisenhower pensaban que la idea se aproximaba demasiado a los veladores que bailaban. Pero cuando el «bip-bip» del Sputnik I resonó como una campanilla encima del mundo, los más grandes sabios americanos decidieron que había llegado el momento de esforzarse en todas direcciones, incluso aquellas que desdeñaban los rusos. La ciencia americana apeló a la opinión pública. El 13 de julio de 1958, el suplemento dominical del New York Herald Tribune publicó un artículo del gran especialista militar de la Prensa americana, Ansel Talbert. Éste escribía:
«Es indispensable que las fuerzas armadas de los Estados Unidos sepan si la energía emitida por un cerebro humano puede influir, a millares de kilómetros, en otro cerebro humano… Se trata de una investigación absolutamente científica, y los fenómenos comprobados son, como todos los producidos por el organismo viviente, alimentados en energía por la combustión de los alimentos en el organismo…
»La amplificación de este fenómeno podría proporcionar un nuevo medio de comunicación entre los submarinos y la tierra firme, y tal vez también, un día, entre las naves que viajen por el espacio interplanetario y la Tierra.»
Después de este artículo y de numerosos informes de los sabios confirmando la memoria Rand se tomaron resoluciones. Hoy existen laboratorios de estudio sobre la nueva ciencia de parapsicología en la Rand Corporation, de Cleveland, en la empresa Westinghouse, de Friendship (Maryland), en la General Electric, de Schenectady, en la Bell Telephone de Boston, e incluso en el centro de investigación del Ejército, de Redstone (Alabama). En este último centro, el laboratorio que estudia la transmisión del pensamiento se encuentra a menos de quinientos metros del despacho de Werner von Braun, el hombre del espacio. Así, la conquista de los planetas y la conquista del espíritu humano están ya dispuestas a darse la mano.
En menos de un año, estos poderosos laboratorios han obtenido más resultados que varios siglos de investigación en el terreno de la telepatía. La razón es bien sencilla: Los investigadores han partido de cero, sin ideas preconcebidas. Se enviaron comisiones al mundo entero: a Inglaterra, donde los investigadores establecieron contactos con sabios auténticos que verificaron los fenómenos de transmisión de pensamiento. El doctor Soal, de la Universidad de Cambridge, pudo ofrecer a los investigadores demostraciones de comunicaciones, a varios centenares de kilómetros de distancia, entre dos jóvenes mineros del País de Gales.
En Alemania, la comisión investigadora se entrevistó con sabios de absoluto crédito, como Hans Bender y Pascual Jordán, que no sólo habían observado fenómenos de transmisión de pensamiento sino que no temían escribirlo. En la propia América se multiplicaron las pruebas. Un sabio chino, el doctor Chink Yu Wang, pudo, con ayuda de algunos colegas igualmente chinos, dar a los expertos de la Rand Corporation pruebas aparentemente concluyentes de la transmisión del pensamiento.
¿ Cómo se procede en la práctica para obtener resultados tan asombrosos como el experimento del teniente Jones y el individuo llamado Smith?
Para ello hay que encontrar un par de experimentadores, es decir, dos sujetos, uno de los cuales actúa de emisor, y el otro, de receptor. Sólo empleando dos sujetos cuyos cerebros estén de algún modo sincronizados (los especialistas americanos emplean el término resonancia, tomado de la T. S. H., aun sabiendo la vaguedad de este término), se obtienen resultados realmente sensacionales.
Lo que se observa, pues, en los trabajos modernos, es una comunicación en un solo sentido. Si se invierte la dirección, si se hace emitir por el sujeto que recibía, o viceversa, no se obtiene nada en absoluto. Para obtener comunicaciones eficaces en los dos sentidos, hará falta, pues, «dos» parejas emisoras receptoras, o, dicho en otras palabras:
— Un sujeto emisor y un sujeto receptor a bordo del submarino.
— Un sujeto emisor y un sujeto receptor en un la boratorio en tierra.
¿Cómo se eligen estos sujetos?
Por lo pronto, es un secreto. Lo único que se sabe es que la elección se realiza examinando los electroencefalogramas, es decir, los registros eléctricos de la actividad cerebral de los voluntarios que se presentan. Esta actividad cerebral, bien conocida de la ciencia, no va acompañada de ninguna emisión de ondas. Pero detecta las emisiones de energía del cerebro, y Grey Walter, célebre cibernético inglés, ha sido el primero en demostrar que el electroencefalograma puede servir para detectar las actividades cerebrales anormales.
Mrs. Gertrude Schmeidler, psicóloga americana, ha aportado una nueva precisión sobre el tema. La doctora Schmeidler ha demostrado que los voluntarios que se presentan para servir de sujetos en los experimentos de parapsicología pueden dividirse en dos categorías que ella denomina «corderos» y «cabras». Son corderos los que creen en la percepción extrasensorial, y cabras los que no creen en ella. Al parecer, en la comunicación a distancia hay que asociar un cordero con una cabra.
Lo que hace esta clase de trabajo extraordinariamente difícil es que, en el momento en que se establece la comunicación a distancia por el pensamiento, ni el emisor ni el receptor sienten nada. La comunicación se realiza en un plano inconsciente, y nada de ello se trasluce en la conciencia. El emisor ignora si el mensaje llega a destino. El receptor no sabe si recibe señales procedentes de otro cerebro o si sólo está inventando. Por esto, en vez de ensayar la transmisión de imágenes complicadas o discutibles, los investigadores se limitan a emplear los cinco símbolos sencillos de las cartas de Zener. Cuando esta transmisión se haya perfeccionado, podrán emplearse fácilmente aquellas cartas como clave, a la manera del alfabeto Morse, y transmitir mensajes inteligibles. Por lo pronto, la cuestión es perfeccionar el modo de comunicación, hacerlo más seguro. Se trabaja en ello desde muchas direcciones, y se buscan en particular medicamentos de acción psicológica que faciliten la transmisión del pensamiento. Un especialista americano de farmacología, el doctor Humphrey Osmond, ha obtenido ya algunos resultados en este terreno, y los ha hecho públicos en un informe cursado a la Academia de Ciencias de Nueva York, en marzo de 1947.
Sin embargo, ni el teniente Jones ni el tal Smith utilizaban droga alguna. Pues el fin de estos experimentos de las fuerzas armadas americanas es explotar a fondo las posibilidades del cerebro humano normal. A excepción del café, que parece mejorar la transmisión, y la aspirina que, por el contrario, la inhibe, la paraliza, no se autoriza ninguna droga para los experimentos del proyecto Rand.
Estos experimentos abren una nueva era en la historia de la Humanidad y de la ciencia.1
En el terreno de las «curaciones paranormales», es decir, obtenidas por un tratamiento psicológico, ya se trate del curandero «poseedor del fluido» o del psicoanalista (salvadas las distancias entre los métodos), los parapsicólogos han llegado a conclusiones del más alto interés. Nos han aportado un concepto nuevo: el de la pareja médico-enfermo. El resultado del tratamiento vendría determinado por la existencia o inexistencia de su lazo telepático entre el facultativo y el paciente. Si esta relación se establece —y es semejante a una relación amorosa—, produce la hiperlucidez y la hiperactividad que se observan en las parejas apasionadas: la curación es posible. En otro caso, médico y enfermo pierden el tiempo. La noción del «fluido» ha sido rebasada por la noción de la «pareja». Se cree que llegará a ser posible dibujar el perfil psicológico profundo del médico y del paciente. Ciertos tests permitirán determinar la clase de inteligencia y de sensibilidad de ambos y la naturaleza de los planos inconscientes que pueden establecerse entre ellos. El médico, al comparar su perfil con el del enfermo, podría saber desde el principio si le es o no posible actuar.
En Nueva York, un psicoanalista rompe la llave del archivo en que guarda sus fichas. Corre a casa de un cerrajero y consigue que éste le confeccione otra llave en el acto. No habla a nadie de este incidente. Unos días más tarde, en el curso de una sesión de sueño en vigilia, aparece en el sueño del paciente una llave que éste describe. Está rota y lleva el número de la llave del archivo: verdadero fenómeno psicológico.
1. Jacques Bergier, Constellation, n.» 140, diciembre de 1959.
El doctor Lindner, célebre psicoanalista americano, tuvo que tratar, en 1953, a un famoso sabio atomista.1 Este último se desinteresaba de su trabajo, de su familia, de todo. Se evadía, confesó a Lindner, a otro universo. Cada vez más a menudo, su pensamiento viajaba por otro planeta, del cual era uno de los jefes, y donde la ciencia estaba más avanzada que en el nuestro. Tenía una visión precisa de aquel mundo, de sus leyes, de sus costumbres, de su cultura. Y, cosa extraordinaria, Lindner se sintió poco a poco contagiado de la locura de su enfermo, se unió en pensamiento a éste en su Universo y perdió en parte su personalidad. Entonces, el enfermo empezó a librarse de su visión y entró en franca vía de curación. Lindner se curó a su vez, unas semanas más tarde. Acababa de obedecer, en el campo experimental, al inmemorial mandato hecho al taumaturgo de «tomar sobre sí» el mal ajeno, de redimir el pecado ajeno.
La parapsicología no tiene la menor relación con el ocultismo ni con las falsas ciencias: por el contrario, procura desenmascararlas. Sin embargo, los sabios, ulgarizadores y filósofos que la condenan, ven en ella un fomento de la charlatanería. Esto es falso, pero es verdad que nuestra época, más que ninguna otra, se presta al desarrollo de esas falsas ciencias «que aparentemente sirven para todo, pero que no tienen las propiedades ni la realidad de nada». Estamos persuadidos de que existen en el hombre terrenos desconocidos. La parapsicología propone un método de exploración. En las páginas que seguirán, vamos a proponer, a nuestra vez, un método. Esta exploración apenas ha empezado: será, creemos, una de las grandes tareas de la civilización venidera. Sin duda se revelarán, estudiarán y dominarán fuerzas naturales todavía ignoradas, con el fin de que el hombre pueda cumplir su destino en una Tierra en plena transformación. Estamos seguros de ello. Pero también estamos ciertos de que el auge actual del ocultismo y de las falsas ciencias en un inmenso sector de público es una enfermedad. No son los espejos rotos los que traen desgracia, sino los cerebros cascados.
1. El doctor Lindner describe esta experiencia en un libro de recuerdos, La hora de cincuenta minutos.
Hay en los Estados Unidos, después de la última guerra, más de treinta mil astrólogos, y veinte revistas exclusivas dedicadas a la astrología, una de las cuales tira 500.000 ejemplares. Más de 2.000 periódicos tienen su sección astrológica. En 1943, cinco millones de americanos obraban según las directrices de los adivinos y gastaban doscientos millones de dólares al año para conocer el porvenir. Sólo en Francia hay más de 40.000 curanderos y más de 50.000 consultorios ocultos. Según cálculos comprobables,1 los honorarios de los adivinos, pitonisas, etc., suman, en París, cincuenta mil millones de francos. El presupuesto global de la «magia» sería de unos trescientos mil millones al año para toda Francia: mucho mayor que el presupuesto de la investigación científica.
«—Si el que echa la buenaventura hace comercio de la verdad…
»—¿Y bien?
»—Pues bien, creo que comercia con el enemigo.»2
Es absolutamente necesario, aunque sólo sea para limpiar el campo de investigación, rechazar esta invasión. Pero esto debe aprovechar al progreso de la civilización. Es decir, que no hay que volver al positivismo que Flammarion consideraba ya superado en 1891, ni al cientifismo estrecho, cuando la propia ciencia nos conduce hacia una nueva reflexión sobre las estructuras del espíritu. Si el hombre posee poderes hasta hoy ignorados o menospreciados, y si existe, como nos inclinamos a creer, un estado superior de conciencia, importa no rechazar las hipótesis útiles a la experimentación, los hechos verdaderos, las comprobaciones que iluminan, al propio tiempo que aventamos el ocultismo y las falsas ciencias. Dice un proverbio inglés: «Al arrojar el agua sucia de la bañera, cuidad de no arrojar al bebé con ella.»
» 1. Cifras citadas por François Le Lionnais en su estudio, «Une Maladie des Civilisations: les Fausses Sciences», La Nef número 6, junio de 1954.
2. Chesterton, El padre Brown.
La propia ciencia soviética admite que «no lo sabemos todo, pero no hay terreno tabú, ni territorio para siempre inaccesible». Los especialistas del Instituto Pávlov, los sabios chinos que se consagran al estudio de la actividad nerviosa superior, trabajan en el yoga.
«Por lo pronto —escribe el periodista científico Saparin, en la revista rusa Fuerza, y Saber—1 los fenómenos presentados por los yoguis no tienen explicación, pero ésta llegará sin duda alguna. El interés de tales fenómenos es enorme, porque revelan las extraordinarias posibilidades de la máquina humana.»
El estudio de las facultades extrasensoriales, la «psiónica», como dicen los investigadores americanos por analogía con la electrónica y la nucleónica, es, en efecto, susceptible de desembocar en aplicaciones prácticas de una amplitud considerable. Trabajos recientes sobre el sentido de orientación de los animales, por ejemplo, revelan la existencia de facultades extrasensoriales. El pájaro migratorio, el gato que recorre 1.300 kilómetros para volver a su casa, la mariposa que encuentra a la hembra a mil kilómetros, parecen utilizar el mismo tipo de percepción y de acción a distancia. Si pudiésemos descubrir la naturaleza de este fenómeno y dominarlo, dispondríamos de un nuevo medio de comunicación y de orientación. Tendríamos a nuestra disposición un verdadero radar humano.
1. Moscú, n.º 7,1965, p. 21.
La comunicación directa de las emociones, tal como parece producirse en la pareja analista-paciente, podría tener aplicaciones médicas preciosas. La conciencia humana es parecida al iceberg que flota en el océano: la parte mayor está debajo del agua. A veces, el iceberg oscila y pone de manifiesto una enorme masa desconocida; entonces decimos: he aquí un loco. Si fuese posible establecer una comunicación directa entre las masas sumergidas, en la pareja médico-enfermo, por medio de algún «amplificador psiónico», las enfermedades mentales podrían desaparecer completamente.
La ciencia moderna nos enseña que los métodos experimentales, en su último grado de perfección, le fijan límites. Por ejemplo, un microscopio suficientemente poderoso para observar un electrón emplearía una fuente de luz tan fuerte que desplazaría al electrón observado, haciendo la observación imposible. Al bombardearlo, no podemos averiguar lo que hay en el interior del núcleo, pues éste se transforma. Pero es posible que el equipo desconocido de la inteligencia humana permita la percepción directa de las estructuras últimas de la materia y de las armonías del Universo. Tal vez podríamos disponer de «microscopios psiónicos» y de «telescopios psiónicos» que nos mostrasen directamente lo que hay en el interior de un astro lejano o en el interior del núcleo atómico.
Tal vez haya un lugar en el hombre, desde el cual puede percibirse toda la realidad. Esta hipótesis parece delirante. Auguste Comte declaraba que jamás se conocería la composición química de una estrella. Al año siguiente, Bunsen inventaba el espectroscopio. Tal vez estamos en vísperas de descubrir un conjunto de métodos que nos permitan desarrollar sistemáticamente nuestras facultades extrasensoriales, utilizar una poderosa maquinaria oculta en nuestras profundidades. Con esta perspectiva hemos trabajado, Bergier y yo, sabiendo, con nuestro maestro Chesterton, que…
«el fumista no es el que se sumerge en el misterio, sino el que se niega a salir de él»».