Cuando creí tenerte
en el cuenco de mis manos
como agua cristalina
que podría beber
hasta saciar mi sed
de amor.
Cuando me amabas
con más pasión,
cuando yo sentía
que era adorada,
Te me escapaste,
te escurriste
por entre mis dedos.
Quedé
con las manos vacías,
con el corazón desierto,
con el alma suspendida,
con el espíritu marchito.
Pero, amor
aunque seas
y sigas siendo
el amor de mi vida,
sé que llegará alguien más,
alguien que no se escapará,
un ser maravilloso que,
como yo lo ame,
me amará.
Ver también: