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ES MODELO DE ROPA INTERIOR, Y TIENE 62 AÑOS

Una retirada a lo grande: con 62 años y en ropa interior

Han pasado más de 50 años desde que debutara por primera vez encima de una pasarela, pero Marie Helvin aún conserva casi intacta la figura que la hizo famosa. “Es mi trabajo”, ha declarado, restando importancia al hecho de que con 62 años haya sido fichada como imagen de una firma de lencería.

Esta modelo oriunda de Japón pero afincada desde pequeña en Inglaterra se ha puesto al frente de la campaña de la línea de lencería JD Williams Always Aliza, diseñada por Aliza Reger para mujeres de mediana edad, con más experiencia pero la misma ilusión que cuando empezó, quizá porque, como ha asegurado, ésta es la última vez que expondrá su cuerpo en ropa interior para el gran público.

“Ser modelo de lencería es extremadamente difícil y estresante para mi edad. Se necesita mucho trabajo para mantener una buena silueta. Entreno como un atleta”, ha confesado a la revista Yes.

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Sobre su rutina diaria, dice que va al gimnasio “sin falta cuatro veces a la semana de 45 minutos a una hora. Me gusta hacer pesas para el tono muscular y bicicleta y remo para mi ritmo cardíaco”.

“Aunque mi cuerpo no es ni de lejos el de una mujer de 30 o 40 años, estoy en buena forma y para mí es un gran placer estar tan saludable y en forma para mi edad. Lo único que no puedo cambiar es la elasticidad de la piel”, ha lamentado, «pero dudo mucho que acepte un nuevo trabajo en lencería. Esta será la última vez. Con 60 años es demasiado: creo que prefiero comer pizza”.

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Helvin irrumpió en el mundo de la moda cuando sólo tenía 15 años. Se casó con el célebre fotógrafoDavid Bailey, pero se divorció 10 años más tarde en 1985. La modelo afirma que siempre ha sido muy disciplinada para mantenerse en el mejor estado de salud: dejó de fumar a los 40, de beber alcohol cuando cumplió 60 y dice que no come carne desde hace casi 50 años.

Marie Helvin modelo ropa interior
Marie Helvin modelo ropa interior

Sin embargo, puede que los lectores más observadores hayan advertido que ese físico y ese rostro no están únicamente esculpidos por la gracia de la naturaleza, la dieta y el gimnasio. “No voy a decir que no me he hecho ningún retoque. Tampoco voy a decir que me lo he hecho. Soy muy sincera, pero me parece que cuando una habla de este tema de algún modo se la encasilla”, espeta rotunda.

Fuente:

https://es-us.celebridades.yahoo.com/noticias/han-pasado-mas-de-50-anos-desde-que-debutara-por-220629858.html

Ropa interior femenina ayer y hoy

Ropa interior ayer y hoy

RosaA lo largo de la historia de la humanidad, la ropa interior ha mutado su diseño y función de la mano de las transformaciones sociales y de la emancipación de la mujer. Desde la primitiva función del taparrabos, empleado para resguardar las partes íntimas del medio natural, hasta los materiales que convierten a la lencería en una segunda piel, han transcurrido siglos y costumbres variopintas que reflejan el rol de las mujeres en la sociedad.

En Grecia, la ropa interior femenina se relacionaba tanto con el estado civil como con la posición social de las féminas, que empleaban el zoster o banda de lino bordado que se ceñía a la cintura, en tanto que las casadas utilizaban el apodesmo como sujetador, que se resaltaba con cintas de colores entrelazadas.

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El antecesor del corpiño o sujetador fue el incómodo corset, cuyo empleo se remonta al siglo XVII, utilizado para realzar la cintura y aumentar el tamaño del busto. En el siglo XVIII se comienza a emplear en Francia la llamada cotilla, especie de corset más pequeño, sin mangas y con ballenas bajo el busto hasta la cintura, que se reservaba para aquellas mujeres que no realizaban trabajos físicos debido a que no permitía, por razones obvias, demasiada amplitud en los movimientos.

En el siglo XX el traje de algodón tejido que cubría el cuerpo da lugar a las dos piezas de ropa interior femenina que van reduciendo su tamaño con los años. El primer corpiño data de 1914, y los calzones largos se van acortando para acompañar el devenir de las faldas. La lencería se transforma en industria y los tejidos cómodos como el algodón y la lycra conviven con la suntuosidad de la seda, el encaje y las puntillas.

En 1980, empresas líderes como La Perla y Victoria´s Secret se expanden de la mano de fenómenos como Madonna,  un ícono con sus corpiños en punta y el empleo de aros de alambre como precursores del Wonderbra, que aumenta artificialmente el tamaño de los senos mientras la silueta se delinea con los nuevos materiales y los colores cobran su propio significado.

Blanco virginal, rojo pasión, negro suntuoso o el desenfado de los colores flúor, la ropa interior implica tanto ocultar como revelar la piel, en una ceremonia lúdica que le confiere un lugar de privilegio para la vida íntima. Porque desde hace más de dos mil quinientos años, su sola visión cubriendo parcialmente el cuerpo ha generado todo tipo de fantasías.