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EL QUINCUNCE (TOLTECAYOTL)

EL QUINCUNCE (TOLTECAYOTL)

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© condiciones al final

Hoy quiero compartir un escrito que me abrió los ojos hacia la filosofía mesoamericana (del Anáhuac) cuyo origen se remonta miles de años y llegó hasta el Siglo XVI, cuando fue casi eliminada por los conquistadores y evangelizadores.  También trata de la Cruz de Quetzalcóatl.  No es de extrañar que los aztecas y demás mesoamericanos aceptaran la religión católica  al ver la cruz, que ellos conocían tan bien, en el broche de la Virgen de Guadalupe, después de su aparición en el cerro del Tepeyacac (Tepeyac) en 1531.

“El Quincunce (toltecayotl)

El Quincunce simboliza mediante el “encuentro armónico” de cuatro mariposas el «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo, y también entre el intuitivo y el racional. Las mariposas elevan así su vuelo hacia las cuatro direcciones en busca de las luminosas alturas, haciendo que el soplo divino del centro desprenda al espíritu de su envoltura terrenal para elevarlo hacia el Cielo.

Si se pudiera definir con una sola palabra la Toltecayotl, el término que puede sintetizar tal complejo y profundo sistema de pensamiento y acción sería «equilibrio». En efecto, los antiguos abuelos toltecas buscaron por diferentes caminos “el arte de vivir en armonía”, armonía que lograron a través del equilibrio. Lo que es equilibrado y/o armónico es bello. Por ello, las armas del “Guerrero de la Muerte Florecida” por excelencia son simbólicamente “la Flor” y “el Canto”, metáfora que alude a la flor como belleza y al canto como sabiduría.

Con “Flor y Canto” los guerreros buscan equilibrar “Los Cuatro Rumbos de la Existencia”, porque los Toltecas simbólicamente dividen el cuerpo humano en cuatro partes:

  • la primera, la parte de la cintura a la cabeza que simboliza el Cielo, la cual a su vez es representada con el ave de más bello plumaje, el Quetzal, en conjunto estos símbolos se asocian al Espíritu;
  • la segunda, la parte de la cintura a los pies, que simboliza la Tierra, que a su vez, se representa con la serpiente que repta sobre la Madre Tierra y que en lengua náhuatl se nombra Cóatl;

En conjunto, ambos símbolos se asocian con la materia. De aquí surge el principio filosófico de el “Quetzal-cóatl”, es decir, un principio de «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo y la vida, el cual constituye una manifestación de conocimiento que se encarna a través de la “batalla florida”, entendida como la lucha interior del Guerrero por encontrar el equilibrio y el vivir en armonía.

Sin embargo, el Ser Humano al mismo tiempo es subdividido en dos mitades longitudinales:

  • la tercera, la parte derecha llamada «tonal», que está asociada a la parte solar, masculina, activa, seca, visible y sobre todo al uso de la “razón” para percibir el mundo;
  • la cuarta, la parte izquierda llamada «nahual», que está asociada a la parte lunar, pasiva, húmeda, invisible y sobre todo al uso de la “intuición”.

El mundo y la vida se perciben como un doble par de opuestos complementarios. Quetzal-cóatl y Tonal-Nahual, que requieren de un poderoso «intento» para equilibrar la cuádruple dualidad divina que se resuelve con el «equilibrio».

El resultado de la “Batalla Florida” es el máximo logro de encontrar el difícil equilibrio. El campo de batalla es la vida cotidiana. Un complicado juego dialéctico de las fortalezas y las debilidades de cada individuo en el terreno de las fuerzas gravitatorias que “arrastran a la materia” hacia los abismos de la estupidez humana. De esta manera, “La Batalla Florida” da sentido y significado a la vida.

El logro del equilibrio de estos “Cuatro Rumbos de la Existencia” se resuelve en una “Quinta Dirección”, en forma positiva, es decir, logrando el justo equilibro entre “los dos pares complementarios” Quetzal―Cóatl y Tonal―Nahual, el resultado de la ansiada elevación o trascendencia existencial. En forma negativa, es decir, cuando no existe coherencia y equilibrio por hacer prevalecer a una cualquiera de “las direcciones”, se precipita la caída del individuo en los abyectos abismos de la degradación humana y la intrascendencia existencial.

Esta “Quinta Dirección” los antiguos Abuelos la llamaron simbólicamente de diversas formas, como por ejemplo: Macuilxochitl (Cinco Flor) o “La Cruz de Quetzalcóatl”. La Maestra Laurette Séjourné la llamó el Quincunce, en su célebre obra “Pensamiento y Religión en el México Antiguo”.

El símbolo en síntesis es una cruz con un centro equilibrador. Puede estar representado con un círculo y cuatro pétalos figurando una flor.

macuilxochitl-280x300
macuilxochitl-280×300

Puede encontrarse como una cruz bordeada de una cruz mayor con cuatro segmentos por lado, o un cuadrado anexando en cada cara por un trapecio.

cruz-de-quetzalcoatl
cruz-de-quetzalcoatl

La iconografía anahuaca es múltiple y diversa para representar este símbolo filosófico, eje y fundamento del pensamiento Tolteca. Ha quedado en códices, estelas y sobre todo en su arquitectura, que guarda un perfecto equilibrio entre esta sabiduría humana y la mecánica celeste.

Sin embargo, existe el símbolo por excelencia de esta metáfora filosófica. La base de la idea parte de que el “Alma” de los Guerreros de la Muerte Florecida se representa por excelencia con una mariposa, que todos los guerreros llevaban en el pecho. Se puede apreciar este clásico símbolo justamente en las formidables esculturas conocidas como “Los Atlantes”, que se encuentran en la pirámide principal de Tula, Hidalgo o en las diversas esculturas conocidas como “Chac Mool”.

Atlante-de-Tula-300x295
Atlante-de-Tula-300×295

La mariposa eleva su vuelo en busca de las luminosas alturas cuando el espíritu del guerrero se desprende de su envoltura terrenal. La mariposa vuela hacia el principio generador, en busca de la Luz. La materia ha cumplido su misión y se reintegra a la Madre Tierra y la mariposa busca al Padre, al Sol.

Con este pensamiento poético-filosófico, los sagrados abuelos toltecas simbolizaron la Toltecáyotl con cuatro mariposas con la mirada dirigida hacia los cuatro puntos cardinales o rumbos de la existencia. Sí una mariposa negra mira al norte (Mictlampa), se delinea sobre fondo blanco; y para crear ese equilibrio su contraparte blanca mira al sur (Huitztlampa) y se la delineada sobre fondo negro. De la misma manera, a la mariposa negra que observa el este (Tlahuiztlampa) se la ubica sobre fondo blanco y su contraparte, la mariposa blanca que mira hacia el oeste (Cihuatlampa) se la delinea sobre fondo negro.

Quincunce Toltecayotl
Quincunce Toltecayotl

Lo asombroso de este símbolo filosófico tolteca, es que en el centro, de donde parten las cuatro mariposas hacia los cuatro puntos cardinales, se forma un quinto símbolo con un profundo sentido espiritual. En efecto, el “encuentro armónico” en el centro de las cuatro mariposas produce, gracias a la sabiduría de los toltecas y al talento y creatividad de los tlacuilos anahuacas, un estilizado caracol cortado de manera longitudinal, emblema de Quetzalcóatl y de su “soplo divino” que da conciencia a la materia.

El símbolo al que aspiran los “guerreros de la muerte florecida” nos es así representado con maravillosa estética y sencillez en la alegoría de las mariposas, el caracol y la cruz de Quetzalcóatl, un mensaje espiritual de profunda trascendencia y vigencia humana. Como sabemos, la civilización del Anáhuac fue una sola, pero se manifestó a partir de múltiples y diversas culturas en el tiempo y el espacio. Por ello, este símbolo está presente en todas las culturas del Anáhuac, con sus variantes culturales que dependen del lenguaje estético, especialmente entre las culturas del Altiplano y Oaxaca, con la cultura Maya ubicada en la Península de Yucatán y parte de Centro América.

El símbolo de la Toltecáyotl, como apreciará nuestro amable lector, resulta muy parecido al símbolo del Ying Yang de la civilización de Oriente. Los dos nos hablan de cuatro opuestos complementarios, solo que el nuestro es más profundo y complejo, pues incluye al caracol y a la Cruz de Quetzalcóatl. Sin embargo, Descartes decía que “la luz es una sola, por mucho que ilumine múltiples objetos”. La sabiduría humana es en consecuencia una sola, por mucho que sean múltiples las formas que tienen las culturas de expresarla.

El problema de los Mexicanos es que hemos sido educados “como extranjeros incultos en nuestra propia tierra”. Conocemos los “clichés” de la cultura grecolatina y un poco de otras civilizaciones, pero desconocemos totalmente la riqueza de la sabiduría humana que posee nuestra milenaria Cultura Madre, que es una de las seis más antiguas y cuyo origen se dio de forma autónoma.

En consecuencia, nuestra pobreza proviene de nuestra ignorancia y nuestra desolación de estar perdidos desde hace quinientos años en el “laberinto de la soledad”. Copiando y exaltando lo ajeno y sistemáticamente despreciando e ignorando lo propio. Explotando ferozmente al débil y tirándonos mansamente ante los pies del poderoso opresor/colonizador. El futuro de la Tierra le pertenece a nuestras hijas e hijos, y que no son otros que nuestras abuelas y nuestros abuelos de un milenario pasado.

Agradecimientos:

Me gustaría manifestar el más profundo agradecimiento a Pina Saucedo, de Bandera de la Paz en Durango, a la Red ArcoIris 13, a Uuc Kan y a Guillermo Marín, por su gran apoyo y aporte de información a Oikos para la realización de este artículo, puesto que con su apoyo es posible compartir con nuestros lectores el significado del Quincunce, del símbolo Maya del Hunab Ku y del peregrinar del Guerrero por Tierras del Anáhuac.

This post is also available in: Inglés

Autor/a: Lino Ramírez (Tizaá)

Tizaá Lino René Ramírez y Márquez es originario de Acatlán de Osorio, en la Región Mixteca del estado de Puebla, México; Acatlán, y que en lengua Nahuatl quiere decir “Lugar de Carrizos”. Tizaá proviene del Mixteco y quiere decir “Agua Ceniza” u “Hombre de Brío”. Por su origen indígena mixteco, ha tenido contacto y relación con diferentes Abuelos de las diferentes Comunidades Indígenas de México, poseedores del conocimiento ancestral Olmeca-Tolteca-Mexica. Tal situación le ha permitido vivir las costumbres, tradiciones y cosmovisión de los pueblos del Anahuac, así como pregonar este valioso conocimiento, considerándolo como el reencuentro del Individuo con su verdadera esencia y con su verdadera Familia: El Padre Cielo, la Madre Tierra, el Fuego, el Aire, el Agua y toda forma de manifestación de la Vida.

Tags: Cultura AnáhuacEspiritualidad

Tomado de:

http://www.mastay.info/2012/05/el-quincunce/

________________

Chac Mool dentro del templo de Kukulkán
Chac Mool dentro del templo de Kukulkán (Photo credit: Wikipedia)
"Atlantean" columns from the Nahua c...
“Atlantean” columns from the Nahua culture of the Toltecs at Tula. (Photo credit: Wikipedia)

HIMNO NACIONAL MEXICANO

El Himno Nacional Mexicano fue interpretado por primera vez el 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Nacional, también conocido como Gran Teatro de Santa Anna

Bandera de Mexico
Bandera de Mexico

Letra del Himno Nacional Mexicano

Oficialmente en 1943 el texto del himno nacional fue completamente publicado con sus diez estrofas y coro, pero luego para evitar que su interpretación fuera muy extensa o deficiente se recorto a solo cuatro estrofas que son las estrofas I, V, VI y X, de la versión original y el coro. La modificación de la letra fue ordenada primero por el Presidente Manuel Ávila Camacho pero solo se oficializo en 1984 por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado a las cuatro estrofas con el fin de hacerlo más fácil de interpretar.

LETRA ‘HIMNO NACIONAL MEXICANO (COMPLETA)’

La letra oficial del himno mexicano se compone de cuatro estrofas y un coro como marca el artículo 57 de la citada ley y esas estrofas y coro son:

Coro
mexicanos, al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón,
y retiemble en sus centros la tierra.
al sonoro rugir del cañón.
I
ciña ¡oh patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de dios se escribió.
Más si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.
Coro
Ii
¡guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.
¡guerra, guerra! en el monte, en el valle
los cañones horrísonos truenen,
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡unión! ¡libertad!
Coro
Iii
antes, patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la patria aquí fue.
Coro
Iv
¡patria! ¡patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
nos convoca a lidiar con valor.
¡para ti las guirnaldas de oliva!
¡un recuerdo para ellos de gloria!
¡un laurel para ti de victoria!
¡un sepulcro para ellos de honor!
Coro
mexicanos al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón,
y retiemble en sus centros la tierra.
al sonoro rugir del cañón.

 

Himno nacional mexicano
Himno nacional mexicano

Fuentes INAH y

http://es.wikipedia.org/wiki/Himno_Nacional_Mexicano#Letra

http://www.musica.com/letras.asp?letra=47362

EL QUINCUNCE (TOLTECAYOTL)

Hoy quiero compartir un escrito que me abrió los ojos hacia la filosofía mesoamericana (del Anáhuac) cuyo origen se remonta miles de años y llegó hasta el Siglo XVI, cuando fue casi eliminada por los conquistadores y evangelizadores.  También trata de la Cruz de Quetzalcóatl.  No es de extrañar que los aztecas y demás mesoamericanos aceptaran la religión católica  al ver la cruz, que ellos conocían tan bien, en el broche de la Virgen de Guadalupe, después de su aparición en el cerro del Tepeyacac (Tepeyac) en 1531.

«El Quincunce (toltecayotl)

El Quincunce simboliza mediante el “encuentro armónico” de cuatro mariposas el «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo, y también entre el intuitivo y el racional. Las mariposas elevan así su vuelo hacia las cuatro direcciones en busca de las luminosas alturas, haciendo que el soplo divino del centro desprenda al espíritu de su envoltura terrenal para elevarlo hacia el Cielo.

Si se pudiera definir con una sola palabra la Toltecayotl, el término que puede sintetizar tal complejo y profundo sistema de pensamiento y acción sería «equilibrio». En efecto, los antiguos abuelos toltecas buscaron por diferentes caminos “el arte de vivir en armonía”, armonía que lograron a través del equilibrio. Lo que es equilibrado y/o armónico es bello. Por ello, las armas del “Guerrero de la Muerte Florecida” por excelencia son simbólicamente “la Flor” y “el Canto”, metáfora que alude a la flor como belleza y al canto como sabiduría.

Con “Flor y Canto” los guerreros buscan equilibrar “Los Cuatro Rumbos de la Existencia”, porque los Toltecas simbólicamente dividen el cuerpo humano en cuatro partes:

  • la primera, la parte de la cintura a la cabeza que simboliza el Cielo, la cual a su vez es representada con el ave de más bello plumaje, el Quetzal, en conjunto estos símbolos se asocian al Espíritu;
  • la segunda, la parte de la cintura a los pies, que simboliza la Tierra, que a su vez, se representa con la serpiente que repta sobre la Madre Tierra y que en lengua náhuatl se nombra Cóatl;

En conjunto, ambos símbolos se asocian con la materia. De aquí surge el principio filosófico de el “Quetzal-cóatl”, es decir, un principio de «equilibrio» entre el aspecto espiritual y material del mundo y la vida, el cual constituye una manifestación de conocimiento que se encarna a través de la “batalla florida”, entendida como la lucha interior del Guerrero por encontrar el equilibrio y el vivir en armonía.

Sin embargo, el Ser Humano al mismo tiempo es subdividido en dos mitades longitudinales:

  • la tercera, la parte derecha llamada «tonal», que está asociada a la parte solar, masculina, activa, seca, visible y sobre todo al uso de la “razón” para percibir el mundo;
  • la cuarta, la parte izquierda llamada «nahual», que está asociada a la parte lunar, pasiva, húmeda, invisible y sobre todo al uso de la “intuición”.

El mundo y la vida se perciben como un doble par de opuestos complementarios. Quetzal-cóatl y Tonal-Nahual, que requieren de un poderoso «intento» para equilibrar la cuádruple dualidad divina que se resuelve con el «equilibrio».

El resultado de la “Batalla Florida” es el máximo logro de encontrar el difícil equilibrio. El campo de batalla es la vida cotidiana. Un complicado juego dialéctico de las fortalezas y las debilidades de cada individuo en el terreno de las fuerzas gravitatorias que “arrastran a la materia” hacia los abismos de la estupidez humana. De esta manera, “La Batalla Florida” da sentido y significado a la vida.

El logro del equilibrio de estos “Cuatro Rumbos de la Existencia” se resuelve en una “Quinta Dirección”, en forma positiva, es decir, logrando el justo equilibro entre “los dos pares complementarios” Quetzal―Cóatl y Tonal―Nahual, el resultado de la ansiada elevación o trascendencia existencial. En forma negativa, es decir, cuando no existe coherencia y equilibrio por hacer prevalecer a una cualquiera de “las direcciones”, se precipita la caída del individuo en los abyectos abismos de la degradación humana y la intrascendencia existencial.

Esta “Quinta Dirección” los antiguos Abuelos la llamaron simbólicamente de diversas formas, como por ejemplo: Macuilxochitl (Cinco Flor) o “La Cruz de Quetzalcóatl”. La Maestra Laurette Séjourné la llamó el Quincunce, en su célebre obra “Pensamiento y Religión en el México Antiguo”.

El símbolo en síntesis es una cruz con un centro equilibrador. Puede estar representado con un círculo y cuatro pétalos figurando una flor.

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macuilxochitl-280×300

Puede encontrarse como una cruz bordeada de una cruz mayor con cuatro segmentos por lado, o un cuadrado anexando en cada cara por un trapecio.

cruz-de-quetzalcoatl
cruz-de-quetzalcoatl

La iconografía anahuaca es múltiple y diversa para representar este símbolo filosófico, eje y fundamento del pensamiento Tolteca. Ha quedado en códices, estelas y sobre todo en su arquitectura, que guarda un perfecto equilibrio entre esta sabiduría humana y la mecánica celeste.

Sin embargo, existe el símbolo por excelencia de esta metáfora filosófica. La base de la idea parte de que el “Alma” de los Guerreros de la Muerte Florecida se representa por excelencia con una mariposa, que todos los guerreros llevaban en el pecho. Se puede apreciar este clásico símbolo justamente en las formidables esculturas conocidas como “Los Atlantes”, que se encuentran en la pirámide principal de Tula, Hidalgo o en las diversas esculturas conocidas como “Chac Mool”.

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Atlante-de-Tula-300×295

La mariposa eleva su vuelo en busca de las luminosas alturas cuando el espíritu del guerrero se desprende de su envoltura terrenal. La mariposa vuela hacia el principio generador, en busca de la Luz. La materia ha cumplido su misión y se reintegra a la Madre Tierra y la mariposa busca al Padre, al Sol.

Con este pensamiento poético-filosófico, los sagrados abuelos toltecas simbolizaron la Toltecáyotl con cuatro mariposas con la mirada dirigida hacia los cuatro puntos cardinales o rumbos de la existencia. Sí una mariposa negra mira al norte (Mictlampa), se delinea sobre fondo blanco; y para crear ese equilibrio su contraparte blanca mira al sur (Huitztlampa) y se la delineada sobre fondo negro. De la misma manera, a la mariposa negra que observa el este (Tlahuiztlampa) se la ubica sobre fondo blanco y su contraparte, la mariposa blanca que mira hacia el oeste (Cihuatlampa) se la delinea sobre fondo negro.

Quincunce Toltecayotl
Quincunce Toltecayotl

Lo asombroso de este símbolo filosófico tolteca, es que en el centro, de donde parten las cuatro mariposas hacia los cuatro puntos cardinales, se forma un quinto símbolo con un profundo sentido espiritual. En efecto, el “encuentro armónico” en el centro de las cuatro mariposas produce, gracias a la sabiduría de los toltecas y al talento y creatividad de los tlacuilos anahuacas, un estilizado caracol cortado de manera longitudinal, emblema de Quetzalcóatl y de su “soplo divino” que da conciencia a la materia.

El símbolo al que aspiran los “guerreros de la muerte florecida” nos es así representado con maravillosa estética y sencillez en la alegoría de las mariposas, el caracol y la cruz de Quetzalcóatl, un mensaje espiritual de profunda trascendencia y vigencia humana. Como sabemos, la civilización del Anáhuac fue una sola, pero se manifestó a partir de múltiples y diversas culturas en el tiempo y el espacio. Por ello, este símbolo está presente en todas las culturas del Anáhuac, con sus variantes culturales que dependen del lenguaje estético, especialmente entre las culturas del Altiplano y Oaxaca, con la cultura Maya ubicada en la Península de Yucatán y parte de Centro América.

El símbolo de la Toltecáyotl, como apreciará nuestro amable lector, resulta muy parecido al símbolo del Ying Yang de la civilización de Oriente. Los dos nos hablan de cuatro opuestos complementarios, solo que el nuestro es más profundo y complejo, pues incluye al caracol y a la Cruz de Quetzalcóatl. Sin embargo, Descartes decía que “la luz es una sola, por mucho que ilumine múltiples objetos”. La sabiduría humana es en consecuencia una sola, por mucho que sean múltiples las formas que tienen las culturas de expresarla.

El problema de los Mexicanos es que hemos sido educados “como extranjeros incultos en nuestra propia tierra”. Conocemos los “clichés” de la cultura grecolatina y un poco de otras civilizaciones, pero desconocemos totalmente la riqueza de la sabiduría humana que posee nuestra milenaria Cultura Madre, que es una de las seis más antiguas y cuyo origen se dio de forma autónoma.

En consecuencia, nuestra pobreza proviene de nuestra ignorancia y nuestra desolación de estar perdidos desde hace quinientos años en el “laberinto de la soledad”. Copiando y exaltando lo ajeno y sistemáticamente despreciando e ignorando lo propio. Explotando ferozmente al débil y tirándonos mansamente ante los pies del poderoso opresor/colonizador. El futuro de la Tierra le pertenece a nuestras hijas e hijos, y que no son otros que nuestras abuelas y nuestros abuelos de un milenario pasado.

Agradecimientos:

Me gustaría manifestar el más profundo agradecimiento a Pina Saucedo, de Bandera de la Paz en Durango, a la Red ArcoIris 13, a Uuc Kan y a Guillermo Marín, por su gran apoyo y aporte de información a Oikos para la realización de este artículo, puesto que con su apoyo es posible compartir con nuestros lectores el significado del Quincunce, del símbolo Maya del Hunab Ku y del peregrinar del Guerrero por Tierras del Anáhuac.

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Autor/a: Lino Ramírez (Tizaá)

Tizaá Lino René Ramírez y Márquez es originario de Acatlán de Osorio, en la Región Mixteca del estado de Puebla, México; Acatlán, y que en lengua Nahuatl quiere decir «Lugar de Carrizos». Tizaá proviene del Mixteco y quiere decir «Agua Ceniza» u «Hombre de Brío». Por su origen indígena mixteco, ha tenido contacto y relación con diferentes Abuelos de las diferentes Comunidades Indígenas de México, poseedores del conocimiento ancestral Olmeca-Tolteca-Mexica. Tal situación le ha permitido vivir las costumbres, tradiciones y cosmovisión de los pueblos del Anahuac, así como pregonar este valioso conocimiento, considerándolo como el reencuentro del Individuo con su verdadera esencia y con su verdadera Familia: El Padre Cielo, la Madre Tierra, el Fuego, el Aire, el Agua y toda forma de manifestación de la Vida.

Tags: Cultura Anáhuac, Espiritualidad

Tomado de:

http://www.mastay.info/2012/05/el-quincunce/

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Chac Mool dentro del templo de Kukulkán
Chac Mool dentro del templo de Kukulkán (Photo credit: Wikipedia)
"Atlantean" columns from the Nahua c...
«Atlantean» columns from the Nahua culture of the Toltecs at Tula. (Photo credit: Wikipedia)