VOY A…

VOY A…

.

.

Voy a decirte al oído

las palabras más dulces y sensuales,

quiero que al escucharlas

de mi mano te sientas

llegar al cielo de los inmortales.

.

Con mis manos de ti hambrientas

voy a acariciarte toda,

sin dejar un centímetro sin explorar.

.

Con mi boca sedienta

voy a besar tu piel

y saborear tu rica miel.

.

Con todo mi cuerpo

voy a disfrutar tu cuerpo,

con todo mi ser, entregarme a tu ser.

.

Con toda mi alma reverenciar tu alma,

cuyo amor por ti nace

donde se crean los sentimientos más puros

en el fondo de mi alma.

*

Garmín

***

Desde Intervidas, 13 de mayo, 2018, 4:15 am. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Todos los derechos reservados.

SENSACIÓN

SENSACIÓN

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Con tus labios tengo una obsesión,

quisiera besarlos, comérmelos a besos,

anoche me enloqueciste

por la tentación.

.

Mostrándomelos tan bellos,

tan dulces y lujuriosos,

tan ricos, húmedos y hermosos.

.

Con sabor a miel,

como el resto de tu piel,

con esa probadita que me diste,

volverme loco me hiciste.

.

.

Para enamorarme tanto,

dime: ¿Qué fue lo que me hiciste?,

me tienes obnubilado,

por ti tiernamente apasionado.

.

Sí, aunque parezca contradicción,

La dulce ternura y la salvaje pasión,

tú me haces vivir todo

en una misma sensación.

*

Garmín

***

Desde Intervidas, 23 de julio, 2018, 4:30 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

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GRITAR DE AMOR

GRITAR DE AMOR

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Hay momentos cada día,

cuando pienso en ti,

y me entra la melancolía.

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Quizá deba decir, la rebeldía,

la negación y desesperación,

porque tú no estás aquí.

.

.

En esos momentos

de agitación

dentro del alma mía.

.

Quisiera gritar,

alaridos dar

por mi inconformidad.

.

Pero me controlo

y todo se resuelve en lágrimas

y a veces un poema.

.

O un escrito donde poder sacar

algo de lo que a mi alma no deja en paz.

.

Esta agonía

por no tener tu amor

como antes,

vida mía.

*

Silvia Eugenia Ruiz Bachiller

***

Ciudad de México, 28 de julio, 2018. 5:55 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

SENTIMIENTOS ETERNOS

SENTIMIENTOS ETERNOS

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Lo que no fue en tu año

no fue en tu daño;

los poemas escritos antes de ti

son aguas pasadas.

.

Y sólo le escribía uno al año,

en su cumpleaños

para hacer patente

que en su vida, la amé,

nada más, sólo eso.

.

Y luego cuando te encontré

volví a escribir poemas,

esta vez para ti y sólo para ti.

.

Porque tú estabas siempre en mí,

en mis pensamientos y en mi sentir

y ahora tu ser permea mi alma,

la traspasa, la envuelve.

.

Ahora, si me dieras más de tu tiempo,

te haría 20 poemas o más en un día,

porque así me inspiras.

.

Sólo tú estás en mi alma,

los poemas pasados

son sólo recuerdos.

.

Los que hago para ti,

son reflejo de mis

sentimientos eternos.

*

Garmín

***

Desde Intervidas, 25 de enero, 2018,  12:50 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados

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MI NAVE EN TU PUERTO

MI NAVE EN TU PUERTO

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Después de tantos mares,

lagos, charcas, océanos,

y a veces hasta pantanos

navegar.

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Para el amor verdadero buscar,

a tus blancas playas vine a dar,

y a un puerto bienaventurado recalar.

.

Mares serenos, mares hermosos,

aguas tranquilas, maravillosas,

pero en las que también hay tormentas,

lluvias refrescantes, huracanes tumultuosos.

.

Calores que queman, que causan ardores,

pero dejando atrás todos los temores,

en tus aguas me permitiste nadar, gozar.

.

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Bañados por el sol supimos amar,

envuelta en tu luz de cielo y de mar,

tú me hiciste volver a confiar.

.

Ahí es donde mi nave tan dañada quería atracar,

en tu astillero reparar

lo poco que las tormentas inclementes

dejaron sin perjudicar.

.

En tu puerto descansar,

lo dañino del mundo olvidar,

en tus brazos volver a amar.

.

Amarte por siempre

envuelta en luz de luna,

salpicada de mar.

.

Con cadencia de palmeras

mecerte en la pleamar,

entre mis brazos tenerte

y los dos así volver a amar.

.

Al llegar a tu puerto

olvidarme de navegar

estar ahí seguro.

.

Para poder remendar

este barco resquebrajado,

este corazón tan duro,

que ha sido roto como el cristal.

.

Que contigo se ablanda

y sus pedazos vuelve a unir,

aquí entre tus brazos

volverá a latir.

.

Mientras dure mi vida

no volveré a partir

en busca de nada,

porque todo lo tengo aquí.

.

 

Aquí en tu playa

de arena blanca,

donde mi corazón halla

la luz del cielo y la calma.

.

Estando aquí

quería morir

y así fue,

pero antes, mucho antes

de lo que pretendí.

.

Y así sola te dejé,

envuelta en nubarrones

en tormentas y sinsabores.

.

Te pido perdón por eso,

pero “Ella” vino por mí

cuando mi amor estaba en ti.

.

No lo pude evitar,

pero te aseguro

que tanto amar

fue lo más duro

al tenerte que dejar.

.

Nos queda el amor

de las almas,

el amor en energía

.

Los recuerdos

de tanto amor

y el refugio de tu puerto.

.

De las playas el calor,

de nuestra pasión el ardor

y todo lo que vivimos,

aunque ahora ya esté muerto.

*

Garmín y Silvia.

***

Desde Intervidas, 27 de julio, 2018, 2 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

AMBROSÍA

AMBROSÍA

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Soy de sangre caliente

y tú la vuelves ardiente,

avivas el fuego,

pero nunca como un juego.

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Te toco con mis palabras

y te envuelves en llamas,

lo disfruto mucho

cuando me queman esas flamas.

.

Porque también mi corazón inflamas,

me haces feliz, muy feliz

cuando al acariciarte,

la esencia de tu amor derramas.

.

Me enloqueces, vida mía,

con el perfume que de tu cuerpo emanas,

con la dulzura de tu entrega

y la pasión que se desata.

.

Cuando apagas mi hambre, mi sed

y envuelves a todo mi ser

en tu maravillosa ambrosía.

.

Una y otra vez

hasta que yo te ofrendo la mía

y juntos llegamos al cielo,

como debe ser.

*

Garmín

***

Desde Intervidas, 25 de julio, 2018, 3:20 am. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

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PEQUEÑA, HERMOSA MUERTE

PEQUEÑA, HERMOSA MUERTE

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Tu cuerpo en el mío,

sudores, gemidos,

entrega, pasión.

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Deseo de fusión,

besarnos, amarnos,

mordernos, acariciarnos.

.

Tus manos recorriéndome,

tus cálidos labios también,

tus dedos erizándome

la piel.

.

Tu voz susurrándome

palabras de amor

y de pasión.

.

Mis gemidos en tu oído

aumentan tu fuego y exaltación,

esa ardiente emoción

que me envuelve en tu delirio

.

Volviéndome loca

de tantos besos en la boca,

y de lo que tu lujuria me provoca.

.

Y después de llevarme muchas

veces a la pequeña muerte,

llega la tuya como enorme avalancha.

.

Me uno a ti en el momento

de tu clímax

y nuestra entrega se sincroniza.

.

Juntos llegamos a la pequeña,

hermosa muerte

y nos damos uno al otro

como siempre.

*

Silvia Eugenia Ruiz Bachiller

.

***

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Ciudad de México, 29 de junio, 2018, 5:20 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

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DE LA PENUMBRA HACIA LA LUZ

DE LA PENUMBRA HACIA LA LUZ

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Había salido de las tinieblas

hacia la penumbra,

estaba perdido.

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No sabía hacia dónde ir,

al menos antes

tenía un objetivo.

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Pero estando en la sombra,

en la opacidad

de un crepúsculo gris.

.

Mi ser dudaba

hacia dónde me iba a dirigir;

volver atrás no era opción.

.

Hacia delante había un mar de posibilidades,

pero sin caminos definidos,

y lo peor era que no había la decisión.

.

La penumbra llegó a ser

mi zona de confort,

nada nuevo por hacer,

simplemente estar ahí,

sin vivir ni perecer.

.

.

En mi marasmo

una luz hermosa vislumbré,

eras tú en la lejanía.

.

Con mucho cuidado me acerqué,

tímidamente te llamé,

me respondiste,

hacia mí viniste.

.

Desde el primer instante

te amé.

en cuanto te acercaste,

te adoré,

.

¿Y sabes por qué?

Porque vi tu luz a lo lejos,

Porque desde la distancia

Me iluminaste con tus reflejos.

.

Y al acercarte

me dejaste perplejo

de tanta luz que fulgurabas,

desde tu mente, desde tu alma.

.

.

Quise ese resplandor compartir

y sin tenerlo que pedir,

tú magnánimamente,

con tu luz me iluminaste,

.

Como encender una cera apagada

con una vela encendida,

dar el fuego y conservarlo,

así con tu amor lo lograste.

.

Y desde entonces compartimos

el fuego del amor verdadero,

el ardor de la inmensa pasión

y toda la emoción

que ambos sentimos.

.

Tanto en la vida

como en la muerte

tal como lo prometimos.

*

Garmín

***

Desde Intervidas, 24 de julio, 2018, 3:15 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

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LA HERENCIA DE  LA DIOSA AMATERASU

LA HERENCIA DE  LA DIOSA AMATERASU

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STUART, Y SUS ANTEPASADOS.

Stuart era un niño muy especial, cuyos antepasados, tanto por el lado materno, como por el paterno habían sido excepcionales y él mismo no era un niño común y corriente, siempre iniciaba aventuras, según él resolviendo misterios, que acababan en problemas y castigos.

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Amel, abuela del padre de Stuart, nacida en la India siglos atrás, era descendiente de una princesa hindú, Mirana, que como muchas princesas, tuvo que casarse con un mandatario extranjero, musulmán, en aras de la política internacional de su pueblo. Tuvo una suerte infausta, pues murió a manos de su propio marido, que la acusó de infidelidad.

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Por su parte, Amel, se casó en 1792 con un coronel inglés, John Thompson Sr., comisionado en la India; un mes después de quedar embarazada, el coronel fue llamado de nuevo a Inglaterra y su hijo, John Thompson Jr., nació en Londres, en 1793; con el tiempo llegó a general y después fue embajador en Japón.

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Se casó 1830 con Aiko, una japonesa emparentada con el emperador Ayahito (y, por lo tanto, con extraterrestres o dioses, como se les quiera llamar); en 1832 nació su único hijo (Stuart Thompson), hijo de japonesa, con nacionalidad y apellido inglés y muy dado a meterse en líos.

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HERENCIA EXTRATERRESTRE.

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En 1842. A los 10 años, siendo hijo del embajador inglés en Japón, Stuart tenía acceso al palacio del emperador Ayahito y a algunos lugares sagrados, porque era miembro de la familia divina.

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Durante una festividad nacional de varios días y durante la cual Stuart y sus padres pernoctaron en el palacio del emperador, sus primos japoneses le contaron de los objetos sagrados legados por la Diosa Amaterasu (extraterrestre) al primer emperador japonés Jimmu y su descendencia.

nterpretación de un artista de los Tesoros Imperiales de Japón.

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Se trataba de un collar, un espejo y una espada mágica; Stuart sintió curiosidad y cuando todos estaban dormidos, se dirigió hacia el recinto sagrado con la intención de entrar y ver la espada, aunque sabía que estaba cerrado y custodiado, pero “ya veré cómo”, pensó.

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Al llegar frente al sitio sagrado se escondió tras unos cortinajes, porque vio la puerta entreabierta. Se acercó a espiar y vio al sacerdote encargado de la limpieza de la cámara divina haciendo sus labores.

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Se escurrió adentro silenciosamente y volvió a esconderse tras otros cortinajes más gruesos y ricamente bordados con hilos de oro. Observó cómo el sacerdote hacía la limpieza hincado, pues nunca se puso de pie y al terminar hizo tres reverencias hacia un lugar que parecía ser el Sancta Sanctorum.

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Éste, estaba cubierto también por cortinas, pero éstas eran doradas y tan translúcidas que permitían ver lo que se encontraba atrás de ellas, pues de la pared posterior en semicírculo pendían varios candelabros con cirios encendidos, que iluminaban algo que a Stuart le pareció un crucifijo, pues tenía forma de cruz y en la parte de arriba se vislumbraba algo como una cabeza.

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Él no era católico, pero sí cristiano y conocía los crucifijos, por lo que se extrañó sobremanera de que los japoneses adoraran la cruz cristiana. Embebido en sus reflexiones no se percató de que el sacerdote había salido de la habitación y sólo se dio cuenta cuando oyó cerrarse la pesada puerta; tardó unos segundos en aterrarse al advertir que se había quedado encerrado por lo menos hasta el día siguiente en que alguien viniera a hacer la limpieza diaria.

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Sabía que lo iban a buscar por la mañana, cuando vieran que no había dormido en su cama, pero no sabía si quería que lo encontraran, pues había cometido un sacrilegio.

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Trató de tranquilizarse y concluyó que si estaba profanando el lugar sagrado, era porque quería ver la herencia de la Diosa Amaterasu y si lo iban a castigar, lo menos que debía hacer era revisar esos objetos que los japoneses (entre ellos, su madre) consideraban divinos.

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De puntillas (aunque no hubiera nadie que pudiera oírlo) se dirigió a la zona del altar, se detuvo unos segundos y abrió las cortinas de un tirón. De pronto se le cortó la respiración por unos segundos, pero asumió que era por el fuerte aroma a incienso y de inmediato la recuperó.

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Se acercó a lo que de lejos creyó que era un crucifijo, pero vio que no lo era. Se trataba, efectivamente, de unas tablas de madera fina, oscura, unidas en forma de cruz, que sostenían en el segmento horizontal una hermosísima y gruesa espada cuyo mango estaba cubierto de piedras preciosas que lanzaban rayos luminosos y la hoja unida a él refulgía a la luz de los cirios.

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Atrás de la espada vio un espejo que reflejaba toda la estancia de una manera muy nítida y la parte posterior de la cruz donde estaba la espada.

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Luego observó lo que supuso era la cabeza, pero que en realidad correspondía a un objeto en forma de panal de abejas, envuelto en hojas de oro, que brillaba en la penumbra.

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Se acercó lentamente y estiró el brazo para tomar la espada, pero lo pensó mejor y prefirió primero averiguar qué había dentro del “panal”, se subió a un pequeño escalón que había bajo el altar y parándose en puntas de pie alcanzó el objeto, pero resultó que estaba fijo a la parte vertical de la cruz y le costó un gran esfuerzo zafarlo. Cuando lo logró, casi perdió el equilibrio debido al peso del artefacto, que al desprenderse, activó una alarma que sonó en el puesto militar del palacio, pero no en el santuario.

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Stuart recuperó el equilibrio sin soltar el “panal” y bajó cuidadosamente el escalón, en donde se sentó, para desenvolver el precioso y pesado objeto.

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Cuando estaba tratando de encontrar la orilla de la hoja de oro que lo envolvía, escuchó un escándalo, al tiempo que se abrió la puerta. Stuart se quedó paralizado del susto al ver venir al sacerdote de la limpieza, justo detrás del Gran Sacerdote y nada menos que del mismísimo Emperador, su bisabuelo, seguido de un destacamento de soldados armados hasta los dientes. En esos momentos de emergencia, sólo el encargado de la limpieza entró de rodillas, los demás profanaron el recinto con sus botas y El emperador no tenía que hincarse.

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Después de eso, todo fue confusión y lo siguiente que supo fue que lo llevaron a una celda en los sótanos del palacio, y que tenía hambre y frío. Después de un larguísimo tiempo, que supuso de varias horas, escuchó voces y reconoció la de su madre. Momentos después, en la penumbra del corredor, la vio entrar bañada en lágrimas, seguida de un carcelero con antifaz.

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De pronto pensó que lo iban a ejecutar y que ese hombre era el verdugo, pero después recordó con alivio que todos los carceleros de la prisión del palacio usaban antifaz.

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Llegó su madre y él fue a su encuentro, se abrazaron a través de las rejas y el carcelero abrió la puerta para que el chico pudiera salir. Su madre lo envolvió en sus brazos y así caminaron hasta la salida. Afuera, en una especie de oficina burocrática, lo esperaba su padre, serio y taciturno, como buen inglés; su única muestra de afecto fue despeinarlo, como siempre lo hacía cuando se emocionaba.

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De regreso a la residencia diplomática nadie pronunció palabra. Ya en casa, su madre lo llevó a la cama, lo besó como de costumbre, le dijo que le enviaría la cena y le deseó dulces sueños. Ni un regaño, ni nada. Stuart no lo podía creer, sabiendo que lo que hizo era un sacrilegio. Todo el tiempo que estuvo en la cárcel pensó que lo iban a regañar y castigar muy fuerte, pero… nada.

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Puesto que se había salvado, se puso a cavilar en dos cosas principalmente: una, ¿cómo se enteraron? No se explicaba qué lo había delatado (si lo supiera, le serviría de lección para el futuro) y dos, ¿qué carambas había dentro del panal?

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Él había escuchado y leído la historia de la diosa Amaterasu y los emperadores y recordó lo que en ella se dice.

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Se levantó de un salto y fue a su librero, buscó y pronto encontró el libro que buscaba, ahí estaba la historia/leyenda de la diosa. Leyó:

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“LEYENDA DE LA DIOSA AMATERASU

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Amaterasu nació de una lágrima de su padre Izanagi cuando se purificaba tras su intento fallido de rescatar a su esposa Izanami.

Amaterasu es la diosa del Sol en el sintoísmo y antepasada de la Familia Imperial de Japón según los preceptos de dicha religión.

También conocida como Ōhiru-menomuchi-no-kami,  su nombre significa “Diosa Gloriosa que brilla en el Cielo”.

Su padre le otorgó un collar de joyas y la puso a cargo de Takamagahara («Llanura celestial alta»), su hermano Susanoo, molesto por la repartición de la tierra entre ellos, irrumpió al templo de ella arrojando el cadáver de un caballo celestial, e inundó sus sembradíos de arroz; ofendida y triste por el acto, Amaterasu se ocultó en una cueva, por lo que la tierra se sumió en la oscuridad.

.

Después de varios intentos, sin éxito por parte de los demás dioses para que saliera, ella escuchó la risa de los dioses y asomándose para ver el por qué de la risa, preguntó a un dios que se encontraba cerca de la entrada de la cueva y éste le dijo que era porque habían encontrado a otra diosa que gobernara el sol, ella preguntó quién era y el dios le señalo detrás de ella, al voltear, Amaterasu vio su reflejo brillante y hermoso en el espejo y decidió volver a ser la diosa del sol, entonces su hermano le regalo su espada, Kusanagi, en muestra de disculpas, volviéndose estos tres objetos: el collar, el espejo y la espada, los tesoros de la corona del Yamato. 

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Según la leyenda, varias generaciones más tarde, uno de los descendientes de Amaterasu, Jinmu, recibió esos tres regalos de parte de su abuela, la diosa Amaterasu y se convirtió en el primer emperador de Japón, dejando a la Familia Imperial como descendiente directa de la diosa suprema del sintoísmo”.

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Relacionado:

http://enigmasymitos.blogspot.com/2010/07/el-templo-de-ise-santuario-japones.html 

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Terminó de leer la leyenda y se quedó dormido.

A la mañana siguiente Stuart se enteró del costo de su aventura: Su madre, bañada en lágrimas, empacó sus cosas y ese mismo día tuvo que partir hacia Inglaterra a un internado militarizado.

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¡Y lo peor es que no logró ver lo que guardaba el “panal dorado”!

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*

Ciudad de México, 20 de julio, 2018, 5 pm. © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

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14 MESES HAN PASADO

14 MESES HAN PASADO

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Para ti hace tanto tiempo,

para mí una eternidad.

.

Como sabes,

aquí no cuentan los años,

meses, semanas días,

minutos ni segundos.

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Pero según tus cuentas,

hoy hace 14 meses

dejé de estar contigo físicamente

.

En ese momento

nos dijo el destino

que perdiéramos la esperanza

completamente.

.

Esa ilusión que teníamos

de ser tuyo y de que fueras mía,

ésa, la perdimos totalmente.

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Pero aún nos queda

la ilusión mayor

de re encontrarnos en la vereda

de la luz y el verdadero amor.

*

Garmín

***

Desde Intervidas, 23 de julio, 2018, © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller. Todos los derechos reservados.

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