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The Wreck of Titanic (el Naufragio del Titanic) + VIDEO

Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de (c) al final

Magnífico video de los restos del naufragio del Titanic, al cumplirse 100 años de su trágico hundimiento.

El miércoles 10 de abril de 1912, el barco trasatlántico más grande del mundo soltó las amarras del puerto de Southampon, Inglaterra rumbo a Nueva York, Estados Unidos.

Lo habían terminado de construir en Belfast, Irlanda y, tras realizar sólo un día de pruebas en el mar, fue llevado a Southampton, desde el que partiría en su primer, último y fatídico viaje.

En la noche del 14 de abril de 1912, una noche inusualmente estrellada y extraordinariamente calmada en el Atlántico Norte, un enorme iceberg a 640 km de las costas de Terranova (Newfoundland), Canadá, impactó el casco del buque, rompiéndolo e inundando 6 compartimientos, condenando al Titanic a hundirse en poco más de 2 horas.

Aunque el Titanic ya había recibido varias advertencias de hielo, sobre todo provenientes del SS Californian, la nave continuó su viaje a 41 km/hora; la catástrofe sucedió a las 23:40, cuando chocó con un enorme iceberg que se desplazaba a la deriva.

Lo más trágico era que no había suficientes botes salvavidas.

A las 2:20 de la madrugada del lunes 15 de abril de 1912, el enorme trasatlántico supuestamente «insumergible» desapareció bajo las oscuras y gélidas aguas del Atlántico, a 1º C bajo cero.

De los 2,227 pasajeros y tripulantes que estaban en el Titanic, sólo hubo 705 sobrevivientes. El RMS Carpathia pudo rescatar a 706, pero uno de los sobrevivientes falleció a borde de éste.

Murieron 1,517 personas, entre pasajeros y miembros de la tripulación del Titanic: la mayoría de los muertos eran de tercera clase, pues ni siquiera pudieron acercarse a los insuficientes botes salvavidas.

Los restos del naufragio del Titanic fueron hallados en 1985, 73 años después del hundimiento, a 3,800 metros de profundidad.

Con motivo del centenario del hundimiento del Titanic, se están transmitiendo muchos documentales sobre el tema en los canales History Channel, Discovery Channel y Natgeo, además de que se está exhibiendo en cines de todo el mundo la versión 3D de la Película «Titanic», de James Cameron, con Leonardo di Caprio y Kate Winslet.

Puedes ver más datos en:

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/04/12/ss-californian-el-barco-que-no-acudio-al-rescate-del-titanic/

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/04/13/1241/ (fotos de cómo construyeron al Titanic)

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/24/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-1a-parte/

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/27/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-2a-parte/

© Silvia Eugenia Ruiz BachillerAutora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación, regresiones a vidas pasadas, con temas como psicología, PES, sueños, tantra, kundalini, iniciaciones, brujería, esoterismo, arqueología, etc.

foto Angel Sosa

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EL RETORNO DE LOS BRUJOS. FRAGMENTO

Hace muchos años leí este impactante libro, que me abrió muchas puertas a lo desconocido de la mente humana, la parapsicología, el misticismo y el realismo fantástico. Tiempo después, pude experimentar algo de lo que leí en él y muchas cosa más.

Quiero compartirles uno de los capítulos que más mella hicieron en mi mente.

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«El Retorno De Los Brujos  07b

II – LO FANTÁSTICO INTERIOR

Los pioneros: Balzac, Hugo, Flammarion. —Jules Romains y la cuestión más vasta. Fin del positivismo. —¿ Qué es la parapsicología? — Hechos extraordinarios y experimentos ciertos. — El ejemplo del Titanic — Vi­sión. — Precognición y sueño. — Parapsicología y psi­coanálisis. — Nuestro trabajo excluye el ocultismo y las falsas dencias. — En busca de la maquinaría de las pro­fundidades.

El crítico literario filósofo Albert Béguin sostenía que Balzac era un visionario más que un observador. Esta tesis me parece exacta. En una novela admira­ble, Le Réquisitionnaire, Balzac prevé el nacimiento de la parapsicología, que se realizará en la segunda mitad del siglo xx e intentará fundar como cien­cia exacta el estudio de los «poderes psíquicos» del hombre.

«A la hora precisa en que Madame De Dey moría en Carentan, su hijo era fusilado en el Morbihan. Pode­mos sumar este hecho trágico a todas las observaciones sobre las simpatías que desconocen las leyes del espa­cio; documentos que coleccionan con sabia curiosidad algunos hombres solitarios y que servirán un día para asentar las bases de una ciencia nueva a la que falta has­ta el día presente un hombre de genio.»

En 1891, Camille Flammarion declaraba:1

«Nues­tro fin de siglo se parece un poco al del siglo preceden­te. El espíritu empieza a cansarse de las afirmaciones de la filosofía que se califica de positiva. Creemos adivinar que se equivoca… «¡Conócete a ti mismo!», decía Só­crates. Desde hace millares de años, hemos aprendido una enorme cantidad de cosas, excepto la que más nos interesa. Parece que el espíritu humano actual tiende, por fin, a obedecer la máxima socrática.»

Una vez al mes, Conan Doyle venía de Londres a visitar a Flammarion en el Observatorio de Juvisy y a estudiar con el astrónomo fenómenos de evidencia, de apariciones y materializaciones, por lo demás bas­tante dudosas. Flammarion creía en los fantasmas y Conan Doyle coleccionaba «fotografías de hadas». La «ciencia nueva» presentida por Balzac no había nacido aún, pero se sentía ya su necesidad.

Victor Hugo había dicho, formidablemente, en su desconcertante estudio sobre William Shakespeare:

«Todo hombre lleva su Patmos dentro de sí. Es libre de subir o no subir a este terrible promontorio del pensamiento, desde el cual se perciben las tinieblas. Si no va a él, permanece en la vida ordinaria, en la conciencia ordinaria, en la fe ordinaria, en la duda ordinaria, y así está bien. Para el descanso interior es sin duda lo mejor. Si sube a la cima, queda preso en ella. Se le aparecen las profundas olas del prodigio. Y nadie puede ver impu­nemente aquel océano… Se obstina en el abismo absor­bente, en el sondeo de lo inexplorado, en el desinterés de la tierra y de la vida, en la entrada de lo prohibido, en el esfuerzo por palpar lo impalpable, por mirar lo invisible; y vuelve allí, y vuelve de nuevo, y se aco­da, y se abalanza, y da un paso, después dos, y así es como uno penetra en lo impenetrable, y así es como uno avanza en el ensanchamiento sin límites de la con­dición infinita.»

1. Le Fígaro ¡Ilustré, noviembre de 1891.

En cuanto a mí, tuve en 1939 la visión precisa de una ciencia que, al aportar testimonios irrecusables sobre el hombre interior, obligaría pronto al espíritu a una nueva reflexión sobre la naturaleza del conocimiento, y, poco a poco, llegaría a modificar los métodos de toda la inves­tigación científica en todos los terrenos. Tenía yo dieci­nueve años, y la guerra me sorprendía cuando había de­cidido consagrar mi vida al establecimiento de una psicología y de una fisiología de los estados místicos. En aquel entonces, leí en la Nouvelle Revue Française un ensayo de Jules Romains: «Respuesta a la cuestión más vasta», que vino inesperadamente a reforzar mi posi­ción. Este ensayo fue, también, profetico. Después de la guerra nació, en efecto, una ciencia del psiquismo, la pa­rapsicología, que está hoy en pleno desarrollo, mientras que en el seno mismo de las ciencias oficiales, como las matemáticas o la física, el espíritu cambiaba en cierto modo de plano.

«Yo creo —escribía Jules Romains— que la prin­cipal dificultad del espíritu humano reside menos en alcanzar conclusiones verdaderas dentro de un cierto orden o en ciertas direcciones, que descubrir el me­dio de acordar las conclusiones a que llega trabajando en diversos órdenes de realidad, o emprendiendo di­versas direcciones que varían según las épocas. Por ejemplo, le resulta muy difícil poner de acuerdo las ideas, en sí mismas muy exactas, a que le ha llevado la ciencia moderna sobre la base de los fenómenos físicos, con las ideas, tal vez también muy ciertas, que había en­contrado en las épocas en que se ocupaba principal­mente de las realidades espirituales o psíquicas, y que aún hoy en día reclaman para sí los que, ajenos a los métodos físicos, se consagran a investigaciones de or­den espiritual o psíquico.

No pienso en absoluto que la ciencia moderna, a la que a menudo se acusa de materíalismo, se vea amenazada por una revolución que arruinaría los resultados de que se siente segura (sólo pueden estar amenazadas las hipótesis demasiado gene­rales o prematuras de las que no está segura). Pero sí que puede encontrarse un día frente a resultados tan coherentes, tan decisivos, alcanzados por los métodos llamados en general «psíquicos», que le será imposible considerarlos, como hasta ahora, nulos y sin valor. Mu­chas personas se imaginan que, llegado aquel momen­to, las cosas se arreglarán fácilmente, limitándose la ciencia llamada «positiva» a conservar tranquilamente su campo actual, y dejando que se desarrollen fuera de sus fronteras aquellos otros conocimientos que trata ahora de supersticiones o relega al terreno de lo «incog­noscible» abandonándose despectivamente a la metafí­sica.

El día en que se confirmen —si llegan a confirmar­se— muchos de los resultados más importantes de la experimentación psíquica, se llamarán oficialmente «verdades» y atacarán a la ciencia positiva en el interior de sus fronteras; y será necesario que el espíritu huma­no que hasta ahora, y por miedo a las responsabilida­des, finge no ver el conflicto, se decida a realizar un ar­bitraje. Será una crisis muy grave, tan grave como la provocada por la aplicación de los descubrimientos fí­sicos a la técnica industrial. La vida misma de la Huma­nidad sufrirá una transformación. Creo esta crisis posi­ble, probable e incluso muy próxima.»

Una mañana de invierno, acompañé a un amigo a la clí­nica donde debían operarle de urgencia. Empezaba a clarear, y caminábamos bajo la lluvia, buscando ansio­samente un taxi. La fiebre había hecho presa en mi vaci­lante amigo, el cual, de pronto, me señaló un naipe cu­bierto de barro que yacía en la acera.

—Si es un comodín —me dijo—, todo irá bien.

Cogí la carta y le di la vuelta. Era un comodín.

La parapsicología trata de sistematizar el estudio de hechos de esta naturaleza, por acumulación experimen­tal. ¿Está el hombre normal dotado de un poder que no utiliza casi nunca, simplemente, según parece, porque le han persuadido de que no lo tiene? La experimenta­ción realmente científica parece eliminar completa­mente la noción del azar. Tuve ocasión de participar, en compañía de Aldous Huxley, como miembro destaca­do, en el Congreso Internacional de Parapsicología de 1955, y después he seguido los trabajos americanos, suecos y alemanes de los médicos y psicólogos dedica­dos a esta investigación. No puede dudarse de la serie­dad de estos trabajos. Si la ciencia, con reticencia desde luego legítima, se mostraba reacia a los poetas, la para­psicología podría sacar de Apollinaire una excelente de­finición:

Todo el mundo es profeta, querido André Billy,

pero hace tanto tiempo que se dice a la gente

que no tiene porvenir, que es ignorante para siempre

e idiota de nacimiento,

que se lo ha creído y nadie piensa siquiera

en preguntarse si conoce o no el porvenir.

No hay espíritu religioso en todo esto

ni en las supersticiones ni en las profecías

ni en todo lo que llaman ocultismo;

hay ante todo una manera de observar la Naturaleza

y de interpretar la Naturaleza

que es muy legítima.1

La experimentación parapsicológica parece demos­trar que existen, entre el Universo y el hombre, relaciones distintas de las establecidas por los sentidos habitua­les. Todo ser humano normal podría percibir los objetos a distancia o a través de los muros, influir en el movi­miento de los objetos sin tocarlos, proyectar sus pensa­mientos y sus sentimientos en el sistema nervioso de otro ser humano, y, en fin, conocer a veces el porvenir. Sir H. R. Haggard, escritor inglés muerto en 1925, en su novela Maiwa’s Revenge, hace una descripción detallada de la evasión de su héroe, Alian Quatermain Éste es capturado por los salvajes cuando escala una pa­red rocosa. Sus perseguidores le tienen agarrado por un pie: él se libra disparándoles un pistoletazo paralela­mente a su pierna derecha. Algunos años después de la publicación de la novela, se presentó un explorador in­glés en casa de Haggard. Vino especialmente de Lon­dres para preguntar al escritor cómo había podido en­terarse de su aventura en todos sus detalles, pues no había hablado de ella a nadie y quería ocultar aquella muerte.

1. Apollinaire, Calligrammes.

En la biblioteca del escritor austríaco Karl Hans Strobl, muerto en 1946, su amigo Willy Schrodter hizo el siguiente descubrimiento:

«Abrí sus propias obras, alineadas en un estante. Entre sus páginas, había nume­rosos artículos de prensa. No eran críticas, como pensé en un principio, sino hechos diversos. Y advertí con un estremecimiento, que relataban acontecimientos des­critos con mucha anticipación por Strobl.»

En 1898 un escritor de ciencia ficción americano, Morgan Robertson, describió el naufragio de un navio gigante. Este navio gigante desplazaba 70.000 toneladas, medía 800 pies y transportaba 3.OOO pasajeros. Su motor estaba equipado con tres hélices. Una noche de abril, durante su primer viaje, chocó en la niebla con un ice­berg y se fue a pique. Se llamaba: Titán.

El Titanic, que más tarde se hundiría en las mismas circunstancias, desplazaba 66.000 toneladas, medía 828,5 pies, transportaba 3.000 pasajeros y tenía tres hé­lices. La catástrofe ocurrió una noche de abril.

Esto son hechos. Veamos ahora unos cuantos expe­rimentos realizados por los parapsicólogos: En Durham, Estados Unidos, el experimentador tiene en la mano un juego de cinco cartas especiales. Las baraja y las saca una detrás de otra. Una cámara registra la ope­ración. En el mismo instante, en Zagreb, Yugoslavia, otro experimentador trata de adivinar el orden en qué el otro ha sacado las cartas. Esto se repite millares de veces. La proporción de las adivinaciones es mucho mayor de lo que permite la casualidad.

En Londres, en una habitación cerrada, el matemáti­co J. S. Soal saca cartas de un juego parecido. Detrás de una pared opaca, el estudiante Basil Shakelton trata de adivinar. Cuando se comparan los resultados, se ad­vierte que el estudiante ha adivinado, también en pro­porción superior al azar, la carta que saldría en la mani­pulación siguiente.

En Estocolmo, un ingeniero construye una máqui­na que, automáticamente, arroja unos dados en el aire y registra en una película su caída. Los espectadores, miembros de la universidad, intentan mentalmente for­zar un número determinado, deseándolo intensamente. Y lo logran en una proporción que el azar no podrá justificar.

Al estudiar los fenómenos de precognición durante el sueño, el inglés Dunne ha demostrado científicamen­te que algunos sueños son capaces de des’cúbrir un por­venir, incluso lejano,1 y dos investigadores alemanes, J. W. Dunne soñó, en 1901, que la ciudad de Lowestoft, en la costa de la Mancha, era bombardeada por una flota extranjera. Este bombardeo tuvo lugar en 1914 con todos los detalles consignados por Dunne en 1901.

1. Le Temps et le Rêve. Traducción francesa de las Éditions du Senil.

Moufand y Stevens, en una obra titulada El misterio de los sueños,1 citan numerosos casos precisos y comprobados, en que los sueños habían revelado aconteci­mientos futuros y conducido descubrimientos científi­cos importantes.

El célebre atomista Niels Bohr, siendo estudiante, tuvo un sueño extraño. Se vio en un sol de gas ardiente. Los planetas pasaban silbando. Estaban sujetos al sol por débiles filamentos y giraban a su alrededor. De pronto, el gas se solidificó, el sol y los planetas se con­trajeron. Niels Bohr se despertó en aquel momento y tuvo conciencia de que acababa de descubrir el modelo del átomo, tan buscado. El «sol» era el centro fijo alre­dedor del cual giran los electrones. Toda la física ató­mica moderna y sus aplicaciones han salido de aquel sueño.

El químico Auguste Kékulé explica: «Una noche de verano, me dormí en la plataforma del autobús que me conducía a casa. Vi claramente cómo, en todas par­tes, los átomos se unían en parejas que eran arrastradas por grupos más importantes, los cuales eran a la vez atraídos por otros todavía más poderosos: y todos es­tos corpúsculos giraban en desenfrenado torbellino. Pasé una parte de la noche transcribiendo la visión de mi sueño. La teoría de la estructura había sido descu­bierta.»

Después de haber leído en los periódicos los relatos de los bombardeos de Londres, un ingeniero de la Compañía Americana de Teléfonos Bell tuvo, en una noche de otoño de 1940, un sueño en el cual se vio di­bujando el plano de un aparato merced al cual se podía apuntar el cañón antiaéreo al lugar exacto por el que pasaría un avión cuyas trayectoria y velocidad fuesen conocidas. Al despertarse, trazó el esquema, «de me­moria». El estudio de este aparato, que debía utilizar por primera vez el radar, fue realizado por el gran sabio Norbert Wiener, y las reflexiones de Wiener a este res­pecto iban a ser causa del nacimiento de la cibernética.

El propio Dunne vio en sueños los titulares de los periódicos anunciando la erupción del Monte Pelado, unos meses antes del suceso.

1. Traducción francesa de las Editions des Deux Rives, París

«Decididamente —decía Lovecraft—, no hay que subestimar la importancia gigantesca que pueden tener­los sueños».1

De ahora en adelante, tampoco hay que despreciar los fenómenos de preconocimiento, ya sea en el estado de sueño, ya en el de vigilia. Rebasando en mucho el terreno de la psicología oficial, la comisión de energía atómica propuso, en 1958, la utilización de «vi­dentes» que intentasen adivinar los puntos en que cae­rían los proyectiles rusos en caso de guerra.2

El misterioso pasajero subió a bordo del submarino atómico Nautilus el 25 de julio de 1959. El submarino se hizo inmediatamente a la mar y, durante dieciséis días, recorrió las profundidades del océano Atlántico. El pa­sajero sin nombre se había encerrado en su camarote. Sólo el marinero que le llevaba la comida y el capitán Anderson, que le hacía una visita diaria, le habían visto la cara. Dos veces al día, enviaba una hoja de papel al ca­pitán Anderson. En tales hojas aparecía una combina­ción de cinco signos misteriosos: una cruz, una estrella, un círculo, un cuadrado y tres líneas onduladas. El capi­tán Anderson y el pasajero desconocido estampaban sus firmas en la hoja, y el capitán Anderson la encerraba en un sobre sellado después de haber introducido dos tar­jetas en su interior. Una de ellas llevaba la hora y la fecha. La otra, las palabras «Muy secreto. Destruirlo en caso de peligro de captura del submarino». El lunes 10 de agosto de 1959, el submarino atracaba en Croyton. El pasajero subió a un coche oficial, que, bajo escolta, lo trasladó al aeródromo militar más próximo.

1. En su novela, Más allá del muro del sueño.

2. 31 de agosto de 1958. Informe de la Rand Corporation.

Algunas horas más tarde, el avión aterrizaba en el pequeño aeródromo de la ciudad de Friendship, en Maryland. Un automóvil esperaba al viajero. Le con­dujo ante un edificio que ostentaba el rótulo «Centro de investigaciones especiales Westinghouse. Prohibida la entrada a toda persona no autorizada». El coche se detuvo ante el puesto de guardia, y el viajero preguntó por el coronel William Bowers, director de ciencias biológicas de la Oficina de investigaciones de las Fuer­zas Aéreas de los Estados Unidos.

El coronel Bowers le esperaba en su despacho.

—Siéntese, teniente Jones —le dijo—. ¿Trae el sobre?

Sin decir palabra, Jones tendió el sobre al coronel, que se dirigió a una caja fuerte, la abrió y sacó de ella un sobre idéntico, a excepción únicamente de que el sello no llevaba la inscripción «Submarino Nautilus», sino «Centro de Investigaciones X, Friendship, Maryland». El coronel Bowers abrió los dos sobres y extrajo de ellos sendos paquetes de sobres más pequeños, que abrió a su vez. Los dos hombres, en silencio, juntaron las hojas que tenían igual fecha. Después, las cotejaron, Con una coincidencia de más del 70 por 100 los signos eran los mismos y estaban colocados en el mismo or­den en las dos hojas que llevaban la misma fecha.

—Estamos en un recodo de la Historia —dijo el coronel Bowers—. Por primera vez en el mundo, en condiciones que no permitían el menor truco y con una precisión suficiente para la aplicación práctica, el pen­samiento humano ha sido transmitido a través del espa­cio, sin ningún intermediario material, de un cerebro a otro cerebro.

Cuando se conozcan los nombres de los dos hombres que participaron en este experimento, serán cierta­mente retenidos por la historia de las ciencias.

Por lo pronto, no son más que el «teniente Jones», oficial de Marina y «un tal Smith», estudiante de la Universidad de Duke, en Durham (Carolina del Norte, Estados Unidos).

Dos veces al día, durante los dieciséis que duró el experimento, el tal Smith, encerrado en una habitación de la que no salió en absoluto, se colocaba ante un apa­rato automático de barajar cartas. En el interior de éste, en un tambor, era barajado un millar de naipes. No eran naipes ordinarios de jugar, sino simplificados. Es­tas cartas, llamadas de Zener, se emplean desde hace tiempo en experimentos de parapsicología y son todas del mismo color. Llevan uno de los cinco símbolos si­guientes: tres líneas onduladas, un círculo, una cruz, un cuadrado y una estrella. Dos veces al día, accionado por un mecanismo de relojería, el aparato arrojaba una carta, al azar, y con un intervalo de un minuto. El tal Smith contemplaba fijamente la carta, pensando en ella con gran intensidad. A la misma hora, a 2.000 kilóme­tros de distancia y a centenares de metros de profundi­dad en el océano, el teniente Jones trataba de adivinar cuál era el naipe que miraba el tal Smith. Anotaba el re­sultado y hacía que el capitán Anderson firmase la hoja. Siete veces de cada diez, el teniente Jones acertó. Nin­gún truco era posible. Aun suponiendo las complicida­des más inverosímiles, no podía haber ningún enlace entre el submarino sumergido y el laboratorio en que se hallaba Smith. Las propias ondas de T. S. H. no pue­den cruzar vanos centenares de metros de agua de mar. Por primera vez en la historia de la ciencia, se había ob­tenido la prueba indiscutible de la posibilidad de que los cerebros humanos se comuniquen a distancia. El es­tudio de la parapsicología entraba al fin en su fase cien­tífica.

Este gran descubrimiento se realizó bajo la presión de las necesidades militares. A principios de 1957, la fa­mosa organización Rand, que se ocupa de las inves­tigaciones más secretas del Gobierno americano, ha­bía dirigido un informe sobre el asunto al presidente Eisenhower. «Nuestros submarinos —rezaba— resul­tan ahora inútiles, pues es imposible comunicar con ellos cuando están sumergidos y, sobre todo, cuando se encuentran bajo el casquete polar. Todos los medios nuevos deben ser empleados.» Durante un año, el infor­me Rand no produjo ningún efecto. Los consejeros científicos del presidente Eisenhower pensaban que la idea se aproximaba demasiado a los veladores que baila­ban. Pero cuando el «bip-bip» del Sputnik I resonó como una campanilla encima del mundo, los más gran­des sabios americanos decidieron que había llegado el momento de esforzarse en todas direcciones, incluso aquellas que desdeñaban los rusos. La ciencia americana apeló a la opinión pública. El 13 de julio de 1958, el su­plemento dominical del New York Herald Tribune pu­blicó un artículo del gran especialista militar de la Pren­sa americana, Ansel Talbert. Éste escribía:

«Es indispensable que las fuerzas armadas de los Es­tados Unidos sepan si la energía emitida por un cerebro humano puede influir, a millares de kilómetros, en otro cerebro humano… Se trata de una investigación abso­lutamente científica, y los fenómenos comprobados son, como todos los producidos por el organismo vi­viente, alimentados en energía por la combustión de los alimentos en el organismo…

»La amplificación de este fenómeno podría pro­porcionar un nuevo medio de comunicación entre los submarinos y la tierra firme, y tal vez también, un día, entre las naves que viajen por el espacio interplanetario y la Tierra.»

Después de este artículo y de numerosos informes de los sabios confirmando la memoria Rand se tomaron resoluciones. Hoy existen laboratorios de estudio sobre la nueva ciencia de parapsicología en la Rand Corpora­tion, de Cleveland, en la empresa Westinghouse, de Friendship (Maryland), en la General Electric, de Schenectady, en la Bell Telephone de Boston, e incluso en el centro de investigación del Ejército, de Redstone (Alabama). En este último centro, el laboratorio que es­tudia la transmisión del pensamiento se encuentra a me­nos de quinientos metros del despacho de Werner von Braun, el hombre del espacio. Así, la conquista de los planetas y la conquista del espíritu humano están ya dis­puestas a darse la mano.

En menos de un año, estos poderosos laboratorios han obtenido más resultados que varios siglos de inves­tigación en el terreno de la telepatía. La razón es bien sencilla: Los investigadores han partido de cero, sin ideas preconcebidas. Se enviaron comisiones al mundo entero: a Inglaterra, donde los investigadores estable­cieron contactos con sabios auténticos que verificaron los fenómenos de transmisión de pensamiento. El doc­tor Soal, de la Universidad de Cambridge, pudo ofrecer a los investigadores demostraciones de comunicacio­nes, a varios centenares de kilómetros de distancia, en­tre dos jóvenes mineros del País de Gales.

En Alemania, la comisión investigadora se entre­vistó con sabios de absoluto crédito, como Hans Bender y Pascual Jordán, que no sólo habían observado fe­nómenos de transmisión de pensamiento sino que no temían escribirlo. En la propia América se multiplica­ron las pruebas. Un sabio chino, el doctor Chink Yu Wang, pudo, con ayuda de algunos colegas igualmente chinos, dar a los expertos de la Rand Corporation prue­bas aparentemente concluyentes de la transmisión del pensamiento.

¿ Cómo se procede en la práctica para obtener re­sultados tan asombrosos como el experimento del teniente Jones y el individuo llamado Smith?

Para ello hay que encontrar un par de experimenta­dores, es decir, dos sujetos, uno de los cuales actúa de emisor, y el otro, de receptor. Sólo empleando dos su­jetos cuyos cerebros estén de algún modo sincroniza­dos (los especialistas americanos emplean el término resonancia, tomado de la T. S. H., aun sabiendo la va­guedad de este término), se obtienen resultados real­mente sensacionales.

Lo que se observa, pues, en los trabajos modernos, es una comunicación en un solo sentido. Si se invierte la dirección, si se hace emitir por el sujeto que recibía, o viceversa, no se obtiene nada en absoluto. Para obtener comunicaciones eficaces en los dos sentidos, hará falta, pues, «dos» parejas emisoras receptoras, o, dicho en otras palabras:

—   Un sujeto emisor y un sujeto receptor a bordo del submarino.

—   Un sujeto emisor y un sujeto receptor en un la­ boratorio en tierra.

¿Cómo se eligen estos sujetos?

Por lo pronto, es un secreto. Lo único que se sabe es que la elección se realiza examinando los electroen­cefalogramas, es decir, los registros eléctricos de la acti­vidad cerebral de los voluntarios que se presentan. Esta actividad cerebral, bien conocida de la ciencia, no va acompañada de ninguna emisión de ondas. Pero detec­ta las emisiones de energía del cerebro, y Grey Walter, célebre cibernético inglés, ha sido el primero en demos­trar que el electroencefalograma puede servir para de­tectar las actividades cerebrales anormales.

Mrs. Gertrude Schmeidler, psicóloga americana, ha aportado una nueva precisión sobre el tema. La doctora Schmeidler ha demostrado que los voluntarios que se presentan para servir de sujetos en los experi­mentos de parapsicología pueden dividirse en dos cate­gorías que ella denomina «corderos» y «cabras». Son corderos los que creen en la percepción extrasensorial, y cabras los que no creen en ella. Al parecer, en la co­municación a distancia hay que asociar un cordero con una cabra.

Lo que hace esta clase de trabajo extraordinaria­mente difícil es que, en el momento en que se establece la comunicación a distancia por el pensamiento, ni el emi­sor ni el receptor sienten nada. La comunicación se rea­liza en un plano inconsciente, y nada de ello se trasluce en la conciencia. El emisor ignora si el mensaje llega a destino. El receptor no sabe si recibe señales proceden­tes de otro cerebro o si sólo está inventando. Por esto, en vez de ensayar la transmisión de imágenes complicadas o discutibles, los investigadores se limitan a emplear los cinco símbolos sencillos de las cartas de Zener. Cuando esta transmisión se haya perfeccionado, podrán em­plearse fácilmente aquellas cartas como clave, a la mane­ra del alfabeto Morse, y transmitir mensajes inteligibles. Por lo pronto, la cuestión es perfeccionar el modo de co­municación, hacerlo más seguro. Se trabaja en ello desde muchas direcciones, y se buscan en particular medica­mentos de acción psicológica que faciliten la transmi­sión del pensamiento. Un especialista americano de far­macología, el doctor Humphrey Osmond, ha obtenido ya algunos resultados en este terreno, y los ha hecho pú­blicos en un informe cursado a la Academia de Ciencias de Nueva York, en marzo de 1947.

Sin embargo, ni el teniente Jones ni el tal Smith uti­lizaban droga alguna. Pues el fin de estos experimentos de las fuerzas armadas americanas es explotar a fondo las posibilidades del cerebro humano normal. A excep­ción del café, que parece mejorar la transmisión, y la as­pirina que, por el contrario, la inhibe, la paraliza, no se autoriza ninguna droga para los experimentos del pro­yecto Rand.

Estos experimentos abren una nueva era en la his­toria de la Humanidad y de la ciencia.1

En el terreno de las «curaciones paranormales», es de­cir, obtenidas por un tratamiento psicológico, ya se tra­te del curandero «poseedor del fluido» o del psicoana­lista (salvadas las distancias entre los métodos), los parapsicólogos han llegado a conclusiones del más alto interés. Nos han aportado un concepto nuevo: el de la pareja médico-enfermo. El resultado del tratamiento vendría determinado por la existencia o inexistencia de su lazo telepático entre el facultativo y el paciente. Si esta relación se establece —y es semejante a una rela­ción amorosa—, produce la hiperlucidez y la hiperactividad que se observan en las parejas apasionadas: la cu­ración es posible. En otro caso, médico y enfermo pierden el tiempo. La noción del «fluido» ha sido reba­sada por la noción de la «pareja». Se cree que llegará a ser posible dibujar el perfil psicológico profundo del médico y del paciente. Ciertos tests permitirán deter­minar la clase de inteligencia y de sensibilidad de am­bos y la naturaleza de los planos inconscientes que pue­den establecerse entre ellos. El médico, al comparar su perfil con el del enfermo, podría saber desde el princi­pio si le es o no posible actuar.

En Nueva York, un psicoanalista rompe la llave del archivo en que guarda sus fichas. Corre a casa de un ce­rrajero y consigue que éste le confeccione otra llave en el acto. No habla a nadie de este incidente. Unos días más tarde, en el curso de una sesión de sueño en vigilia, aparece en el sueño del paciente una llave que éste describe. Está rota y lleva el número de la llave del archivo: verdadero fenómeno psicológico.

1. Jacques Bergier, Constellation, n.» 140, diciembre de 1959.

El doctor Lindner, célebre psicoanalista americano, tuvo que tratar, en 1953, a un famoso sabio atomista.1 Este último se desinteresaba de su trabajo, de su fami­lia, de todo. Se evadía, confesó a Lindner, a otro uni­verso. Cada vez más a menudo, su pensamiento viajaba por otro planeta, del cual era uno de los jefes, y donde la ciencia estaba más avanzada que en el nuestro. Tenía una visión precisa de aquel mundo, de sus leyes, de sus costumbres, de su cultura. Y, cosa extraordinaria, Lind­ner se sintió poco a poco contagiado de la locura de su enfermo, se unió en pensamiento a éste en su Universo y perdió en parte su personalidad. Entonces, el enfer­mo empezó a librarse de su visión y entró en franca vía de curación. Lindner se curó a su vez, unas semanas más tarde. Acababa de obedecer, en el campo expe­rimental, al inmemorial mandato hecho al taumatur­go de «tomar sobre sí» el mal ajeno, de redimir el pe­cado ajeno.

La parapsicología no tiene la menor relación con el ocultismo ni con las falsas ciencias: por el contrario, procura desenmascararlas. Sin embargo, los sabios,  ulgarizadores y filósofos que la condenan, ven en ella un fomento de la charlatanería. Esto es falso, pero es verdad que nuestra época, más que ninguna otra, se presta al desarrollo de esas falsas ciencias «que aparen­temente sirven para todo, pero que no tienen las pro­piedades ni la realidad de nada». Estamos persuadidos de que existen en el hombre terrenos desconocidos. La parapsicología propone un método de exploración. En las páginas que seguirán, vamos a proponer, a nuestra vez, un método. Esta exploración apenas ha empezado: será, creemos, una de las grandes tareas de la civiliza­ción venidera. Sin duda se revelarán, estudiarán y do­minarán fuerzas naturales todavía ignoradas, con el fin de que el hombre pueda cumplir su destino en una Tierra en plena transformación. Estamos seguros de ello. Pero también estamos ciertos de que el auge actual del ocultismo y de las falsas ciencias en un inmenso sec­tor de público es una enfermedad. No son los espejos rotos los que traen desgracia, sino los cerebros cas­cados.

1. El doctor Lindner describe esta experiencia en un libro de recuerdos, La hora de cincuenta minutos.

Hay en los Estados Unidos, después de la última guerra, más de treinta mil astrólogos, y veinte revistas exclusivas dedicadas a la astrología, una de las cuales tira 500.000 ejemplares. Más de 2.000 periódicos tienen su sección astrológica. En 1943, cinco millones de americanos obraban según las directrices de los adivinos y gastaban doscientos millones de dólares al año para co­nocer el porvenir. Sólo en Francia hay más de 40.000 cu­randeros y más de 50.000 consultorios ocultos. Según cálculos comprobables,1 los honorarios de los adivinos, pitonisas, etc., suman, en París, cincuenta mil millones de francos. El presupuesto global de la «magia» sería de unos trescientos mil millones al año para toda Francia: mucho mayor que el presupuesto de la investigación científica.

«—Si el que echa la buenaventura hace comercio de la verdad…

»—¿Y bien?

»—Pues bien, creo que comercia con el enemigo.»2

Es absolutamente necesario, aunque sólo sea para limpiar el campo de investigación, rechazar esta inva­sión. Pero esto debe aprovechar al progreso de la civili­zación. Es decir, que no hay que volver al positivismo que Flammarion consideraba ya superado en 1891, ni al cientifismo estrecho, cuando la propia ciencia nos con­duce hacia una nueva reflexión sobre las estructuras del espíritu. Si el hombre posee poderes hasta hoy ignora­dos o menospreciados, y si existe, como nos inclinamos a creer, un estado superior de conciencia, importa no rechazar las hipótesis útiles a la experimentación, los hechos verdaderos, las comprobaciones que iluminan, al propio tiempo que aventamos el ocultismo y las fal­sas ciencias. Dice un proverbio inglés: «Al arrojar el agua sucia de la bañera, cuidad de no arrojar al bebé con ella.»

» 1. Cifras citadas por François Le Lionnais en su estudio, «Une Maladie des Civilisations: les Fausses Sciences», La Nef número 6, junio de 1954.

2. Chesterton, El padre Brown.

La propia ciencia soviética admite que «no lo sabe­mos todo, pero no hay terreno tabú, ni territorio para siempre inaccesible». Los especialistas del Instituto Pávlov, los sabios chinos que se consagran al estudio de la actividad nerviosa superior, trabajan en el yoga.

«Por lo pronto —escribe el periodista científico Saparin, en la revista rusa Fuerza, y Saber—1 los fenómenos presen­tados por los yoguis no tienen explicación, pero ésta llegará sin duda alguna. El interés de tales fenómenos es enorme, porque revelan las extraordinarias posibilida­des de la máquina humana.»

El estudio de las facultades extrasensoriales, la «psiónica», como dicen los investigadores americanos por analogía con la electrónica y la nucleónica, es, en efecto, susceptible de desembocar en aplicaciones prác­ticas de una amplitud considerable. Trabajos recientes sobre el sentido de orientación de los animales, por ejemplo, revelan la existencia de facultades extrasenso­riales. El pájaro migratorio, el gato que recorre 1.300 kilómetros para volver a su casa, la mariposa que encuen­tra a la hembra a mil kilómetros, parecen utilizar el mis­mo tipo de percepción y de acción a distancia. Si pudié­semos descubrir la naturaleza de este fenómeno y dominarlo, dispondríamos de un nuevo medio de co­municación y de orientación. Tendríamos a nuestra dis­posición un verdadero radar humano.

1. Moscú, n.º 7,1965, p. 21.

La comunicación directa de las emociones, tal como parece producirse en la pareja analista-paciente, podría tener aplicaciones médicas preciosas. La conciencia hu­mana es parecida al iceberg que flota en el océano: la par­te mayor está debajo del agua. A veces, el iceberg oscila y pone de manifiesto una enorme masa desconocida; en­tonces decimos: he aquí un loco. Si fuese posible estable­cer una comunicación directa entre las masas sumergi­das, en la pareja médico-enfermo, por medio de algún «amplificador psiónico», las enfermedades mentales podrían desaparecer completamente.

La ciencia moderna nos enseña que los métodos ex­perimentales, en su último grado de perfección, le fijan límites. Por ejemplo, un microscopio suficientemente poderoso para observar un electrón emplearía una fuen­te de luz tan fuerte que desplazaría al electrón observa­do, haciendo la observación imposible. Al bombardear­lo, no podemos averiguar lo que hay en el interior del núcleo, pues éste se transforma. Pero es posible que el equipo desconocido de la inteligencia humana permita la percepción directa de las estructuras últimas de la ma­teria y de las armonías del Universo. Tal vez podríamos disponer de «microscopios psiónicos» y de «telescopios psiónicos» que nos mostrasen directamente lo que hay en el interior de un astro lejano o en el interior del núcleo atómico.

Tal vez haya un lugar en el hombre, desde el cual puede percibirse toda la realidad. Esta hipótesis parece delirante. Auguste Comte declaraba que jamás se conocería la composición química de una estrella. Al año siguiente, Bunsen inventaba el espectroscopio. Tal vez estamos en vísperas de descubrir un conjunto de méto­dos que nos permitan desarrollar sistemáticamente nuestras facultades extrasensoriales, utilizar una po­derosa maquinaria oculta en nuestras profundidades. Con esta perspectiva hemos trabajado, Bergier y yo, sabiendo, con nuestro maestro Chesterton, que…

«el fu­mista no es el que se sumerge en el misterio, sino el que se niega a salir de él»».

Tomado de:

http://www.bibliotecapleyades.net/retorno_brujos/retorno_brujos07b.htm#II%20-%20LO%20FANT%C1STICO%20INTERIOR

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Bibliografía

Pawels, Louis y Bergier, Jacques. El Retorno de los Brujos. Barcelona: Plaza & Janés, S. A., 1963.

Hundimiento del Titanic precognición, Ver:

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/24/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-1a-parte/

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/27/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-2a-parte/

Los números de 2012 DE https://serunserdeluz.wordpress.com

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.

A todos mis amigos y lectores que me visitaron en 2012, les doy las gracias y los invito a seguir leyéndome en 2013.

¡FELIZ AÑO 2013!

Aquí hay un extracto:

19,000 people fit into the new Barclays Center to see Jay-Z perform. This blog was viewed about 86.000 times in 2012. If it were a concert at the Barclays Center, it would take about 5 sold-out performances for that many people to see it.

Haz click para ver el reporte completo.

VIOLETA JESSOP, SOBREVIVIENTE DE LOS TRASATLÁNTICOS TITANIC, OLYMPIC Y BRITTANIC.

Violeta Jessop, sobreviviente del Titanic

Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de © al final.

VIOLETA JESSOP

Hay una infinidad de coincidencias, premoniciones, profecías, sueños y hechos extraños alrededor del naufragio del Titanic.

Ver:  https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/24/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-1a-parte/

Uno de los que llaman la atención es el caso de Violeta Jessop:

Esta es la asombrosa serie de acontecimientos ligados con naufragios y choques de barcos y Violeta Jessop, una mujer que en sólo cinco años sufrió tres accidentes marítimos a bordo de los barcos más grandes e importantes de su época (todos de la línea naviera White Star): Olympic, Titanic y Britannic.

Desde finales del Siglo XIX, pero con mayor ímpetu recién iniciado el siglo XX, las grandes empresas navieras (Cunard Line, White Star Line y otras de menor importancia) competían ferozmente por repartirse el jugoso negocio de la travesía trasatlántica, que conectaba Europa con Norte América.

En esa época había gran cantidad de migrantes desde Gran Bretaña y otros puertos del Europa hacia Estados Unidos, sobre todo a Nueva York se había multiplicado, por lo que era sumamente redituable contar con una potente flota de barcos capaz de transportar al mayor número de personas por viaje.

El Gobierno británico apoyó a Cunard con préstamos sustanciales y una subvención con tal de que construyera dos transatlánticos (el Lusitania y el Mauretania, hasta 1907 el barco más grande y más veloz del mundo).

Para no quedarse atrás, la naviera White Star Line en 1907 decidió poner en marcha la construcción de tres grandes transatlánticos: Olympic, Titanic y Gigantic, posteriormente bautizado como Britannic, con el fin de trasladar de un continente al otro cerca de cuatro mil viajeros por trayecto.

TITANIC Y OLYMPIC, DE LA LÍNEA WHITE STAR

Estos tres barcos tuvieron muchas cosas en común entre sí y una de ellas fue una de las personas pertenecientes a la tripulación, sí, me refiero a Violeta Jessop.

El primero de ellos, Olympic, fue botado en octubre de 1910. En él trabajaban 860 tripulantes, la mayoría era personal de servicio, entre ellos que se encontraba nuestra heroína: Violeta Jessop.

BIOGRAFÍA DE VIOLETA CONSTANZA JESSOP

Nació el 1 de octubre de 1887, en Buenos Aires, Argentina – falleció el 5 de mayo de 1971, en Suffolk, Reino Unido). Trabajó como camarera en el RMS Titanic y en el RMS Olympic, también fue enfermera en el HMHS Britannic.

Se hizo famosa al  sobrevivir a dos de las tragedias marítimas más importantes del siglo XX, los hundimientos del RMS Titanic, en 1912, del HMHS Britannic, en 1916 y además estaba a bordo del RMS Olympic cuando chocó con el buque HM Hawke en 1911.

Violeta era hija de inmigrantes irlandeses: William and Katherine Jessop. William emigró de Dublín a Argentina en la década de 1880, para probar fortuna en una granja de ovejas, Katherine Kelly, su prometida lo siguió desde Dublín en 1886Violeta fue la primera de nueve hermanos, de los cuales sólo sobrevivieron seis.  Vivían cerca de Bahía Blanca, Argentina.

VIOLETA SOBREVIVE A LA TUBERCULOSIS

Durante su infancia enfermó de tuberculosis y los médicos le pronosticaron pocos meses de vida, pero logró sobrevivir a la enfermedad.

Tras la muerte de su padre, la familia regresó a Inglaterra, donde Violeta asistió a una escuela católica y su madre tuvo que mantener a la familia trabajando como camarera en compañías navieras, pero cuando ésta también enfermó, obligó a Violeta a hacerse cargo de su familia.

Ella decidió seguir el camino de su madre, convirtiéndose en camarera de barco en 1908 y  trabajó para la Royal Mail Line con un sueldo escaso y muchas horas de trabajo.

Mientras, el macroproyecto de la naviera White Star Line de construir tres grandes barcos había hecho que se creasen numerosos puestos de trabajo en el Inglaterra, y Violeta logró conseguir uno, pues fue contratada por la naviera para trabajar con la tripulación del Olympic, el barco más grande y lujoso de su época, construido para ser mejor que el Mauritania, de la Cunard.

A la edad de 22 años,  el 20 de octubre de 1910, Violeta Jessop abordó el Olympic para trabajar como camarera.

En él se encontraba el 20 de septiembre de 1911, cuando el Olympic chocó con el buque de la Royal Navy, HMS Hawke. No hubo víctimas mortales y ambos barcos sufrieron importantes daños, pero a pesar de este incidente, los dos barcos lograron llegar a puerto sin víctimas.

Esta fue la primera peripecia de la camarera a bordo de un barco, lo  que le quitó las ganas de seguir desempeñando sus funciones sobre una embarcación. Pero las dificultades económicas de la familia, la obligaron a continuar trabajando con el propósito de ganar el salario para ayudar a su familia.

EL RMS TITANIC

Violeta trabajaba 17 horas diarias por poco más de 2 libras esterlinas al mes y sin perder ni un momento la sonrisa de su rostro.

Debido a su entrega al trabajo y dedicación, los gerentes de la naviera le propusieran trabajar  en el segundo de sus transatlánticos, el Titanic, como parte del servicio que atendería en los camarotes de primera clase, las elegidas para ocupar ese distinguido puesto fueron 23, entre las que se encontraba Violeta.

Cuando el Titanic zarpó de Southampton el 10 de abril de 1912, Violeta formaba parte de la tripulación de este nuevo transatlántico, porque a pesar de que ella deseaba quedarse en el Olympic, los consejos de familiares y amigos, además de  la belleza, el lujo  y la fama del Titanic, ahora el trasatlántico más grande del mundo, la convencieron.

El Titanic zarpó con  2,222 personas[i] a bordo, entre pasajeros y tripulación y una de ellas era Violeta, quien estaba emocionada por realizar ese histórico primer viaje en el mejor barco construido hasta esa fecha, que además se anunciaba como «insumergible». Pero, tras cuatro días en alta mar, la noche del 14 de abril, a las 11:40, el transatlántico Titanic chocó lateralmente con un iceberg que rompió el casco e inundó los primeros cinco compartimentos.

POR QUÉ SE SALVÓ VIOLETA

Cuando el Titanic comenzó a hundirse, la fortuna acompañó a Violeta, ya que pudo salvar su vida gracias a ser parte de la tripulación que trabajaba en primera clase, por lo que la destinaron a ocupar uno de los botes salvavidas y así atender a los pasajeros que requiriesen de atención.

Violeta contó en sus memorias que le fue ordenado subir a cubierta para dar el ejemplo a los pasajeros que no hablaban inglés.  Ahí ella vio cómo la tripulación llenaba los botes salvavidas.

UN BEBÉ PARA CUIDAR

Después se le ordenó subir al bote salvavidas número 16 y mientras bajaban el bote, uno de los oficiales del Titanic le dio un bebé para que lo cuidara.

A las 2:20 am el barco se rompió en dos y se hundió definitivamente en las heladas aguas del Atlántico Norte, en una noche sin luna, a la luz de las incontables estrellas que alumbraban extrañamente el dantesco espectáculo, los pocos sobrevivientes  lo contemplaban aterrorizados desde los botes salvavidas.

El Titánic hundiéndose

El Titanic se hundió en las profundidades del Océano Atlántico a unas 400 millas (640 km) de Newfoundland (Terranova), Canadá, con un saldo de 1.517 muertos, de las 2.222 personas que viajaban a bordo.

Violeta fue una de los 705 supervivientes, los cuales soportaron horas de frio y angustia, tristeza por sus seres queridos ahogados o muertos a causa del frío y temor por sus propias vidas.

La mañana siguiente ella y los demás sobrevivientes fueron rescatados por el RMS Carpathia y cuando estaban en la cubierta de éste, una mujer le arrebató al bebé y se alejó corriendo sin decir una palabra.

Tras el traumático naufragio, Violeta permaneció un tiempo sin trabajar a bordo de un barco, aunque la compañía naviera White Star Line le siguió respetando su contrato laboral.

BRITANNIC Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Violeta Jessop, sobreviviente del Titanic, en uniforme de enfermera del Britannic. Antonynizh (talk|contribs)

La tercera creación de la White Star Line, el Gigantic, que fue rebautizado como Britannic tras el hundimiento del Titanic, fue lanzado al mar en 1915, pero un año antes había estallado la Primera Guerra Mundial y la naviera tuvo que poner a disposición del gobierno británico su tercer transatlántico recién estrenado.

El Britannic fue convertido en  buque hospital y era también utilizado como medio de traslado de las tropas. Violeta se incorporó como enfermera a la Cruz Roja y se le destinó a prestar servicios a este barco, debido a su perfecto conocimiento del mismo, ya que era de una construcción y disposición similar a sus antecesores Titanic y Olympic, en los que ella había trabajado.

TERCER ACCIDENTE MARÍTIMO DE VIOLETA

Pero la tragedia volvía a estar presente de la vida de Violeta.

Al amanecer del 21 de noviembre de 1916, el Britannic navegaba en el canal de Kea, en el Mar Egeo, cuando se escuchó una gran explosión, causada por una mina marina, y momentos después la proa de la nave comenzó a hundirse a causa de los daños sufridos.

Violeta declaró: «De repente oímos un ruido ensordecedor. Todo el salón se levantó de sus asientos. Me trajo recuerdos no tan distantes de la noche aciaga del Titanic».

La mayoría de las personas que se encontraban a bordo del barco pudieron salvar sus vidas, a excepción de 29. Afortunadamente ella fue rescatada por un bote salvavidas y 55 minutos más tarde, el barco hospital Britannic desapareció de la superficie.

Pero  Violeta aún no estaba totalmente a salvo, ella tuvo que saltar al agua desde el bote salvavidas en el que se encontraba, poco antes de que éste fuese succionado y destrozado por una de las hélices del transatlántico.

Sin embargo, Violeta fue succionada bajo el agua y se golpeó en la cabeza con la quilla del barco antes de poder emerger del agua y ser rescatada por otro barco salvavidas.

Después ella dijo que lo grueso de su cabello, al amortiguar el golpe en la cabeza, le salvó la vida, también comentó que antes de salir de su cabina del Britannic, había tomado su cepillo de dientes, ya que fue lo que más extrañó después de ser salvada del hundimiento del Titanic.

EL DESTINO

Tres catástrofes marinas se cruzaron en la vida de la joven, pero la fortuna de salir ilesa marcaba su destino.

Este nuevo accidente no disminuyó las ganas y deseos de Violeta Jessop de trabajar y desempeñar sus funciones en un barco, por lo que siguió ligada a la White Star Line durante una larga temporada en la que se embarcó de nuevo en el Olympic, el único de los tres grandes barcos que había sobrevivido, igual que ella.

A pesar de cambiar de compañía naviera en dos ocasiones, pues después trabajó para la Red Star Line y la Royal Mail Line, afortunadamente, no sufrió más accidentes en las siguientes cuatro décadas en las que siguió ligada al mundo marítimo.

Cuando trabajaba para la Red Star, navegó en dos cruceros alrededor del mundo en el barco más grande de la compañía, el Belgenland

La Segunda Guerra Mundial la sorprendió a bordo de otro barco, pero esta vez sin consecuencias nefastas.

A finales de la década de 1930 tuvo un breve matrimonio con un colega de trabajo, se jubiló en 1950 y vivió hasta su fallecimiento retirada en una pequeña granja  que había adquirido en Great Ashfield, Suffolk.

Años después de haberse retirado, ella dijo que había recibido una llamada telefónica, de una mujer que le preguntó si ella había salvado un bebé la noche del hundimiento del Titanic, al responder que sí, la mujer dijo “Yo era ese bebé”, se rió y colgó.

Su biógrafo y amigo John Maxtone-Graham le dijo que tal vez le habían hecho una broma, a lo que ella respondió “no John, nunca le había contado a nadie esa historia antes que a ti ahora

Hay registros de que otro bebé, Assad Thomas, estaba a bordo del bote 16, que le fue entregado a Edwinda Troutt y después se reunió con su madre al bordo del Carpathia, las escasas probabilidades de que ese incidente sucediera dos veces en el mismo bote, más el hecho de que Violeta nunca se lo había dicho a nadie hasta la década de 1970, deja dudas acerca de la veracidad de esta historia del bebé salvado por Violeta; por otra parte, en momentos trágicos como ése, bien pudo haber más de un bebé salvado por una desconocida.  Quede como una simple anécdota.

Violeta Jessop Murió debido a  una insuficiencia cardiaca el 5 de mayo de 1971, cuando contaba con 84 años de edad.

VIOLETA FUE PERSONAJE EN PELÍCULAS Y OBRAS DE TEATRO SOBRE EL TITANIC

En la película de 1997, Titanic,  de James Cameron, éste incorporó un personaje llamado Trudy Bolt, representando a Violeta Jessop.

Se la ve por primera vez en el fondo arreglando cosas para la pasajera de primera clase Rose DeWitt.

Después de que el Titanic comienza a hundirse, Thomas Andrews, el diseñador del trasatlántico (Víctor Gaber), le pide que se ponga el salvavidas, para dar un buen ejemplo (estas fueron las instrucciones reales que le dieron a Jessop, para que diera el ejemplo a los pasajeros que no hablaban inglés).

A diferencia de su contraparte real, Trudy muere durante el naufragio del Titanic.  Después se le vuelve a ver cuando en un sueño, Rose se reúne con Jack estando a bordo del Titanic, Trudy (Personaje que juega el papel de la verdadera Violeta) está arriba de la gran escalera del Titanic, cerca de la columna de madera.

Esta escena refleja de cerca otra de la película de 1958 sobre el TitanicA Night to Remember” (Una noche para recordar), en la que Thomas Andrews (Michael Goodlife) le da instrucciones a la camarera, interpretada por Marianne Stone, para usar el salvavidas.

Violeta Jessop también es representada en la obra de teatro «Iceberg – Right Ahead!» , representada por primera vez en Upstairs at the Gatehouse (un pub con teatro de Londres) para conmemorar el centenario del hundimiento del Titanic, anunciada como “un recuento dramático de las últimas doce horas en la vida del “barco insumergible” desde la tranquila tarde del 14 de abril de 1912, hasta el rescate del RMS Carpathia en la mañana del 15 de abril”, el papel de Violeta Jessop fue interpretado por Amy Joyce Hastings.

Esta es la historia de una camarera que salvó la vida en tres diferentes accidentes marítimos, uno de ellos, el naufragio del Titanic, el más trágico evento marítimo del Siglo XX.

FUENTES Y ENLACES RELACIONADOS

http://es.wikipedia.org/wiki/Violeta_Jessop

http://en.wikipedia.org/wiki/Violet_Jessop

Yahoo  noticias La accidentada vida marítima de Violet Jessop, por Alfred López

Programas documentales de History Channel y Natgeo


[i] Para escribir sobre el Titanic he consultado muchas fuentes y me he encontrado con diferentes cifras en cuanto al número de pasajeros, de tripulación y de sobrevivientes del Titanic, lo mismo que sobre la cantidad de cuerpos rescatado y a dónde fueron llevados, yo publico las que me parecen más fidedignas, pero es imposible confirmarlo 100 años después del hundimiento del Titanic, si ni siquiera las noticias el día de su naufragio daban cifras iguales.  Incluso un periódico de Londres publicó que no había habido muertes.

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Imágenes tomadas de internet,

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SS CALIFORNIAN, EL BARCO QUE NO ACUDIÓ AL RESCATE DEL TITANIC

El barco que no acudió al rescate del Titanic

Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de (c) al final

En la euforia causada por el centésimo aniversario del hundimiento del Titanic y por el re estreno de la película Titanic en 3D, los canales de televisión Natgeo, Discovery Channel y History Channel están transmitiendo documentales sobre muchos temas relacionados con el fatídico trasatlántico más grande del mundo (en su época), calificado como “insumergible”. Natgeo está transmitiendo un documentalLa Verdad sobre el Titanic”, en el que presentan una investigación acerca de las posibles causas de que el  SS Californian, el barco más cercano al Titanic en el momento de su naufragio, no haya acudido en su auxilio, puesto que estaba mucho más cerca que el RMS Carpathia y hubiera llegado mucho antes, pudiendo haber salvado a más pasajeros del Titanic.

LA INVESTIGACIÓN DE NATIONAL GEOGRAPHIC

Entre lo que han encontrado se cuentan detalles que no era posible conocer en aquel entonces, dando como resultado que el capitán del Californian haya sido acusado de negligencia culposa y haya perdido su empleo, por no hablar de su reputación. Es muy interesante que al recopilar declaraciones de los sobrevivientes del Titanic, muchos hayan mencionado que

  • La noche estaba inusualmente estrellada
  • El mar estaba extrañamente calmado
  • No se distinguía dónde se acababa el mar y empezaba el cielo
  • También tanto pasajeros como tripulantes sobrevivientes declararon que el ambiente se enfrió varios grados repentinamente.

Natgeo hizo una investigación exhaustiva y llegó a las siguiente conclusiones:

  • El Titanic pasó de la cálida Corriente del Golfo a la helada Corriente de Labrador
  • Entró a una zona en la que la temperatura del mar era diferente a la del aire
  • En esas condiciones son frecuentes los espejismos, como en los desiertos y no se distinguen formas precisas ni distancias.
  • Por esa razón los vigías del Titanic no pudieron ver el Iceberg hasta que estaba demasiado cerca (ahí se le suma el hecho de que no tenían binoculares)
  • La forma en que se percibían las estrellas no permitió ver las señales con la lámpara Morse del Titanic al Californian y viceversa.
  • Por lo mismo, ninguno de los dos barcos pudo tener la certeza de que el otro estaba enviando señales en clave morse y el Californian nunca recibió la señal de S.O.S. y por lo tanto no se enteró que el Titanic estaba naufragando.
  • Para empeorar la situación, el radio operador del  Titanic había pedido a su colega del Californian que dejaran de “molestar” con sus avisos de icebergs cercanos, pues tenía muchos mensajes de los pasajeros que enviar a Tierra.
  • El capitán del Californian no creía que el barco que tenía a la vista fuera el Titanic, pues la temperatura del aire distorsionaba la visibilidad, tanto de la forma como del tamaño del buque, lo mismo que la distancia a la que se encontraba.

LOS HECHOS

EL CALIFORNIAN

El SS Californian, era un transatlántico mixto perteneciente a la Leyland Lines, diseñado para hacer labores de cabotaje y transportar una reducida cantidad de pasaje (50 pasajeros y 55 tripulantes). Desde 1911 estaba comandado por el capitán Stanley Lord en la ruta LondresBoston, Massachusetts, Estados Unidos. Se hizo famoso en relación a la tragedia del RMS Titanic, naufragado el 15 de abril de 1912, pues su capitán, Stanley Lord fue acusado de negligencia al no acudir al llamado de auxilio del RMS Titanic, siendo el barco más cercano en el momento de la tragedia.

LA NOCHE DEL 14 AL 15 DE ABRIL DE 1912

A BORDO DEL CALIFORNIAN

El domingo 14 de abril de 1912, el SS Californian navegaba, sin pasajeros, en ruta a Boston, cuando entró a una zona con grandes témpanos y bancos de hielo. Cyril Evans, radio operador del equipo Marconi (telégrafo sin hilos) del Californian estuvo enviando mensajes desde la 19:30 horas a los buques cercanos y en especial al nuevo RMS Titanic acerca de la presencia de tres grandes Icebergs en su ruta. El Californian había atravesado una zona de ventiscas heladas y cuando se hizo de noche a eso de las 19:30 la ventisca pasó paulatinamente a una noche inusualmente estrellada y un mar en la más absoluta calma, que reflejaba el cielo, a eso de las 22 horas.

A BORDO DEL TITANIC

El telégrafo del Titanic se había descompuesto en la mañana y los operadores Philips y Bride tardaron 6 horas aproximadamente en ponerlo en funcionamiento, los mensajes de los pasajeros para enviar se habían acumulado poniendo a Philips de mal humor, por otra parte, Bride recibió los primeros reportes del Californian en el Titanic cerca de las 22.00, por alguna razón estos reportes no llegaron al puente.

EN EL CALIFORNIAN

A las 22:21 el Californian detuvo sus máquinas al ingresar a un campo de hielo, la detención de precaución evitaba choques de hielo sobre el casco. El tercer oficial Groves, que estaba de vigía a eso de las 23:00, vio aparecer una embarcación profusamente iluminada a tal punto que se le pudo distinguir la luz verde de posición. El capitán Stanley Lord fue llamado a cubierta y observó a 10 millas al sur como se acercaba la embarcación en rumbo paralelo y preguntó al operador de radio qué nave podía estar cerca, Evans respondió que sólo tenía al Titanic, Lord afirmó más tarde ante la Comisión Británica que esa embarcación parecía ser más pequeña y que no podía tratarse del gran buque de pasajeros, (pero el tercer oficial Groves, que estaba de vigía, había identificado las luces como las de un barco de pasaje y notó que la embarcación de pronto pareció apagar sus luces -una costumbre usual en barcos de pasaje para invitar a los pasajeros a irse a dormir). Evans, el radio operador, volvió a contactar al Titanic a las 23:00 para reportar un gran iceberg, pero fue descortésmente rechazado por un malhumorado Jack Phillips quien estaba de turno en ese momento y le respondió con brusquedad: «Cállese, cállese, cállese, que estoy ocupado con Cape Race«. Evans apagó el telégrafo a las 23.30 y se fue a dormir.

A BORDO DEL TITANIC

Los vigías del Titanic, en una noche extrañamente estrellada, clara y tranquila, vieron un enorme  iceberg cuando ya estaban demasiado cerca y en curso de colisión.  El insumergible Titanic chocó con el iceberg a las 23:40 a pesar de realizar un brusco viraje a babor y empezó a hundirse. Desde el Titanic, el cuarto oficial Boxhall y el segundo oficial Ligthtoller observaron las luces de una embarcación a entre 5 y 8 millas aproximadamente al norte y el capitán Edward John Smith ordenó que le hicieran señales en lámpara Morse. Era tal la aparente cercanía del barco que Smith sugirió que los botes se dirigieran a éste, dejaran a sus pasajeros y volvieran a buscar más.

LUGAR DEL NAUFRAGIO DEL TITANIC

El Titanic se encontraba en el Atlántico Norte,  a 400 millas de Terranova

EN EL CALIFORNIAN

Poco antes de la medianoche, bajo ese cielo súper estrellado, desde el Californian, el tercer oficial Groves creyó que la embarcación que habían visualizado hacía una hora les hacía señales Morse y junto al segundo oficial Stone intentó responder las señales sin obtener aparente respuesta.

EN EL TITANIC

Desde el Titanic, tuvieron la misma sensación de ausencia de respuesta y dejaron de hacer señales.

EN EL CALIFORNIAN

Inquieto, Groves bajó al cuarto del telégrafo y se colocó los auriculares para ver si había algún tipo de señal inalámbrica; pero al estar el aparato apagado, dejó los auriculares. Los oficiales del Californian se retiraron a descansar junto con el capitán Lord, quedando el aprendiz Gibson en la guardia. A media noche, el segundo oficial Stone cambió la guardia con Groves y permaneció en cubierta con Gibson. A eso de las 0:45, el segundo oficial Stone señaló que se había visto prenderse luces de bengala de color blanco desde la otra embarcación y llegó a contar 5 flashes. No ha quedado claro si esto fue comunicado al capitán Lord, quien ya se había retirado a dormir, algunas versiones indican que Lord habría sido despertado y se lo habían comunicado, pero que este habría preguntado que si acaso eran señales de la compañía, Stone respondió que eran luces blancas. Lord instruyó a su segundo oficial Stone que hiciera señales con lámpara Morse y si le contestaban le pusieran en conocimiento. Aparentemente las señales con lámpara no fueron contestadas. La última bengala se observó a eso de las 1:15 del lunes 15 de abril. Stone y el aprendiz Gibson estuvieron observando hacia la embarcación que a ratos parecía acercarse y Gibson declaró que parecía tener una gran parte fuera del agua. A eso de las 2 de la mañana, la embarcación pareció alejarse del área.

EL CARPATHIA ENTRA EN ESCENA

RMS Carpathia, el barco que sí rescató a los sobrevivientes del Titanic

EN EL CALIFORNIAN

El jefe de oficiales del Californian George F. Stewart asumió la vigía a las 4 de la mañana y a eso de las 4:30 creyó divisar flashes luminosos verdes a una distancia de unas 19 millas y reconocer un vapor con chimenea pintada de amarillo, pero era el RMS Carpathia cuya chimenea era roja y que ingresaba al sector. El vapor también comenzó a lanzar cohetes a eso de las 5:30 y Stewart informó a Lord sobre lo que observaba. Lord ordenó despertar a Evans, el radio operador y que se pusiera en contacto con el vapor para inquirir el motivo de los flashes observados. Evans se contactó con el operador del Carpathia y fue entonces cuando se enteró  que el Titanic se había hundido y el capitán ordenó dirigirse a la última posición reportada por el Titanic.

EL CALIFORNIAN LLEGA DEMASIADO TARDE

El SS Californian llegó al sector del hundimiento del Titanic alrededor de las 8:30 de la mañana (incomprensiblemente tardó 4 horas en recorrer solo 31 km) cuando el Carpathia ya se retiraba con 706 rescatados del Titanic y les recomendó barrer el área en búsqueda de sobrevivientes. El rastreo realizado fue breve y solo encontraron restos flotantes y pequeños botes salvavidas (los plegables) que el Carpathia no había subido a bordo. Aparentemente hubo otro barco navegando en sentido contrario, que encontró muchos cadáveres flotando a la deriva.

EL CARPATHIA RESCATÓ A 706 SOBREVIVIENTES DEL TITANIC

Sobrevivientes del Titanic bajando del Carpathia en NY

Fotografía de los sobrevivientes del Titanic, bajando del Carpathia, al llegar a Nueva York.

DECLARACIONES ANTE EL SENADO ESTADOUNIDENSE Y CONTROVERSIAS

Al arribar a Estados Unidos, los tripulantes del SS Californian fueron citados a declarar al Senado sobre la investigación respecto de la tragedia del Titanic.

  • Tanto Lord como Evans  y sus oficiales declararon que su posición relativa respecto a las luces avistadas era de 17 a 20 millas, demasiado lejanos
  • Que el vapor avistado era muy pequeño
  • Dejaron entrever en sus declaraciones que había al menos otro vapor cerca de ellos,
  • Con estas declaraciones Lord y su tripulación sembraron cortinas de confusión. Barajándose varios buques que estaban cerca de la posición del Titanic, siendo uno de ellos el Samson, un velero que navegaba furtivamente por el sector.

COMISIÓN INVESTIGADORA DEL CASO RMS TITANIC

Lord Mersey[i] rechazó de plano estas declaraciones del capitán Stanley Lord, aparentemente despistadoras y lo culpó por no responder a las luces blancas, reconocidas como de emergencia, avanzar por el campo de hielos y acercarse al Titanic que estaba naufragando. Adicionalmente, es inexplicable que el SS Californian, cuya velocidad era de 11 n, se tardara casi 4 horas en recorrer las aparente 20 millas (como si tratara de aparentar que el SS Californian estaba situado lejos); si el RMS Carpathia recorrió 58 millas a 14 n de velocidad en el mismo tiempoe iguales condiciones de mar.

CONCLUSIONES DE LA COMISIÓN INVESTIGADORA

Según las conclusiones de la Comisión investigadora Mersey,  Lord Mersey dijo: «Al ver las luces, El Californian podría haberse abierto paso entre los hielos que lo rodeaban, a mar abierto y sin peligro grave y haber acudido en ayuda del Titanic. De haberlo hecho así, habría podido salvar muchas si no todas las vidas que se perdieron”  

CONTROVERSIA

Muchos autores defienden el punto de vista del capitán Lord y otros tantos concuerdan que el SS Californian no respondió apropiadamente a las luces de emergencia del Titanic cayendo en negligencia culposa. Stanley Lord se ganó una muy mala reputación por las controversias generadas y fue despedido de la Leyland Line. Lord trató infructuosamente de limpiar su imagen, muriendo a los 84 años en 1962 sin lograr su objetivo. El descubrimiento de los restos del Titanic en 1985 y su posición actual sugieren que Lord dio incorrectas posiciones y que su distancia más probable aquella fatídica noche era no más de 13 millas del Titanic. Pero la nueva investigación de Natgeo da muchas explicaciones de las razones que tuvo el Californian para no acudir al rescate de un naufragio del que no estaba enterado. Se acumularon una serie de hechos fatídicos, dando como resultado la muerte de 1,517 personas en la peor tragedia marítima del Siglo XX.

Tal vez “ya estaba escrito

Ver:  https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/24/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-1a-parte/   y

https://serunserdeluz.wordpress.com/2012/03/27/el-titanic-y-las-premoniciones-acerca-de-su-tragico-hundimiento-2a-parte/

© Silvia Eugenia Ruiz BachillerAutora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación, regresiones a vidas pasadas, con temas como psicología, PES, sueños, tantra, kundalini, iniciaciones, brujería, esoterismo, arqueología, etc.

 

foto Angel Sosa

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Referencias

Documental de Natgeo “La Verdad sobre el Titanic”

Titanic, una historia ilustrada-Ediciones B, 2004

Una noche para recordar-Walter Lord.

El Hombre que pudo salvar el Titanic-Ediciones Martínez Roca, 2010

Enlaces relacionados

http://es.wikipedia.org/wiki/SS_Californian

Investigación informal sobre la actuación de Stanley Lord


[i] Lord Mersey, jurisprudente de la justicia inglesa en derecho mercantil, tuvo a cargo entre otros casos, las investigaciones del caso RMS Titanic

SOBREVIVIENTES DEL TITANIC A BORDO DEL BUQUE CARPATHIA

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Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de (c) al final

Cuando ocurrió el naufragio del Titanic (el trasatlántico más grande del mundo, en su época), en la madrugada del 15 de abril de 1912, el único barco que acudió en su auxilio fue el «Carpathia«, que llegó al lugar del hundimiento del Titanic y salvó a los pocos náufragos sobrevivientes, que pudieron abordar los escasos botes salvavidas.

Aquí una foto de algunos de esos sobrevivientes, en la cubierta del «Carpathia», navegando rumbo a Nueva York. Seguramente agradecidos por seguir con vida, pero tristes por los seres queridos que murieron delante de sus ojos, durante el hundimiento del «insumergible» Titanic.

Entre pasajeros y tripulantes del Titanic había 2,227 personas a bordo, de las cuales murieron 1,517.

En el siguiente enlace, podrás ver más fotos y leer acerca de la novela premonitoria sobre el naufragio del Titanic y otras predicciones y sueños acerca de la mayor tragedia marítima del Siglo XX.

http://wp.me/p1OiDT-d9

Si no has visto la película Titanic en su versión 3D ó 3Dx, no te la pierdas.

Titanic hundiéndose

© Silvia Eugenia Ruiz BachillerAutora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación, regresiones a vidas pasadas, con temas como psicología, PES, sueños, tantra, kundalini, iniciaciones, brujería, esoterismo, arqueología, etc.

 

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Capitán del Titanic en su primera y última travesía

Capitan del Titanic en su primera y última travesía

Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de (c) al final

Edward John Smith Capitan del Titanic era el marinero con mayor sueldo en la línea naviera White Star y el primer viaje del Titanic, desde Southampton a Nueva York, iba a ser la última travesía que hiciera el capitán Smith antes de retirarse con todos los honores.

Trágicamente sí fue su última travesía, pues perdió la vida junto con su barco, el Titanic, en la madrugada del 15 de abril de 1912, cuando el mejor trasatlántico jamás construido, con fama de «insumergible», fatalmente naufragó en el Atlántico Norte a 400 k. de Terranova.

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Bruce Ismay de la línea naviera White Star Line, dueña del Titanic

Bruce Ismay  de la línea naviera White Star Line, dueña del Titanic

Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de (c) al final

Uno de los principales accionistas de la línea naviera White Star, dueña del Titanic, el Sr. Bruce Ismay fue uno de los pocos hombres que «curiosamente» pudo abordar uno de los escasos botes salvavidas y sobrevivir, aunque se dice que después vendió todas sus acciones y a partir de entonces vivió como ermitaño.

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Sobrevivientes del Titanic en botes salvavidas

Sobrevivientes del Titanic en botes salvavidas

Horas después del naufragio del Titanic, llegó el buque «Carpathia» a rescatar a los sobrevivientes, que habían podido abordar los escasos botes salvavidas.

Hubo muchos muertos por el hundimiento del Titanic (el llamado «trasatlántico insumergible»), ya que no tenía botes salvavidas suficientes para todos los pasajeros y la tripulación, por lo que en los botes sólo aceptaron mujeres y niños, principalmente de primera clase, con algún miembro de la tripulación para maniobrar cada bote. A los pasajeros de tercera clase ni siquiera les avisaron, como a los de primera clase y casi ninguno se salvó.

El buque Carpathia estaba muy lejos y no llegó a tiempo para salvar a los náufragos que no pudieron subir a un bote salvavidas, por lo que se perdieron muchas vidas.

© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller
Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. http://tuyyosiemprenovela.com (en construcción) y http://tuyyosiempre.yolasite.com También visítame en
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Michel y Edmond se reunieron con su madre en Nueva York un mes después del naufragio del Titanic.

Michel y Edmond se reunieron con su madre en Nueva York un mes después del naufragio del Titanic.

Por Silvia Eugenia Ruiz Bachiller ver condiciones de (c) al final

Michel y Edmond, los dos supuestos huérfanos del naufragio del Titanic, se reunieron con su madre, Marcelle, en la ciudad de Nueva York un mes después del desastre del Titanic. Los padres de los niños se habían separado recientemente, y el padre se embarcó con ellos hacia Nueva York, aunque el padre no se salvó, afortunadamente los pequeños sí sobrevivieron al naufragio.

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