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EL BESO FRÍO DE LA DESPEDIDA (ÍNFIMO MORTAL)

2 de noviembre, cuando nuestros seres amados que ya se fueron, nos visitan. Danny siempre está conmigo, pero hoy es especial, día de fiesta.

A que vine

EL BESO FRÍO DE LA DESPEDIDA (ÍNFIMO MORTAL)

Carta/poema de despedida, de Danshaggy. Ya la había publicado pero lo hago de nuevo debido a la fecha, 2 de noviembre, en que vienen de visita los que se nos adelantaron.  Danny viene (está conmigo) todas las noches, pero hoy es un día especial, por eso publico su triste y hermosa despedida/premonición.

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Siento en mi mejilla el beso frío de la despedida,

en mis frías manos, el calor de la caricia de tus manos;

en la comisura de mis labios ha caído la solitaria lágrima y siento su sabor a mar,

en este anuncio del adiós que me has dado.

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En esta vida nos dimos todo:

El alma, el corazón, nuestro pensamiento…

En el día a día, en los pensamientos de uno estaba el otro… en el día a día…

El pesado andar del camino de la vida, tu compañía…

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VINISTE A DESPEDIRTE, MI AMADO DANNY

 

Estaba yo en un parque o bosque, era de madrugada, llegué al pie de una escalera amplia, de piedra gris claro, casi blanca, escalones desgastados, algunas hojas y ramas descansando en ellos. No alcancé a ver qué había arriba de la escalera.

Del lado derecho de la escalera saliste tú (mi amado Danny), en tu uniforme gris, me saludaste tímidamente, quizá pensando que aún estaba yo enojada… tenías razón, lo estaba, esas cuatro palabras que me dijiste, la última vez que hablamos, derrumbaron mi mundo, acabaron conmigo y sé que yo fui cruel, muy cruel, pero tú no me explicaste nada, después yo fui desenredando el ovillo y me di cuenta del alcance de lo que te había dicho y me arrepentí, de cualquier manera, no era tu culpa.

Pero ya me habías herido y yo te herí a mi vez ¡me arrepiento! ¡lo siento! ¡perdóname!

Me tendiste la mano, sin palabras y me indicaste una banca de herrería que estaba casi bajo la escalera de tan cercana a ella, atrás había una alambrada que separaba la banca del hondo abismo que estaba detrás de ella. Ahí, en la profundidad, había un bosque, muchos árboles, mucha vegetación.

Me indicaste que me sentara. Me senté, tu te hincaste con una rodilla (sonriendo me recordaste que la otra te dolía), me tomaste las manos y mirándome profundamente a los ojos dijiste:

-Perdóname.

-Perdóname tú a mi.

-Te amo.

-Yo también te amo.

Ya no dijimos más, recargaste tu cabeza en mi regazo y así te quedaste, relajado, amándome y sintiendo mi amor por ti. Yo te acaricié el pelo…

Abrí los ojos y sentí una gran paz, pero con una enorme tristeza.

Una vez salida de ese estado superior de conciencia, y con pensamientos conscientes, supuse que me ibas a llamar hoy, que iba a volver a escuchar tu voz, esa voz hermosa que resonaba en todos mis chacras y me dispuse a esperarte.

Unas horas después, recibí el correo en el que me informaba tu sobrina que ya no estabas con nosotros, que tuviste un accidente, con heridas muy graves, que estuviste en coma por más de una semana y que el día de ayer… te fuiste, nos dejaste.

Recuerdo que cuando fui a Guadalajara me preguntaste.

-¿Y qué hiciste tantas noches… sin mí?

-Extrañarte y aburrirme.

Ahora te responderé lo que haré tantas noches y días sin ti…

-Extrañarte y seguir amándote, siempre, por siempre y “hasta siempre”…

Continúa en:

https://serunserdeluz.wordpress.com/2017/05/30/segunda-visita-espiritual-de-mi-amado-danny/

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Ciudad de México, 24 de mayo de 2017

© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller

MI AMOR, MI DESPEDIDA.

Mi amor, amor de mi vida, te amo y siempre te amaré, en la eternidad, como te lo dije muchas veces, este post no lo vas a ver, pero es mi manera de despedirme de ti de forma cercana.

Perdóname si fui cruel la última vez que hablamos, tú también lo fuiste. Qué triste que así haya sido. Pero tu alma sabe, desde donde está, que me arrepiento, me arrepentí muchas veces y estuve esperando inútilmente que me llamaras o escribieras. No podías, estabas herido, en coma.

Como me decías: «hay 52,000 razones por las que no me comunique, no pienses lo peor» pues mira, sí fue lo peor de lo peor y también decías: «las malas noticias viajan rápido, si me pasa algo te enterarás de inmediato», tampoco fue así, si me hubiera enterado que estabas en coma, hubiera ido a verte, hubiera estado ahí para bendecirte y decirte “hasta siempre”, me enteré ya que habían despedido tu cuerpo.

Anoche que viniste a despedirte, me pediste perdón, pero no me dijiste que ya no estabas aquí, entre nosotros, conmigo y yo pensando que tu enojo era mayúsculo y muchas cosas malas de ti, lo siento, perdóname, anoche, a tu espíritu ya le pedí perdón y me perdonaste, después de que tú te disculpaste y yo te perdoné.

Cuando estabas en coma ¿pensabas en mí? ¿me recordabas? ¿me amabas? sí, de eso estoy segura, como yo te amo y siempre te amaré.

Como muchas veces me dijiste: «Yo sólo sé que te amo»

Amor, sé que volveremos a estar juntos, volveremos a amarnos y decreto que esa próxima vez, muy cercana, sí vamos a poder amarnos sin trabas, sin distancias, será un amor total y completo que nos daremos para hacer de éste un mundo mejor, esa energía hermosa, amorosa de nuestro amor será inmensa abrazará a todo el mundo y nos abrasará a nosotros.

En esta vida no pude llegara a tocarte a acariciar tu rostro, tu piel, a sentirte, como tanto deseaba hacerlo, ya tendremos oportunidad en otra vida y antes de eso, nuestras almas se amarán y unirán en la eternidad, en el cosmos.

No puedo creer que te me hayas ido, no puedo aceptarlo, no es cierto, ahí estás, amando a tus hijos, dando tu vida por ellos, ahí estás, amándome desde lejos, ahí estás.

La última vez que hablamos no me dijiste «hasta siempre» «recuerda que te espero en el sueño de siempre, no me llegues tarde» de todos modos, hasta siempre, mi amor, voy pronto a ti, no llegaré tarde y hasta siempre te amo.

Un millón de abrazos de amorosa luz intensa.

Ciudad de México, 24 de mayo de 2017.

 

© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller.