Y sigo solo.
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Cuando llegaste tú,
mi vida cambió,
me diste la ilusión
de tener mi complemento
pero nunca cristalizó esa ilusión,
llegó mi momento
y luego, con gran conmoción,
también nuestra separación.
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De tenerte en mis brazos,
de besarte en los labios,
de amar tu cuerpo con locura,
ilusiones ya no hay.
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Pero al menos, mi espíritu te ama
como mi cuerpo no pudo;
mi energía te clama
y te tiene siempre,
como nos lo prometimos.
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Yo cumplo, te amaré por siempre,
mi energía te busca, te alcanza, te tiene.
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Tú, igual me amas,
y noche a noche me tienes,
juntos energía y carne,
carne y energía,
en una maravillosa
danza de amor del alma.
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Desde hoy y hasta que tú seas energía, como yo
y después, cuando ambos volvamos a ser carne
y luego nuevamente energía,
en un ciclo sin fin,
nos amaremos siempre, amor.
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Daniel
Intervidas, 11 de julio, 2017, Danshaggy, © Silvia Eugenia Ruiz Bachiller.
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