Hoy quiero compartir un escrito que me abrió los ojos hacia la filosofía mesoamericana (del Anáhuac) cuyo origen se remonta miles de años y llegó hasta el Siglo XVI, cuando fue casi eliminada por los conquistadores y evangelizadores. También trata de la Cruz de Quetzalcóatl. No es de extrañar que los aztecas y demás mesoamericanos aceptaran la religión católica al ver la cruz, que ellos conocían tan bien, en el broche de la Virgen de Guadalupe, después de su aparición en el cerro del Tepeyacac (Tepeyac) en 1531.
“El Quincunce (toltecayotl)
El Quincunce simboliza mediante el “encuentro armónico” de cuatro mariposas el «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo, y también entre el intuitivo y el racional. Las mariposas elevan así su vuelo hacia las cuatro direcciones en busca de las luminosas alturas, haciendo que el soplo divino del centro desprenda al espíritu de su envoltura terrenal para elevarlo hacia el Cielo.
Si se pudiera definir con una sola palabra la Toltecayotl, el término que puede sintetizar tal complejo y profundo sistema de pensamiento y acción sería «equilibrio». En efecto, los antiguos abuelos toltecas buscaron por diferentes caminos “el arte de vivir en armonía”, armonía que lograron a través del equilibrio. Lo que es equilibrado y/o armónico es bello. Por ello, las armas del “Guerrero de la Muerte Florecida” por excelencia son simbólicamente “la Flor” y “el Canto”, metáfora que alude a la flor como belleza y al canto como sabiduría.
Con “Flor y Canto” los guerreros buscan equilibrar “Los Cuatro Rumbos de la Existencia”, porque los Toltecas simbólicamente dividen el cuerpo humano en cuatro partes:
la primera, la parte de la cintura a la cabeza que simboliza el Cielo, la cual a su vez es representada con el ave de más bello plumaje, el Quetzal, en conjunto estos símbolos se asocian al Espíritu;
la segunda, la parte de la cintura a los pies, que simboliza la Tierra, que a su vez, se representa con la serpiente que repta sobre la Madre Tierra y que en lengua náhuatl se nombra Cóatl;
En conjunto, ambos símbolos se asocian con la materia. De aquí surge el principio filosófico de el “Quetzal-cóatl”, es decir, un principio de «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo y la vida, el cual constituye una manifestación de conocimiento que se encarna a través de la “batalla florida”, entendida como la lucha interior del Guerrero por encontrar el equilibrio y el vivir en armonía.
Sin embargo, el Ser Humano al mismo tiempo es subdividido en dos mitades longitudinales:
la tercera, la parte derecha llamada «tonal», que está asociada a la parte solar, masculina, activa, seca, visible y sobre todo al uso de la “razón” para percibir el mundo;
la cuarta, la parte izquierda llamada «nahual», que está asociada a la parte lunar, pasiva, húmeda, invisible y sobre todo al uso de la “intuición”.
El mundo y la vida se perciben como un doble par de opuestos complementarios. Quetzal-cóatl y Tonal-Nahual, que requieren de un poderoso «intento» para equilibrar la cuádruple dualidad divina que se resuelve con el «equilibrio».
El resultado de la “Batalla Florida” es el máximo logro de encontrar el difícil equilibrio. El campo de batalla es la vida cotidiana. Un complicado juego dialéctico de las fortalezas y las debilidades de cada individuo en el terreno de las fuerzas gravitatorias que “arrastran a la materia” hacia los abismos de la estupidez humana. De esta manera, “La Batalla Florida” da sentido y significado a la vida.
El logro del equilibrio de estos “Cuatro Rumbos de la Existencia” se resuelve en una “Quinta Dirección”, en forma positiva, es decir, logrando el justo equilibro entre “los dos pares complementarios” Quetzal―Cóatl y Tonal―Nahual, el resultado de la ansiada elevación o trascendencia existencial. En forma negativa, es decir, cuando no existe coherencia y equilibrio por hacer prevalecer a una cualquiera de “las direcciones”, se precipita la caída del individuo en los abyectos abismos de la degradación humana y la intrascendencia existencial.
Esta “Quinta Dirección” los antiguos Abuelos la llamaron simbólicamente de diversas formas, como por ejemplo: Macuilxochitl (Cinco Flor) o “La Cruz de Quetzalcóatl”. La Maestra Laurette Séjourné la llamó el Quincunce, en su célebre obra “Pensamiento y Religión en el México Antiguo”.
El símbolo en síntesis es una cruz con un centro equilibrador. Puede estar representado con un círculo y cuatro pétalos figurando una flor.
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Puede encontrarse como una cruz bordeada de una cruz mayor con cuatro segmentos por lado, o un cuadrado anexando en cada cara por un trapecio.
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La iconografía anahuaca es múltiple y diversa para representar este símbolo filosófico, eje y fundamento del pensamiento Tolteca. Ha quedado en códices, estelas y sobre todo en su arquitectura, que guarda un perfecto equilibrio entre esta sabiduría humana y la mecánica celeste.
Sin embargo, existe el símbolo por excelencia de esta metáfora filosófica. La base de la idea parte de que el “Alma” de los Guerreros de la Muerte Florecida se representa por excelencia con una mariposa, que todos los guerreros llevaban en el pecho. Se puede apreciar este clásico símbolo justamente en las formidables esculturas conocidas como “Los Atlantes”, que se encuentran en la pirámide principal de Tula, Hidalgo o en las diversas esculturas conocidas como “Chac Mool”.
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La mariposa eleva su vuelo en busca de las luminosas alturas cuando el espíritu del guerrero se desprende de su envoltura terrenal. La mariposa vuela hacia el principio generador, en busca de la Luz. La materia ha cumplido su misión y se reintegra a la Madre Tierra y la mariposa busca al Padre, al Sol.
Con este pensamiento poético-filosófico, los sagrados abuelos toltecas simbolizaron la Toltecáyotl con cuatro mariposas con la mirada dirigida hacia los cuatro puntos cardinales o rumbos de la existencia. Sí una mariposa negra mira al norte (Mictlampa), se delinea sobre fondo blanco; y para crear ese equilibrio su contraparte blanca mira al sur (Huitztlampa) y se la delineada sobre fondo negro. De la misma manera, a la mariposa negra que observa el este (Tlahuiztlampa) se la ubica sobre fondo blanco y su contraparte, la mariposa blanca que mira hacia el oeste (Cihuatlampa) se la delinea sobre fondo negro.
Quincunce Toltecayotl
Lo asombroso de este símbolo filosófico tolteca, es que en el centro, de donde parten las cuatro mariposas hacia los cuatro puntos cardinales, se forma un quinto símbolo con un profundo sentido espiritual. En efecto, el “encuentro armónico” en el centro de las cuatro mariposas produce, gracias a la sabiduría de los toltecas y al talento y creatividad de los tlacuilos anahuacas, un estilizado caracol cortado de manera longitudinal, emblema de Quetzalcóatl y de su “soplo divino” que da conciencia a la materia.
El símbolo al que aspiran los “guerreros de la muerte florecida” nos es así representado con maravillosa estética y sencillez en la alegoría de las mariposas, el caracol y la cruz de Quetzalcóatl, un mensaje espiritual de profunda trascendencia y vigencia humana. Como sabemos, la civilización del Anáhuac fue una sola, pero se manifestó a partir de múltiples y diversas culturas en el tiempo y el espacio. Por ello, este símbolo está presente en todas las culturas del Anáhuac, con sus variantes culturales que dependen del lenguaje estético, especialmente entre las culturas del Altiplano y Oaxaca, con la cultura Maya ubicada en la Península de Yucatán y parte de Centro América.
El símbolo de la Toltecáyotl, como apreciará nuestro amable lector, resulta muy parecido al símbolo del Ying Yang de la civilización de Oriente. Los dos nos hablan de cuatro opuestos complementarios, solo que el nuestro es más profundo y complejo, pues incluye al caracol y a la Cruz de Quetzalcóatl. Sin embargo, Descartes decía que “la luz es una sola, por mucho que ilumine múltiples objetos”. La sabiduría humana es en consecuencia una sola, por mucho que sean múltiples las formas que tienen las culturas de expresarla.
El problema de los Mexicanos es que hemos sido educados “como extranjeros incultos en nuestra propia tierra”. Conocemos los “clichés” de la cultura grecolatina y un poco de otras civilizaciones, pero desconocemos totalmente la riqueza de la sabiduría humana que posee nuestra milenaria Cultura Madre, que es una de las seis más antiguas y cuyo origen se dio de forma autónoma.
En consecuencia, nuestra pobreza proviene de nuestra ignorancia y nuestra desolación de estar perdidos desde hace quinientos años en el “laberinto de la soledad”. Copiando y exaltando lo ajeno y sistemáticamente despreciando e ignorando lo propio. Explotando ferozmente al débil y tirándonos mansamente ante los pies del poderoso opresor/colonizador. El futuro de la Tierra le pertenece a nuestras hijas e hijos, y que no son otros que nuestras abuelas y nuestros abuelos de un milenario pasado.
Agradecimientos:
Me gustaría manifestar el más profundo agradecimiento a Pina Saucedo, de Bandera de la Paz en Durango, a la Red ArcoIris 13, a Uuc Kan y a Guillermo Marín, por su gran apoyo y aporte de información a Oikos para la realización de este artículo, puesto que con su apoyo es posible compartir con nuestros lectores el significado del Quincunce, del símbolo Maya del Hunab Ku y del peregrinar del Guerrero por Tierras del Anáhuac.
Tizaá Lino René Ramírez y Márquez es originario de Acatlán de Osorio, en la Región Mixteca del estado de Puebla, México; Acatlán, y que en lengua Nahuatl quiere decir “Lugar de Carrizos”. Tizaá proviene del Mixteco y quiere decir “Agua Ceniza” u “Hombre de Brío”. Por su origen indígena mixteco, ha tenido contacto y relación con diferentes Abuelos de las diferentes Comunidades Indígenas de México, poseedores del conocimiento ancestral Olmeca-Tolteca-Mexica. Tal situación le ha permitido vivir las costumbres, tradiciones y cosmovisión de los pueblos del Anahuac, así como pregonar este valioso conocimiento, considerándolo como el reencuentro del Individuo con su verdadera esencia y con su verdadera Familia: El Padre Cielo, la Madre Tierra, el Fuego, el Aire, el Agua y toda forma de manifestación de la Vida.
Chac Mool dentro del templo de Kukulkán (Photo credit: Wikipedia)“Atlantean” columns from the Nahua culture of the Toltecs at Tula. (Photo credit: Wikipedia)
Como muchas otras culturas ancestrales, los pueblos mesoamericanos, y entre ellos los aztecas, trasmitían su historia de generación en generación por medio de poemas y cantos, éstos eran transcritos en papel amate o en pieles, mediante figuras y símbolos (como jeroglíficos), formando los llamados códices. La mayoría de estos códices fueron quemados por los frailes evangelizadores, pues al no entenderlos, pensaban que eran cosas del demonio y sólo se salvaron unos cuantos, por esa razón es tan difícil conocer en toda su extensión la cultura mesoamericana.
Interpretación Indígena de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe
Síntesis de algunos de los datos que nos pueden ayudar a entender el significado que los aztecas sobrevivientes le dieron a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.
MENSAJE SIMBÓLICO
Dada la cantidad de símbolos que supuestamente están en la imagen, podríamos suponer que la Virgen de Guadalupe quiso mostrarse a los antiguos pueblos del Anáhuac con un atuendo y en medio de un escenario lleno de signos (a manera de códice) que los habitantes de estas tierras pudieran entender fácilmente, pero al mismo tiempo en una forma que los españoles (que estaban en el poder absoluto) también la aceptaran; de otra manera, si se presentaba como Tonantzin, Coatlicue o alguna imagen semejante, y el obispo Zumárraga la hubiera visto, Juan Diego hubiera acabado en la hoguera y la “Santa” Inquisición hubiera seguido quemando vivos a los que no aceptaban la religión católica (hasta entonces, prácticamente todos los habitantes originarios de estas tierras que habían sobrevivido a la guerra, el hambre, la explotación, las enfermedades contagiosas que trajeron los españoles y la misma “Santa” Inquisición).
CONVERSIÓN POR AMOR, NO POR LA FUERZA
Algunos investigadores (católicos –en su mayoría- debo admitir) piensan que la Virgen de Guadalupe se apareció en México (hasta hacía poco Tenochtitlan), en esa terrible época, para aliviar el sufrimiento de los aztecas y otros pueblos oriundos de este continente, convenciéndolos para aceptar la religión católica con Amor, como lo predicaba Jesucristo, no con la fuerza de las armas y la hoguera, como hacían los españoles (esto último no lo dicen los católicos, pero es histórico).
LA INQUISICIÓN LA ACEPTA
La Inquisición no encontró problema en aceptar la aparición de la Virgen de Guadalupe (después de las rosas y de su milagrosa imagen grabada en la tilma de Juan Diego) y el obispo Zumárraga mandó construir una ermita en el lugar indicado por ella (donde antes se adoraba a Tonantzin –Nuestra Madre, para los aztecas). Ver: http://aquevineadondevoy.wordpress.com/2013/09/21/nican-mopohua-documento-historico-sobre-guadalupe/
¿AUTÉNTICA O FALSA?
Si en verdad el mensaje estaba cifrado y era para los aztecas, los jerarcas de la iglesia ni se enteraron, por otro lado, si los españoles ya conocían todo lo relativo a los códices y su interpretación (lo cual no era fácil tan sólo 10 años después de la conquista, con su desconocimiento del idioma, la religión y la idiosincrasia de los naturales de estas tierras), también hay la posibilidad de que la aparición y todos esos símbolos fueran urdidos por la Iglesia para convencer a los remisos. Lo que haré aquí será presentar datos a favor y en contra y cada quién sacará la conclusión que mejor le parezca. Confieso que, a priori, cuando los escépticos me decían que todo había sido un exitoso montaje de la Iglesia, no acababan de convencerme, porque ¿cómo una imagen, por muy publicitada que fuera (en aquellos tiempos) iba a convencer a tantos “infieles” en tan poco tiempo?, si antes de Ella la Iglesia no tenía casi ninguna influencia como para persuadir, si no era por la fuerza y amenazas de acabar en la hoguera? En mi opinión no informada, no cuajaba el fraude en la imagen.
EMPIEZO A INVESTIGAR
Cuando empecé a leer sobre el asunto, tanto lo que decían los católicos creyentes y lo que publicaban los escépticos, empecé a darme una idea y el tema lo tenía en mi larga lista de “algún día lo investigaré”, hasta que yo misma recibí un mensaje. Ver: http://aquevineadondevoy.wordpress.com/2013/09/23/virgen-de-guadalupe-visualizacion-testimonial/ Después de empezar a investigar más a fondo, acepto algunas de las explicaciones que dan los investigadores católicos (me gustaría que algún historiador y/o antropólogo, no necesariamente creyentes, pero inmersos en el tema, lo validaran), porque me parecen coherentes y aquí las presento, complementándolas con datos de mis propias investigaciones y mis conclusiones. Espero que Tú querid@ lector@ investigues más, si te interesa el tema y en su caso, saques tus propias conclusiones. Por otro lado sé que quienes tienen fe, no van a dejar de creer, ni es mi intención, así que mi conciencia está tranquila.
“La túnica es rosada, más clara donde le hiere la luz, y tan bellamente trabajados sus trazos y pliegues que es admiración de los inteligentes. Está adornada con unas flores doradas de extraño dibujo, con la singularidad de que no buscan los quiebres de los pliegues, sino que están como si fuera sobre cosa plana. En la labor de esta túnica advertí un rarísimo primor: está perfilada por el contorno y dintorno con una ligerísima línea del grueso de un pelo, hecha con tal primor que es imposible ejecutar por nadie”.
“FLORES DORADAS DE EXTRAÑO DIBUJO” NAHUI OLIN O QUINCUNCE
Flor en la tunica de la Virgen de Guadalupe
La flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, en el dibujo de su túnica. Esta imagen es, a la vez, el máximo símbolo náhuatl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del espacio y del tiempo. En la imagen presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Nuestro Señor Jesús en su vientre, dicen los católicos.
¿QUÉ DICEN LOS ESTUDIOSOS DE SÍMBOLOS AZTECAS?
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El Quincunce o nāhui-ōlin
El signo de ōlin, movimiento del sol, nada menos que un nāhui-ōlin, 4-olin (Cuatro Movimiento) , y designación del Quinto Sol. “El Quincunce simboliza mediante el “encuentro armónico” de cuatro mariposas el «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo, y también entre el intuitivo y el racional. Las mariposas elevan así su vuelo hacia las cuatro direcciones en busca de las luminosas alturas, haciendo que el soplo divino del centro desprenda al espíritu de su envoltura terrenal para elevarlo hacia el Cielo” Ver: https://serunserdeluz.wordpress.com/2013/09/25/el-quincunce-toltecayotl/ Esta imagen nos ilumina con relación a otros elementos que el signo traía a la mente de los mēxihcah cuando lo veían.
“LOS DORADOS
dorado, tanto de las estrellas, de la fimbría del manto, de los rayos de sol y de las flores del manto es tan igual con la soberana pintura que no se pudiera hallar en lo humano dorado tan exquisito como él… parecióme que estaba sobrepuesto como si fuera oro en polvo que se fuera a desprender, mas habiéndome mandado que lo tocase, lo hice con la reverencia que pide tan sagrada Imagen y con asombro note lo incorporado que está el oro en la trama, de modo que pareciera fue una misma cosa tejerla y dorarla”.
QUÉ SIGNIFICABA EL ORO PARA LOS AZTECAS
todos los habitantes de este continente tenían la creencia, inculcada por sus dioses (¿extraterrestres?) de que el oro les pertenecía por derecho a estos mismos dioses, entonces, se les ofrendaba a ellos y se construían templos de oro para ellos. Al estar la imagen de la Virgen de Guadalupe rodeada de oro, tanto en su vestimenta como en su halo, por sentado se daba que era un ser Divino, por lo tanto digno de culto y devoción.
LA VIRGEN OCULTA AL SOL Y TIENE UN HALO DORADO
Además, la Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje trasmitido es: ella es la Madre de la Luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México en náhuatl) para que allí nazca, alumbre y dé vida. De esta interpretación no estoy tan segura, pero sí creo que el mensaje le daba más importancia a ella que al Sol, ya que lo tapaba, si era virgen (pelo suelto) y estaba embarazada (yo no estoy tan segura de que se note embarazada), sí podían relacionarla con Coatlicue, la madre del niño sol, de Huitzilopochtli, con Tonantzin “Nuestra Madre” como ellos la conocían, y eso se confirmaba por el lugar de las apariciones: el cerro del Tepeyacac (Tepeyac) donde estaba el adoratorio de la diosa Tonantzin.
EL MANTO Y SUS ESTRELLAS
El manto le cubre modestamente la cabeza. Su color no es ni verde, ni azul, sino un agradable medio entre estos dos colores, sirviéndole de bien concentrado adorno cuarenta y seis estrellas. Como ya dijimos antes, la imagen de la Virgen de Gudalupe era un mensaje codificado para el pueblo mesoamericano, para que ellos lo entendieran por medio de símbolos: Para los aztecas, el color azul era el color de Huitzilopochtli, su dios principal ; el color de la realeza era el verde, porque éste es el color del preciadísimo quetzal cuyas plumas estaban reservadas para los jefes El color turquesa era de los dioses, como Omecíhuatl, la parte femenina del dios Ometecuhtli, dios supremo de la dualidad, el creador de todo. También Huitzilopochtli tenía un arma color turquesa. Así, el manto de la Virgen tenía tanto el color verde de la realeza para los aztecas, el color de los emperadores, como el color azul de Huitzilopochtli, dios del sol azteca, dando un color turquesa. Un simbolismo que los aztecas y demás mesoamericanos conocían muy bien.
“EL ÁNGEL
“A más de la luna tiene por trono de sus sagradas plantas un ángel, que manifiesta en su tierno semblante la alegría reverente con que sirve a su Reina. Tiene las alas a medio recoger, en ademán de quien acaba de volar. Tiénelas matizadas en un modo que hasta ahora no se ha visto ejecutado por pintor alguno, porque las plumas de una y otra se dividen en tres clases u órdenes, de manera que los dos encuentros son de un azul finísimo, a quien sigue en orden de plumas amarillas y las del tercer orden encarnadas, aunque estos colores no son tan vivos como suelen pintarlos”
El simbolismo de los colores para los aztecas
(…) el amarillo simboliza el alimento porque es el color del maíz; el rojo era el símbolo de la sangre, y el azul el del sacrificio.
Simbolismo del águila
Las alas del ángel son de águila, con un gran significado para los aztecas (y otros pueblos del mundo). Para los aztecas el águila es el mensajero de los dioses. “Quauhtli (águila) es el nombre del decimoquinto de los veinte signos del calendario azteca. También debemos recordar que el nombre náhuatl de Juan Diego era Cuauhtlatoatzin (Cuauhtlatoatzin significa «el águila que habla» en idioma náhuatl). Es curioso que tantos “Juanes” estuvieran implicados: Juan Diego, Juan Bernardino, su tío, a quien la Virgen de Guadalupe sanó milagrosamente, y fray Juan de Zumárraga, aunque también hay que considerar que era y es un nombre muy común. El águila es también el ave imperial de los aztecas. Ellos tenían la Orden de los Caballeros Águilas y los Caballeros Jaguares, que eran su aristocracia guerrera. Para los aztecas, la señal del lugar donde debían erigir Tenochtitlán, que brilló donde hoy se emplaza la actual capital, la Ciudad de México, fue un águila parada sobre un nopal, devorando una serpiente y esta es la imagen que aparece en el escudo de México. El águila es luz vencedora de las potencias oscuras, se manifiesta como matadora de serpientes y dragones. En la India, el águila es Garuda, que lucha contra la serpiente. La iconografía cristiana la asocia con el evangelista Juan, el profeta Elías y el Cristo resucitado, ya que su vuelo hacia la altura represente la Ascensión de Cristo. El águila es un mensajero celestial.
EL SOL
“Tiene por respaldo nuestra Guadalupana un sol que hermosamente la rodea, de ciento veintinueve rayos, tan bien ejercitados que admiran. A igual distancia unos de otros; más unos serpeados, como que centellean y otros rectos”.
EL DIOS DEL SOL Huitzilopochtli
Huitzilopochtli tuvo gran importancia y poder en el altiplano central de México, ya que era uno de los dioses más importantes de los aztecas, representaba al Sol, era el dios del Sol y de la guerra; Su nombre significa Colibrí Izquierdo por ser zurdo, su lugar era el Sur. Huitzilopochtli fue concebido milagrosamente por la diosa de la tierra, Coatlicue, sin intervención de hombre humano. Huitzilopochtli es el fulgor que vence a las tinieblas y da nacimiento al sol. El que la imagen de la Virgen se sobrepusiera al Sol, pudo haberles dado el mensaje a los aztecas y mesoamericanos, de que ella era más importante que el Sol (cuyo dios era Huitzilopochtli), que a partir de entonces, debían venerarla a ella y no al Sol.
“FONDO Y NUBES
Sírvenle de fondo a estas luminarias un campo que se deja ver entre sus rayos de modo extraño: porque en el contorno de la Señora es tan blanco que parece estar reverberando, hasta tocar un contorno de nubes, descoloridas del amarillo y rojo, que haciendo un rompimiento le forman un como nicho a nuestra Reina, un halo, aureola o aura”. Ver: http://aquevineadondevoy.wordpress.com/2013/09/14/aura-halo-aureola-o-nimbo-se-conocia-desde-la-antiguedad/
LUNA
La Virgen de Guadalupe está de pie en medio de la luna, y no es casual que las raíces de la palabra México en náhuatl son “Metz-xic-co” que significan “en el centro de la luna”. También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los ciclos de la fertilidad femenina y terrestre. También, la Virgen de Guadalupe está parada sobre la luna, indicando que es más importante que la diosa de la noche, la diosa de la luna.
BROCHE CON UNA CRUZ
VIRGEN DE GUADALUPE BROCHE CON CRUZ
La Virgen de Guadalupe lleva un broche con una cruz en el cuello, la misma cruz de Quetzalcóatl, el dios azteca (y de todo Mesoamérica) que prohibía los sacrificios humanos y que les enseñó muchas cosas.
Cruz de Quetzalcoatl Templaria Quincunce Los Cuatro Rumbos
“Quetzalcóatl también entregó el maíz a los humanos y era dios de la dualidad:unía lo celeste con lo terrestre y la materia con el espíritu; prohibía los sacrificios humanos y promovía el autosacrificio”, https://serunserdeluz.wordpress.com/2013/01/31/quetzalcoatl-dioshombrerey-mitos-astronomicos-y-de-extraterrestres/ También era la cruz de los misioneros, de modo que María tenía la misma religión, una razón muy poderosa para aceptar esa nueva religión, pues de entrada se identificaban con la Virgen, aceptándola a ella, se convertían a la nueva religión.
¿QUÉ SIGNIFICABA LA CRUZ PARA LOS MESOAMERICANOS?
Laurette Séjourné plantea que el número cinco está asociado al dios que en la cultura nahua posterior se conocerá como Xiuhtecutli, Señor del Centro y del Año o Señor de la Piedra Preciosa. Pero sobretodo el quincunce (principalmente en su variante de cruz) es el signo de Quetzalcóatl y de su transfiguración de planeta Venus (Sejourné, 1957: 103). En el ámbito teotihuacano el quincunce cobra la forma de un signo tipificado, fundamental en el calendario sagrado mexica de 260 días (Tonalpohualli): el ollin. Dentro del mito mexica relatado en la Leyenda de los Soles, el 4-ollin (4- Temblor de tierra/Movimiento) es el día de la región central, del Quinto Sol, el que ilumina nuestro mundo actual. Es el Sol del equilibrio cósmico, en que tiempo y espacio se convierten en una única dimensión por retener todas las fuerzas antagonistas del universo. Nuestra Era ocupa el lugar central de la historia del mundo, vista precisamente como un quincunce. La quinta edad es la del movimiento, de la lucha y de la pugna cósmica; pero también es la edad del equilibrio amenazado cada 52 años, pero el equilibrio vencía y eso se celebraba en la ceremonia del fuego nuevo.
La importancia del centro en Teotihuacan está demostrada por la llamada Cruz de Quetzalcóatl (figura 13) que asume el valor de lugar central con los cuatro extremos del mundo hacia los puntos intercardinales. Esta Cruz es también símbolo del fuego, de aquel fuego nuevo que cada 52 años debía ser renovado para que el mundo no se cayera en las tinieblas. Esta interpretación parece ser confirmada por el Códice Borgia donde está representado Quetzalcóatl, rodeado por cuatro divinidades de diferentes colores que representan los cuatro rumbos del universo (Códice Borgia: 35).
Hoy quiero compartir un escrito que me abrió los ojos hacia la filosofía mesoamericana (del Anáhuac) cuyo origen se remonta miles de años y llegó hasta el Siglo XVI, cuando fue casi eliminada por los conquistadores y evangelizadores. También trata de la Cruz de Quetzalcóatl. No es de extrañar que los aztecas y demás mesoamericanos aceptaran la religión católica al ver la cruz, que ellos conocían tan bien, en el broche de la Virgen de Guadalupe, después de su aparición en el cerro del Tepeyacac (Tepeyac) en 1531.
«El Quincunce (toltecayotl)
El Quincunce simboliza mediante el “encuentro armónico” de cuatro mariposas el «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo, y también entre el intuitivo y el racional. Las mariposas elevan así su vuelo hacia las cuatro direcciones en busca de las luminosas alturas, haciendo que el soplo divino del centro desprenda al espíritu de su envoltura terrenal para elevarlo hacia el Cielo.
Si se pudiera definir con una sola palabra la Toltecayotl, el término que puede sintetizar tal complejo y profundo sistema de pensamiento y acción sería «equilibrio». En efecto, los antiguos abuelos toltecas buscaron por diferentes caminos “el arte de vivir en armonía”, armonía que lograron a través del equilibrio. Lo que es equilibrado y/o armónico es bello. Por ello, las armas del “Guerrero de la Muerte Florecida” por excelencia son simbólicamente “la Flor” y “el Canto”, metáfora que alude a la flor como belleza y al canto como sabiduría.
Con “Flor y Canto” los guerreros buscan equilibrar “Los Cuatro Rumbos de la Existencia”, porque los Toltecas simbólicamente dividen el cuerpo humano en cuatro partes:
la primera, la parte de la cintura a la cabeza que simboliza el Cielo, la cual a su vez es representada con el ave de más bello plumaje, el Quetzal, en conjunto estos símbolos se asocian al Espíritu;
la segunda, la parte de la cintura a los pies, que simboliza la Tierra, que a su vez, se representa con la serpiente que repta sobre la Madre Tierra y que en lengua náhuatl se nombra Cóatl;
En conjunto, ambos símbolos se asocian con la materia. De aquí surge el principio filosófico de el “Quetzal-cóatl”, es decir, un principio de «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo y la vida, el cual constituye una manifestación de conocimiento que se encarna a través de la “batalla florida”, entendida como la lucha interior del Guerrero por encontrar el equilibrio y el vivir en armonía.
Sin embargo, el Ser Humano al mismo tiempo es subdividido en dos mitades longitudinales:
la tercera, la parte derecha llamada «tonal», que está asociada a la parte solar, masculina, activa, seca, visible y sobre todo al uso de la “razón” para percibir el mundo;
la cuarta, la parte izquierda llamada «nahual», que está asociada a la parte lunar, pasiva, húmeda, invisible y sobre todo al uso de la “intuición”.
El mundo y la vida se perciben como un doble par de opuestos complementarios. Quetzal-cóatl y Tonal-Nahual, que requieren de un poderoso «intento» para equilibrar la cuádruple dualidad divina que se resuelve con el «equilibrio».
El resultado de la “Batalla Florida” es el máximo logro de encontrar el difícil equilibrio. El campo de batalla es la vida cotidiana. Un complicado juego dialéctico de las fortalezas y las debilidades de cada individuo en el terreno de las fuerzas gravitatorias que “arrastran a la materia” hacia los abismos de la estupidez humana. De esta manera, “La Batalla Florida” da sentido y significado a la vida.
El logro del equilibrio de estos “Cuatro Rumbos de la Existencia” se resuelve en una “Quinta Dirección”, en forma positiva, es decir, logrando el justo equilibro entre “los dos pares complementarios” Quetzal―Cóatl y Tonal―Nahual, el resultado de la ansiada elevación o trascendencia existencial. En forma negativa, es decir, cuando no existe coherencia y equilibrio por hacer prevalecer a una cualquiera de “las direcciones”, se precipita la caída del individuo en los abyectos abismos de la degradación humana y la intrascendencia existencial.
Esta “Quinta Dirección” los antiguos Abuelos la llamaron simbólicamente de diversas formas, como por ejemplo: Macuilxochitl (Cinco Flor) o “La Cruz de Quetzalcóatl”. La Maestra Laurette Séjourné la llamó el Quincunce, en su célebre obra “Pensamiento y Religión en el México Antiguo”.
El símbolo en síntesis es una cruz con un centro equilibrador. Puede estar representado con un círculo y cuatro pétalos figurando una flor.
macuilxochitl-280×300
Puede encontrarse como una cruz bordeada de una cruz mayor con cuatro segmentos por lado, o un cuadrado anexando en cada cara por un trapecio.
cruz-de-quetzalcoatl
La iconografía anahuaca es múltiple y diversa para representar este símbolo filosófico, eje y fundamento del pensamiento Tolteca. Ha quedado en códices, estelas y sobre todo en su arquitectura, que guarda un perfecto equilibrio entre esta sabiduría humana y la mecánica celeste.
Sin embargo, existe el símbolo por excelencia de esta metáfora filosófica. La base de la idea parte de que el “Alma” de los Guerreros de la Muerte Florecida se representa por excelencia con una mariposa, que todos los guerreros llevaban en el pecho. Se puede apreciar este clásico símbolo justamente en las formidables esculturas conocidas como “Los Atlantes”, que se encuentran en la pirámide principal de Tula, Hidalgo o en las diversas esculturas conocidas como “Chac Mool”.
Atlante-de-Tula-300×295
La mariposa eleva su vuelo en busca de las luminosas alturas cuando el espíritu del guerrero se desprende de su envoltura terrenal. La mariposa vuela hacia el principio generador, en busca de la Luz. La materia ha cumplido su misión y se reintegra a la Madre Tierra y la mariposa busca al Padre, al Sol.
Con este pensamiento poético-filosófico, los sagrados abuelos toltecas simbolizaron la Toltecáyotl con cuatro mariposas con la mirada dirigida hacia los cuatro puntos cardinales o rumbos de la existencia. Sí una mariposa negra mira al norte (Mictlampa), se delinea sobre fondo blanco; y para crear ese equilibrio su contraparte blanca mira al sur (Huitztlampa) y se la delineada sobre fondo negro. De la misma manera, a la mariposa negra que observa el este (Tlahuiztlampa) se la ubica sobre fondo blanco y su contraparte, la mariposa blanca que mira hacia el oeste (Cihuatlampa) se la delinea sobre fondo negro.
Quincunce Toltecayotl
Lo asombroso de este símbolo filosófico tolteca, es que en el centro, de donde parten las cuatro mariposas hacia los cuatro puntos cardinales, se forma un quinto símbolo con un profundo sentido espiritual. En efecto, el “encuentro armónico” en el centro de las cuatro mariposas produce, gracias a la sabiduría de los toltecas y al talento y creatividad de los tlacuilos anahuacas, un estilizado caracol cortado de manera longitudinal, emblema de Quetzalcóatl y de su “soplo divino” que da conciencia a la materia.
El símbolo al que aspiran los “guerreros de la muerte florecida” nos es así representado con maravillosa estética y sencillez en la alegoría de las mariposas, el caracol y la cruz de Quetzalcóatl, un mensaje espiritual de profunda trascendencia y vigencia humana. Como sabemos, la civilización del Anáhuac fue una sola, pero se manifestó a partir de múltiples y diversas culturas en el tiempo y el espacio. Por ello, este símbolo está presente en todas las culturas del Anáhuac, con sus variantes culturales que dependen del lenguaje estético, especialmente entre las culturas del Altiplano y Oaxaca, con la cultura Maya ubicada en la Península de Yucatán y parte de Centro América.
El símbolo de la Toltecáyotl, como apreciará nuestro amable lector, resulta muy parecido al símbolo del Ying Yang de la civilización de Oriente. Los dos nos hablan de cuatro opuestos complementarios, solo que el nuestro es más profundo y complejo, pues incluye al caracol y a la Cruz de Quetzalcóatl. Sin embargo, Descartes decía que “la luz es una sola, por mucho que ilumine múltiples objetos”. La sabiduría humana es en consecuencia una sola, por mucho que sean múltiples las formas que tienen las culturas de expresarla.
El problema de los Mexicanos es que hemos sido educados “como extranjeros incultos en nuestra propia tierra”. Conocemos los “clichés” de la cultura grecolatina y un poco de otras civilizaciones, pero desconocemos totalmente la riqueza de la sabiduría humana que posee nuestra milenaria Cultura Madre, que es una de las seis más antiguas y cuyo origen se dio de forma autónoma.
En consecuencia, nuestra pobreza proviene de nuestra ignorancia y nuestra desolación de estar perdidos desde hace quinientos años en el “laberinto de la soledad”. Copiando y exaltando lo ajeno y sistemáticamente despreciando e ignorando lo propio. Explotando ferozmente al débil y tirándonos mansamente ante los pies del poderoso opresor/colonizador. El futuro de la Tierra le pertenece a nuestras hijas e hijos, y que no son otros que nuestras abuelas y nuestros abuelos de un milenario pasado.
Agradecimientos:
Me gustaría manifestar el más profundo agradecimiento a Pina Saucedo, de Bandera de la Paz en Durango, a la Red ArcoIris 13, a Uuc Kan y a Guillermo Marín, por su gran apoyo y aporte de información a Oikos para la realización de este artículo, puesto que con su apoyo es posible compartir con nuestros lectores el significado del Quincunce, del símbolo Maya del Hunab Ku y del peregrinar del Guerrero por Tierras del Anáhuac.
Tizaá Lino René Ramírez y Márquez es originario de Acatlán de Osorio, en la Región Mixteca del estado de Puebla, México; Acatlán, y que en lengua Nahuatl quiere decir «Lugar de Carrizos». Tizaá proviene del Mixteco y quiere decir «Agua Ceniza» u «Hombre de Brío». Por su origen indígena mixteco, ha tenido contacto y relación con diferentes Abuelos de las diferentes Comunidades Indígenas de México, poseedores del conocimiento ancestral Olmeca-Tolteca-Mexica. Tal situación le ha permitido vivir las costumbres, tradiciones y cosmovisión de los pueblos del Anahuac, así como pregonar este valioso conocimiento, considerándolo como el reencuentro del Individuo con su verdadera esencia y con su verdadera Familia: El Padre Cielo, la Madre Tierra, el Fuego, el Aire, el Agua y toda forma de manifestación de la Vida.
Chac Mool dentro del templo de Kukulkán (Photo credit: Wikipedia)«Atlantean» columns from the Nahua culture of the Toltecs at Tula. (Photo credit: Wikipedia)