Ya eran las 6 de la tarde y Esperanza todavía no metía el pavo al horno. Aún tenía que ir a comprar la sidra y los refrescos y Carlos aún no llegaba, ¡claro!, él estaba festejando con sus compañeros de oficina, mientras ella tenía que preparar la cena de Navidad y tener casa y niños arreglados para cuando llegara la familia de su esposo.
Mientras daba los últimos toques al pavo gritó:
-¡Niños!, ¿ya se bañaron?
-No, mamá -contestó una de las niñas – Carlitos ya tiene media hora en el baño y no sale.
¡Carlos!- un grito más fuerte- ¡a ver si dejas bañar a tus hermanas!
¡Estos niños! -refunfuñó metiendo el pavo al horno. Carlitos, igual que su padre suponía que el ser hombre implicaba tener más privilegios, ya que las mujeres son inferiores y, por lo tanto, deben tener más obligaciones que derechos y, en consecuencia, exigía que sus hermanas lo sirvieran y le cedieran lo mejor de todo, porque él era hombre. Lo peor era que su padre lo alentaba.
Esperanza no entendía cómo había podido casarse con Carlos, si él era todo lo que ella odiaba en los hombres: el típico macho mexicano.
Mientras colocaba el termostato del horno a la temperatura adecuada y se echaba atrás un mechón de pelo que le había caído sobre la frente, suspiró y, rendida de cansancio, se sentó por un momento, antes de limpiar una vez más los cubiertos de plata -hoy venía la familia de Carlos- y de poner la mesa. Mientras frotaba la cuchillería con la suave franela, empezó a recordar una navidad 15 años atrás…
Sí, también en aquella navidad había arreglado la mesa con el mejor mantel, sus mejores copas de cristal, los cubiertos de plata, un adorno navideño como centro de mesa y… la mesa se quedó arreglada mientras ella sollozaba tirada en el sofá, porque Carlos le había telefoneado, después de las 12 de la noche, para cancelar su compromiso de cenar con ella, pues ella debía comprender que ésa era una fecha para celebrar en familia y no había podido excusarse de cenar con sus padres, hermanos, cuñados y sobrinos.
Lo que más le había dolido a Esperanza en esa ocasión, era que él, además de llamarla hasta pasadas las 12 de la noche, ni siquiera por compromiso la había invitado a su casa, con su familia. Ella no podía entender que para los padres de él fuera un estigma el que ella viviera sola, y que por esa única falta, no aceptaran que se casaran… sin embargo se habían casado ¡sí señor!, aunque para ello hubiera sido necesario que ella, después de 5 años de noviazgo, cediera a los requerimientos de su novio y, como era de esperarse, finalmente quedara embarazada.
¡Cómo había sufrido los dos primeros meses, en que él no se decidía a casarse porque sus padres no iban a aceptarla y él no sentía el suficiente amor por ella como para enfrentarlos!
¡Cómo lloraba por las noches, al regresar del trabajo, esperarlo por horas y finalmente aceptar que no iba a ir a verla!
¡Cómo se retorcía las manos afligida de pensar que su hijo no tendría padre!
¡Cómo lo había odiado cuando le sugirió que se deshiciera del problema!
Pero al fin, él cedió y la llevó a presentar a sus padres que la recibieron, si no con alegría, por lo menos con cortesía y, como sólo tenía dos meses de embarazo y aún no era notorio, no tuvieron que dar muchas explicaciones por la prisa; para cuando Carlitos nació, 6 meses después de la boda, las habladurías no le afectaron. Lo que sí le había dolido, y mucho, era la actitud de Carlos; indiferente a veces, autoritario y despectivo las más; como queriendo hacer notar que le había hecho el favor de casarse con ella, a pesar de no merecerlo…
Después llegaron las niñas y la situación fue empeorando para ella, si con un hijo le hubiera sido difícil separarse de su esposo, con 3 hijos ¡ni pensarlo! Tendría que seguir en esa vida de servir a su esposo, aguantar ser tratada como su sirvienta o como si fuera un mueble de la casa; a veces pensaba ¡ya no más! ¿y si…?
-¡Mamá!, ¡mamáaa!, diles a estas mocosas que no se metan en mi cuarto- vociferó Carlitos desde arriba -¡si las vuelvo a encontrar aquí, les voy a pegar!
Esperanza se sacudió los recuerdos y se apresuró a arreglar la mesa. Carlos y su familia llegarían de un momento a otro y todo debía estar perfecto para darles gusto…
Ciudad de México, 19 de Diciembre,1988.
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© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Puedes copiar y publicar este artículo, siempre y cuando incluyas el enlace al artículo, no lo uses con fines comerciales, no lo modifiques, no quites el © ni este último párrafo que le sigue, enlaces incluidos.
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Imágenes tomadas de internet
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Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación y regresiones a vidas pasadas.
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Omggg
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Sip omg.
Abrazo de luz
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Igual preciosa ❤️❤️
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Cuánto daño ha hecho el machismo, triste pero cierto. No entiendo por qué se caso con él si él era todo lo que odiaba. No hagas sufrir a la protagonista que me duele mucho.
¡Feliz miércoles!
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A mí me duele mas contemplar esas historias en la realidad, casi siempre me baso en hechos reales, claro, cambiando lugares y nombres.
A tu inquietud de por qué se casó con él, te puedo responder con tres posibilidades, una, otra o todas juntas.
1.- karmas
2.- Ella lo decidió antes de nacer.
3.-Era a lo que estaba acostumbrada en su niñez y buscó seguir en su zona de confort.
¿Has leído “Las Mujeres que Aman demasiado”? si no, y lo lees te va a impactar.
No te puedo prometer no hacer sufrir a las protagonistas, si es que retrato la realidad en la ficción.
Abrazo de luz doble por haberte hecho sufrir y te pido perdón.
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No me pidas perdón, mujer, si es que la realidad a veces es muy cruda. Lo que pasa es que pienso en historias reales y se me parte el corazón, pero claro, tú no tienes la culpa de nada respecto a eso. No tenía leído ese libro, tal vez habrá que incluirlo en mi lista de lectura para el 2017, madre mía.
¿Respecto a las posibilidades, prefirió quedarse en su zona de confort a pesar de saber que iba a sufrir?¿Dónde está el amor propio? ¿No habrá sido por la presión de la sociedad en la que vive? Mmmm… Muchas preguntas para un texto tan breve. Si la historia continua espero me aclares alguna de estas dudas.
Un abrazo enorme, gracias por contestar.
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Hola (dame tu nombre por favor, porque el que tienes acá es medio complicado, jajaja), creo que a veces toco puntos muy delicados, aunque aparentemente sólo sean “cuentos”, creo que algo me lleva a hacer eso, retratar situaciones por las que muchas mujeres pasamos (a veces también hombres) y pongo el dedo en la llaga, eso pasa si se basa uno en hechos reales y los ve desde un cierto punto de vista.
Busqué los datos del libro (todo por no levantarme e ir por él físicamente) y me encontré con que está en youtube como audio, creo que es una excelente opción, no sé si están todos los capítulos, pero una de dos, o sales corriendo a buscar el libro, o bloqueas el enlace, o lo necesitas o lo odias.
es impactante, cuando se publicó fue bestseller, muchas mujeres padecemos eso de alguna forma.
Ya eres la segunda persona que me pide una continuación, pero aún les debo la de Sussy, pero sufrió un cambio fundamental, por eso me estoy tardando.
Las dudas te las aclarará el libro.
Encantada de contestar todos los comentarios y dudas, los agradezco.
abrazos de luz
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Bueno, es que el nombre está en vasco, tal vez ese sea el problema. Kantauriitsasoa significa mar cantábrico, creo que eso te puede ayudar jajaja. Mi nombre personal también es vasco, no creo que te ayudara mucho si te lo digo jajajajaja. Puedes llamarme mar si quieres 😉
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Jjaja, ok, Mar, así te llamaré, abrazo de luz
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Ay, como me dan coraje estas historias… Muchas mujeres están así, pobrecitas, aguantando porque no son financieramente capaces de mantener a sus hijos. Ahhhh…hombres perversos.
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Así es amiga, da coraje, sobre todo verlas en la realidad, me inspiré en dos historias verdaderas y las uní en la ficción.
Y sí, es una situación difícil, sobre todo por los hijos.
Abrazos de luz
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Otra entrañable escena navideña.
Lo peor es que, si está bien contada, como es el caso, entra más dentro.
En fin, le deseo a todo el mundo que sus celebraciones no se parezcan a esto. Y que todo el mundo, además, pueda celebrar algo.
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Tu último párrafo es el más importante, ojalá todos tuvieran algo que festejar y la manera de hacerlo ¡tanta gente que no puede! mis abrazos de luz de amor para todos ellos y para todos en general.
Gracias por lo de bien contada, a eso aspiramos los que escribimos, a contar bien las cosas para que nuestros sentimientos los compartan los lectores.
Abrazos gama
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