Ropa interior femenina ayer y hoy

Ropa interior ayer y hoy

RosaA lo largo de la historia de la humanidad, la ropa interior ha mutado su diseño y función de la mano de las transformaciones sociales y de la emancipación de la mujer. Desde la primitiva función del taparrabos, empleado para resguardar las partes íntimas del medio natural, hasta los materiales que convierten a la lencería en una segunda piel, han transcurrido siglos y costumbres variopintas que reflejan el rol de las mujeres en la sociedad.

En Grecia, la ropa interior femenina se relacionaba tanto con el estado civil como con la posición social de las féminas, que empleaban el zoster o banda de lino bordado que se ceñía a la cintura, en tanto que las casadas utilizaban el apodesmo como sujetador, que se resaltaba con cintas de colores entrelazadas.

corset
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El antecesor del corpiño o sujetador fue el incómodo corset, cuyo empleo se remonta al siglo XVII, utilizado para realzar la cintura y aumentar el tamaño del busto. En el siglo XVIII se comienza a emplear en Francia la llamada cotilla, especie de corset más pequeño, sin mangas y con ballenas bajo el busto hasta la cintura, que se reservaba para aquellas mujeres que no realizaban trabajos físicos debido a que no permitía, por razones obvias, demasiada amplitud en los movimientos.

En el siglo XX el traje de algodón tejido que cubría el cuerpo da lugar a las dos piezas de ropa interior femenina que van reduciendo su tamaño con los años. El primer corpiño data de 1914, y los calzones largos se van acortando para acompañar el devenir de las faldas. La lencería se transforma en industria y los tejidos cómodos como el algodón y la lycra conviven con la suntuosidad de la seda, el encaje y las puntillas.

En 1980, empresas líderes como La Perla y Victoria´s Secret se expanden de la mano de fenómenos como Madonna,  un ícono con sus corpiños en punta y el empleo de aros de alambre como precursores del Wonderbra, que aumenta artificialmente el tamaño de los senos mientras la silueta se delinea con los nuevos materiales y los colores cobran su propio significado.

Blanco virginal, rojo pasión, negro suntuoso o el desenfado de los colores flúor, la ropa interior implica tanto ocultar como revelar la piel, en una ceremonia lúdica que le confiere un lugar de privilegio para la vida íntima. Porque desde hace más de dos mil quinientos años, su sola visión cubriendo parcialmente el cuerpo ha generado todo tipo de fantasías.

7 comentarios en “Ropa interior femenina ayer y hoy”

    1. Gracias Felipe, me da gusto que me sigas leyendo. Tengo pensado publicar otro post con una investigación más profunda y desde la óptica de las feministas de los años 60s del siglo pasado y la supuesta quema de brassieres como símbolo de rebelión y rechazo al «status quo»

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