Despierto y antes de abrir los ojos mi pensamiento vuela hacia ti, mi cuerpo antes de despertarse, te necesita a ti; me duele tu ausencia, necesito tu presencia, tenerte aquí, conmigo, mi dureza necesita tu tibieza, el refugio húmedo y cálido que en su amor me envuelva.
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Ansío estar en ti, tenerte en mis brazos, amarte apasionadamente, darme a ti todo, completamente, sentirme bien recibido, con una fiesta, fuegos artificiales, cascadas, montañas rusas, todo un acontecimiento, mientras yo voy y vengo, entro y salgo, me vuelvo loco de contento por sentirme tuyo y saberte mía.
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Aunque quiero seguir así, llega el momento de rendir tributo, de entregar mi ofrenda al templo. Trato de hacerlo lento y finalmente te inundo de amor, de mi devoción y me entrego a ti con toda mi pasión; te abrazo te beso, me rindo ante ti.
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Abro los ojos totalmente despierto y me encuentro solo, con mis sueños rotos, porque conmigo no estás; eres mi amor platónico, lejano, desdibujado en la distancia, pero totalmente nítido y grabado a fuego en mi corazón y en mis entrañas y sobre todo en mi alma.
Este poema tiene historia: Danshaggy me lo escribió después de una noche de amor virtual, pero en ese entonces no me atreví a rebloguearlo en mi blog, me pareció muy atrevido, sin embargo, el mismo evento originó mi segundo poema:
Que tampoco me atrevía a publicar, hasta casi dos semanas después, cuando Danny me animó a hacerlo, sin influir en mi decisión, sólo dándome razones para compartirlo y me atreví.
Como verás querido lector, dos formas diferentes de percibir un mismo hecho: el masculino y el femenino, pero finalmente, se despertó un Deseo Dormido y es El Mismo Amor.
¿Te gustó este post? Ponme un comentario y/o un “me gusta” eso me alienta a seguir publicando, es la única recompensa que recibo: el agrado de mis lectores, y si piensas que en verdad vale la pena,
Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación y regresiones a vidas pasadas.
Deseos de tocar todo tu cuerpo; sintiendo como vibra ante mis caricias,
Te has acercado y siento como el perfume de tu intimidad se dispara y me inunda…
Has despertado mi deseo dormido…
Deseo tenerte en mis brazos,
Tocar tu piel, recorrer tu cuerpo y pasar mis dedos por tu cabello.
Que sientas como mi cuerpo te necesita, te ansia…
Mi ser grita: que te necesito tener.
Siente como la ropa cae sin tocarla; mientras nos devoramos con las miradas,
Al verte… oler tu perfume de hembra en celo,
Mi ser me dice que mi cuerpo y el tuyo están listos.
Paso mi mirada por tu cuerpo ardiente y me detengo en tus ojos que brillan de deseo,
Rondas como fiera en celo a mí alrededor, pero no te acercas…
Y a cada segundo crecen mis deseos de tenerte en mis brazos…
Deseos de tocar todo tu cuerpo; sintiendo como vibra ante mis caricias.
Te has acercado y siento como el perfume de tu intimidad se dispara y me inunda…
Nos vamos a la intimidad sin decir palabra solo viéndonos;
Entregándonos a la pasión que se ha despertado.
Desde hace casi un año le prometí rebloguearlo, pero no se puede, así que lo publiqué aquí, si te gustó, ve a su página y encontrarás más poemas románticos y otros escritos muy interesantes.
Durante el tiempo en que la escribí, sin saberlo, tuve varias regresiones a vidas pasadas, con los ojos abiertos, que me ocurrían cuando escribía sobre las regresiones de Alma, la protagonista, eso que me ocurrió también podría catalogarse como escritura automática.
En esa época (1988) estaba yo terminando de escribir mi primera novela romántica (“LUZ MARÍA”) y una mañana iba a ir a desayunar con una amiga, pero antes teníamos que confirmarlo telefónicamente.
Ella canceló el compromiso, afortunadamente para mí, porque me había levantado casi dormida a telefonearle. Cuando colgué la bocina me di cuenta de que no era posible quedarme levantada, porque no hubiera podido hacer nada debido a la manera en que me sentía (no mal, sino muy adormilada), así que volví a acostarme… pero no me dormí; lo que ocurrió fue que me vino a la mente (con puntos y comas) el primer capítulo de otra novela romántica, cuyos personajes habían…
Los presentaron diez minutos más tarde y estuvieron juntos durante toda la cena, hablaron de muchos temas, pero sobre todo de erotismo y sensualidad, ella había disertado como toda una experta, su categoría de psicóloga le daba derecho a sentirse una entendida en la materia y él la había escuchado atentamente, pero ¡qué ridículo había hecho! Más tarde, en su alcoba, había descubierto que el realmente avezado en erotismo y sensualidad era él. Habían comentado la película “Nueve Semanas y Media”, deleitándose en la escena de la cocina, cuando Mickey Rourke hace a Kim Basinger comer varios manjares, y ella desata toda su sensualidad al abrir los labios, lamer, morder…
Todo esto lo platicaron durante la cena, y al llegar los postres, que eran fresas al oporto, Edgar, con toda intención y mirándola fijamente, tomó una y se la llevó muy despacio a la boca. Alma se quedó prendida en sus ojos, pero logró desviar la mirada y lenta, muy lentamente descendió por la cara de Edgar como si lo acariciara con la vista y se detuvo en los labios abiertos y en los dientes que apresaban la dulce y roja fruta, que dejaba escurrir pequeñísimas gotas de púrpura oporto, Al momento en que su mirada se detuvo en la boca de él, sus propios labios empezaron a abrirse imperceptible y lentamente. Edgar no podía despegar los ojos de esos labios que se estaban entreabriendo tan invitadoramente. Los dos se quedaron con la mirada prendida en la boca del otro, él todavía con la fresa entre los dientes, ella sólo con el deseo. Estaban a punto de besarse en la boca, ahí, en la mesa, frente a todos los comensales. Sin que la voluntad pudiera intervenir, sus rostros empezaron a acercarse, Alma percibió que sus ojos se entrecerraban, inclinó la cara, Edgar también y en una forma enloquecedoramente pausada siguieron aproximándose…
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Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación y regresiones a vidas pasadas.
POR: SILVIA EUGENIA RUIZ BACHILLER, ver condiciones de (c) al final
REGRESIONES A VIDAS PASADAS: MIRANA
Estábamos en mi casa y Tylor[i] me estaba platicando un sueño:
«… había víboras de agua» y en ese momento entré a nivel alfa,[ii] vi un río, en la orilla había pasto como de medio metro y en medio un elefante; Tylor seguía platicándome su sueño y yo le estaba prestando atención, pero el elefante no se iba de mi mente; por unos minutos estuvo quieto, pero luego vi que por un camino entre la maleza venia otro elefante que transportaba a un hombre, vestido con brocado de oro, turbante y estaba sentado en la cabeza del elefante, sentado en flor de loto; su piel era morena oscura, su espalda estaba muy recta y tenia los brazos cruzados, se iba moviendo rítmicamente según el vaivén de su montura. Mas atrás venia otro elefante ricamente enjaezado, la cabeza y el lomo cubiertos con una rica tela roja bordeada con una cinta dorada, arriba del elefante, en una como casetita forrada de la misma tela, venia una mujer joven, vestida con una blusa corta hasta abajo del busto y pantalones bombachos como de gasa, todo en rojo; la boca tapada con un velo; tenia unos ojos preciosos.
La joven era yo; iba a casarme con un rajá, khan o sultán de un lugar lejano, el matrimonio era por razones políticas, porque yo era princesa y se trataba de unir a nuestros dos países.
Ahí acabo la regresión porque Tylor no me hizo preguntas, sólo me llegaron esas imágenes y las ideas de que esa joven era yo y de lo que estaba pasando ahí.
Supongo que debido a una sincroncidad[iii] al día siguiente vimos anunciada una exposición de la cultura de Rajastán, India y por supuesto asistimos y compramos algunos objetos y un casete de música tradicional de esa cultura.
-o-
Ya en la casa, al escuchar música de Rajastán, tuve una segunda regresión y empecé a visualizar mujeres hindúes, vestidas de rojo [blusita corta, pantalones a la cadera y velos sobre su pelo], bailando una danza erótica, pero delicada; supe que era el festejo de mi despedida.
ELEFANTE ENJAEZADO EN INDIA
Vino un niño trayendo un elefante lujosamente enjaezado y me ayudo a subir a la pequeña caseta colocada sobre el lomo del animal. Mi vestimenta era parecida a la de las danzarinas, pero mucho mas lujosa y yo llevaba un velo cubriéndome la cara, muchas pulseras y ajorcas de oro y sobre la frente una joya azul [tal vez zafiro]. Me vi sentada casi en flor de loto, con los brazos abiertos y recargados hacia atrás, balanceándome con el vaivén del lento andar del elefante. Mi actitud era de nadie me merece.
mujer cubierta con velo
En una parada me bañé en el rio, lave mi larguísimo pelo negro me subí al elefante con él aun húmedo y suelto y con la misma actitud hacia los sirvientes que me acompañaban. Iba conmigo una doncella muy jovencita [la conozco en esta vida], que era mi preferida.
Seguimos la ruta por la ribera y una manada de elefantes salvajes se unió a nuestra caravana, que iba en fila india, y los otros elefantes nos fueron siguiendo por un trecho, a los sirvientes que guiaban a nuestras bestias les parecía muy gracioso y querían integrarlos al grupo, pero me opuse, porque no eran animales domesticados.
MANADA DE ELEFANTES
Mi prometido vino a encontrarme a la mitad del camino, venia con su visir, la religión de su país era el Islam, pero él era de ascendencia china o de Mongolia, pues en alguna época los chinos o mongoles dominaron esa zona y él era de la raza dominante y sus rasgos eran chinos.
No era muy alto (aunque mas que yo), obeso, con un enorme vientre, ojos rasgados y un bigotito delgado y largo [pregunté si lo conozco en esta vida y me llegó la certeza de que fue José Luis, mi finado esposo].
Se bajó del elefante en que venía y se acerco a mi campamento a saludarme, contra todo el protocolo, que ordenaba que el visir viniera por mi y me llevara ante él; al visir esta falta de su Señor al protocolo no le hizo nada de gracia y yo pensé que quizá tendría un enemigo en él.
El visir era árabe, mas alto que mi prometido, delgado, ojos preciosos, barba terminada en punta y piel morena clara, su nombre era Ramán.
Yo estaba sentada fuera de la tienda, vestida de blanco, mi brazo izquierdo lleno de ajorcas de oro. Mi prometido llegó, dificultosamente se sentó frente a mí y empezamos a platicar sin ningún ceremonial, el visir árabe me veía con rabia.
-o-
Al anochecer, ya dentro del ceremonial indicado, Ramán vino por mi, para llevarme con su señor, no nos caímos bien, pero él era tan atento como tenía que serlo con la futura esposa del sultán, su soberano.
Me llevo a la gran tienda de Omán, quien me esperaba cómodamente recostado en muchos almohadones de gran tamaño [como él] y forrados de vivos colores.
Obviamente no se levantó y sólo me indicó con la mano, que me recostara en otros cojines junto a él. Ramán se quedo parado del otro lado, a su espalda.
Mientras cenábamos, llegaron unas bailarinas árabes con vestidos semejantes al mío, pero mas sexis [mas escotados, apenas cubriendo el Monte de Venus y mas transparentes] y empezaron con la Danza del Vientre (belly dance), sus movimientos eran tan sensuales, que me sentí ofendida, me levanté y me encamine a la salida. Omán se asombro, pero le divirtió mi gesto, que hizo sufrir al protocolario Ramán, quien corrió tras de mí para detenerme y convencerme de que regresara a mi lugar y aceptara las costumbres de mi esposo; todo esto en su idioma, que no era el mío, sin embargo yo entendía de que se trataba su arenga y me negaba a regresar; aunque por ser mujer, no se me permitía tener esos desplantes, mi rango me concedía ciertos derechos.
A el le parecía yo una chiquilla caprichosa y le era bastante desagradable; durante la discusión, tanto él como yo estábamos manoteando y en una de esas, su mano toco mi brazo y ambos recibimos una descarga eléctrica y erótica, todo nuestro cuerpo se estremeció y lo que sentimos salió por nuestros ojos, que se miraron primero con asombro, luego con deseo y finalmente con entendimiento, todo en menos de un segundo. Nos seguimos viendo por dos o tres segundos, sonreímos y, sin más, di media vuelta y regrese a sentarme junto a Omán, pero sin dejar de ver [cada vez que era posible] a Ramán, quien tampoco podía apartar la vista de mi.
Caravana de camellos
Al día siguiente partimos, ahora sobre camellos, yo iba también en una silla especial y cubriéndome con una especie de sombrilla blanca. Mi porte era el mismo, pero sin parar de observar a Ramán y miles de ideas románticas y eróticas cruzaban por mi mente.
MujerBakhtiarihaciendopan
En la siguiente parada, camine por el campamento y vi mujeres árabes haciendo pan árabe [de una manera semejante a como las indígenas mexicanas hacen tortillas, pero sin palmear la masa, sino que con la parte baja del pulgar le daban forma –semejante a como echan tortillas en algunos lugares de México, como en Soyaltepec, Oaxaca, pero sin hojas de plátano], que cocían en una especie de comales, pero creo que eran de metal ¿hierro? Toda la comitiva [los sirvientes] vestían túnicas negras y turbantes blancos. El emir y el visir, usaban túnicas blancas [Ramán a veces vestía de azul oscuro con líneas muy delgaditas amarillas]
-o-
Cambio de escena a un desierto, ahí estaban las tiendas, pero no vi mas detalles.
[i] Tylor es la persona que me guiaba en mis Regresiones a Vidas Pasadas haciéndome preguntas y anotando todo lo que decíamos en esas regresiones. También me hacía preguntas cuando canalizaba yo al Maestro Ascendido del Tercer Rayo, Pablo el Veronés o el Veneciano o a algún otro Ser de dimensiones más elevadas que la nuestra (ver Introducción).
[ii] Nivel alfa: nivel de la mente de concentración relajada y visualización mental vívida como medio para alcanzar niveles más profundos, conservando el estado de alerta, una vez alcanzado este nivel, el cerebro llega a funcionar de forma más eficaz. Cuando estoy en este nivel de mi mente es cuando tengo visualizaciones sobre algunas vidas pasadas: Regresiones a Vidas Pasadas.
[iii] Sincronicidad: Término acuñado por Carl Gustav Jung (…) “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal (…) una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar” es decir, que eventos relacionados ocurren al mismo tiempo sin una causa aparente. Para evitarse malentendidos “lo diferenciaré del término sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos»