LA VISITANTE FANTASMA (EULALIA) EDITADO.

Cuento escrito en conjunto con Danshaggy, una bonita experiencia, espero les guste a ustedes, mis querid@s lectores, a quienes va dedicado.

Este cuento lo volvimos a publicar por varias razones: una el 5 de octubre lo publicamos por primera vez, de modo que es el primer aniversario.  Es el primer escrito que publiqué al salir del hospital. Fue el primer cuento en el que trabajamos juntos Danshaggy y yo. Además es octubre, mes de Halloween y cercano al Día de Muertos, mes de fantasmas y entes del más allá.

***

El siguiente cuento, fue creado en base a hechos reales, y fue creado en conjunto con  ©Daniel Alvarez Benitez. El texto  es parte real y parte ficción, queda a consideración del lector, creer o no…

Eulalia la visitante

Tenía ya días con ciertos problemas de salud, por lo que después de consultar con el médico, éste me envió de urgencia al hospital, a donde llegamos cerca del medio día.  Esperé unas 3 horas para pasar con un médico que me diagnosticara y me recibiera o no en el hospital y quien después de un chequeo minucioso, ordenó que me internaran por tener graves problemas en los pulmones…

No me agradan los hospitales y menos ése, ya que he escuchado de varias cosas que suceden ahí…

Después de que me admitió,  me pasaron a la sala de espera de Urgencias, (que se encontraba demasiado llena de gente), donde tuve que esperar con otras 5 pacientes (unas llegaban otras se iban) sentadas cada una en una silla de lo más incómoda, y donde al entrar le piden a uno que se desvista, quedando tan sólo con una batita de hospital y usando una sábana como chal, porque hacía mucho frío.

Todas estábamos  tratando de ponerle al mal tiempo buena cara, platicándonos nuestras dolencias y qué nos llevó ahí; unas horas después, cuando vimos que íbamos a esperar mucho, empezamos también a hacer bromas y tratar de hacer más leve la espera.  De las recién llegadas, unas se integraban, otras no, las más graves pasaban a Urgencias, porque nos iban acomodando en las camas según iban saliendo pacientes, pero eso sucedió sólo 4 veces en la noche y algunas tuvimos que pasar 20 horas ahí, esperando que se desocupara una…

En mi caso, por el problema que llevaba me pusieron suero, pero quien me colocó el catéter me lo puso mal así que me lastimaba el brazo.  Después  de haber pasado casi un día sólo en espera, me pasaron a la sala de urgencias (junto a otras 4), pero aún sin cama, tardaron más de 24 horas en asignarme una y tuve que esperar sentada en la consabida incómoda silla.

Una vez que me asignaron cama, me cambiaron el suero vía intravenosa, que le ponen a todos los que llegan, y ya me pusieron algo específico para mí y quedé en  un rincón de la sala, no muy visible, por lo que el tráfico de personas en donde me encontraba, no era mucho.

Tercera noche…

Esa madrugada, estando yo entre dormida y despierta, vi una enfermera a la que observé de reojo: facciones finas, algo más que de mediana edad, su piel me llamo la atención por lo pálido y apariencia sutil; y debo recalcar que lo que me hizo fijarme más en ella fueron sus ojos, de un color negro intenso; debido al medicamento mi cabeza no trabajaba bien del todo pero sí recuerdo perfectamente su visita: llegó, se paró al pie de mi cama, y viéndome fijamente, me preguntó cómo me encontraba, luego observó los registros médicos que estaban anotados en mi carpeta, se acercó a mí y mientras me revisaba el suero con medicamento que me habían puesto en la vena y que me lastimaba mucho, sin preguntar, suavemente cambió el catéter de vena, mientras miraba a los pacientes de las otras camas y recuerdo que me dijo:

-Estarás bien, todavía no es tu turno.

Por lo que le pregunté: -Por qué dice eso?

Sin contestar mi pregunta, me dijo:

-Tienes que comer… recuperarte- con una voz que se me quedo grabada porque su tono era bajo, muy suave, era modulado y dulce. Entonces fue cuando la vi un poco mejor, su cabello me llamo la atención, ya que lo traía peinado en chongo y muy canoso, es raro ver actualmente a una mujer que tenga el cabello cano… y su piel se veía muy suave, y se sentía también muy leve, al tocarme sentí sus manos frías, pero lo adjudique en principio al suero que me estaban poniendo ya que lo sentía frío en las venas, cerré los ojos un par de minutos después que terminó de cambiar el catéter, y cuando los abrí ella ya no estaba ni junto a mi cama ni en la sala.

Por la mañana muy temprano, otra enfermera me preguntó quien me había cambado el catéter, ya que todos al hacer curaciones debían dejarlo registrado y había sido cambiado (¡vaya que sí!, ahora ya no me lastimaba) pero sin registro; le describí a la enfermera que me atendió en la madrugada, ya que no sabía su nombre (no se lo pedí) y ella y otra enfermera que llegó cuando la estaba describiendo, se miraron con cara de sorpresa y no dijeron nada, sólo se retiraron de inmediato, lo que me llamo la atención…

Ya estando en cama de Urgencias, finalmente me asignaron a Medicina Interna hasta 3 días después. Había cinco pacientes más en el cuarto, no más de 40 como de donde venía, al menos no estaré en un lugar abarrotado, como allá.

Sexta noche…

El día estuvo muy tranquilo, estuve un poco adormecida por los medicamentos, a las 9 de la noche, en la ronda normal, con mi hijo Mario presente, los doctores me dijeron de una intervención necesaria, un procedimiento quirúrgico para mejorar mi situación, que lleva sus peligros (incluso hasta la muerte), pero tendría que dar mi autorización, y no quería, por lo que les dije que necesitaba tiempo para pensarlo y hablarlo con mi hijo. Lo discutí un poco con él, que sí quería que lo hicieran, porque me veía muy mal y quería  que mejorara, pero a mí no me convencía, se despidió molesto, yo recé y me dormí.

Poco antes de las 10 de la noche, llegó una asistente de enfermera a checar mis signos vitales, como cada 3 horas pero como me ponían un medicamento para dormir un poco, por mi insomnio, apenas abrí los ojos, sin embargo sí la escuché decir:

-Su catéter se está zafando otra vez –por alguna razón (dijo la enfermera que por el medicamento) la dichosa aguja no podía quedar y me molestaba, salvo cuando lo arreglaba la enfermera de la noche en Urgencias, pero por la mañana me lo volvían a cambiar lastimándome en el proceso – Que se lo arreglen en el próximo turno.

Como a la 1 de la mañana (según mi cálculo por los rondines) me encontraba más dormida que despierta, y la vi de nuevo… la enfermera de Urgencias, aquí en Medicina Interna, al pie de mi cama, (pero viendo la que estaba a mi izquierda, vacía).

Volteó hacia mí y vi sus ojos obscuros entre la luz tenue que había en la habitación,  brillaban de manera especial, no sé explicarlo, pero a la vez que me daba miedo, me daban también confianza, así que traté de verla bien: peinada igual, y con su traje impecable, estatura media, un poco pasada de peso pero con movimientos ágiles, parecía que se deslizara en lugar de caminar.

Traté de encender la lámpara de la cabecera pero tomando mi mano suavemente, me dijo

-No, por favor… – así que no la encendí, y mientras ella me revisaba el goteo del suero y mi vena, sin verme apenas, me dijo que cambiaría el catéter que me estaba lastimando.  Le pregunté:

-Cómo te llamas?- ella manipulando las manos rápido, y volteando de reojo a verme, me dijo:

-Eulalia- y al terminar -recuerda que tienes que comer, te recuperarás ya lo verás- mientras me decía esto vi que observaba a las pacientes de las demás camas, pero como siempre, no la vi atender a nadie más, se dio la media vuelta, yo cerré los ojos y me quedé dormida.

En un rato más llegó la enfermera de turno, que venía a revisar y cambiar el catéter reportado por la anterior.  Me despertó al tomar mi mano y se quedó viéndola fijamente, me revisó la muñeca, donde me lo había puesto Eulalia, y volteando al ver que estaba despierta, me preguntó quien la había cambiado de lugar, y cuando le contesté que la enfermera Eulalia, con ojos de sorpresa dijo: -gracias- y salió rápidamente de la habitación sin más.

Sin entender, me quedé dormida hasta la mañana siguiente; ya en el desayuno, pensé que ¿cómo sabría la enfermera de noche, que seguía yo sin comer casi nada en el día? ¿Y además, siendo ella de Urgencias?

Más tarde llegó el médico y después de revisarme, me preguntó por la enfermera que me realizó la curación, por lo que le repetí lo que pasó la noche anterior; viéndome fijamente, el doctor me dijo que en el hospital no había ninguna Eulalia y que tal vez una enfermera me jugó una broma… pero lo importante era que lo que había hecho ella estaba muy bien.

Cuando Eulalia me arreglaba la aguja del suero, dejaba de molestarme por un tiempo, pero siempre por la mañana, cuando llegaba la enfermera de turno, al manipular los sueros y poner los medicamentos me la movía y lastimaba, hasta que Eulalia lo arreglaba en la madrugada.

El resto del día transcurrió con normalidad en compañía de mi hijo a quien no comenté nada sobre la enfermera, ya que teníamos otros asuntos más trascendentes que tratar, porque él ya no me quería ver tan mal como estaba y la única solución era aceptar la intervención quirúrgica, y yo no estaba de acuerdo, aunque me dijeran que tendría que quedarme en el hospital mínimo 2 meses si no me la hacían.

Para ver mi estado actual y tener más datos para tomar una decisión, me tomaron cinco muestras de sangre (5 piquetes más) para análisis y varias placas de rayos X, fue lo más importante de ese día y quedaba pendiente la decisión, que yo sospechaba que, al final, si empeoraba, ellos la tomarían y me llevarían al quirófano, aprobado por mí o no…

Séptima noche…

Me dieron mi medicamento y me quede dormida… por la madrugada entre mi sueño sentí que había alguien ahí, y abrí los ojos y era ella… Eulalia de nuevo, pero ella no llegaba a la carrera ni me curaba bruscamente, como las otras, ella sólo estaba ahí cuando abría yo los ojos y en cuanto la veía, se acercaba a revisarme y arreglar o cambiar el catéter y darme ánimos y consejos.

Entre sueños, le pregunté qué hacía una enfermera de Urgencias en el piso de Medicina Interna, o viceversa, y por qué me había atendido desde Urgencias, ya que eso era raro. Ella viéndome mientras me cambiaba de vena, me respondió con su voz suave y tenue:

-Porque estoy ayudando en todos lados del hospital donde siento que me necesitan y hoy me toca aquí- pero yo estaba muy adormilada para poder llegar a entender lo profundo de su respuesta, así que la dejé seguir haciendo lo que hacía sin hablar y al terminar agregó mientras me acariciaba el hombro:

-Recuerda que la muerte no se contagia, las enfermedades sí, tú estarás bien, aún no es tu turno. – mientras miraba a la paciente de la cama a mi izquierda, (noté que dibujó una sonrisa muy sutil, apenas perceptible) que había llegado en la noche, unas horas antes, pero curiosamente, a ella ni la revisó, de hecho, nunca la vi revisar a nadie más.

Por el tranquilizante que me ponían para dormir, no entendí (pero lo que me decía y lo que hacia se me quedaba grabado) y me dormí de nuevo.

Más tarde, mi vecina, la paciente de la izquierda empezó a toser, como yo tosía las 24 horas del día, luego tosía cada vez más fuerte  y se oía que se ahogaba.

Vino la enfermera de noche, llamó a un doctor, éste llamó a otro, le dieron reanimación, una enfermera se montó sobre la paciente para darle masaje al corazón, luego un médico, de pie a su lado izquierdo también le dio RCP.

Todas las pacientes del cuarto estábamos despiertas y angustiadas, atentas a lo que estaba sucediendo ahí

Trajeron muchos aparatos, como los que se ven en películas o la TV, entonces, la enfermera que operaba una de las máquina no encontraba algo en el carro y volteando a verme con cara de preocupada, solo me dijo:

-Usted perdone –

mientras tiraba de los parches de electrodos que tenía yo en el pecho y con los que me monitoreaban, ajustando todo a la paciente en crisis.

Luego con el desfibrilador le dieron los choques varias veces pero no reaccionó…

Fue impresionante, sobre todo, porque después de muchos minutos, no pudieron salvarla y falleció.

Algo me hizo voltear y a través de los cristales de la ventana al pasillo vi a Eulalia que observaba la escena atentamente, aunque inexpresiva y entonces volteó a verme directamente y me hizo una señal con la mano, que guardara silencio y que yo interpreté como: “tranquila, tú estás bien”, voltee a la cama con los médicos y regresé la vista a la ventana sólo un segundo después, y ya no la vi.

Lo que más me impactaba era que la paciente que murio tenía lo mismo que yo, pero acababa de ingresar unas horas antes; en ese momento entró en mí la idea de cambiar de opinión y aceptar el procedimiento quirúrgico…

El resto de la madrugada y después que se llevaron el cuerpo, las demás pacientes ya no pudimos dormir, pero tampoco comentamos nada, sólo nos veíamos de cuando en cuando unas a otras y seguimos en silencio esa madrugada y toda la mañana. A todas nos afectó mucho ser testigos de una muerte así, (y diré que en la situaciónque estábamos nos caló profundo).

Al día siguiente el médico que me informó de la necesidad de la intervención vino por la respuesta, le pedí que permitiera que llegara mi hijo para volver a hablarlo con él y tomar ya la decisión.

Haciendo un gesto de aceptación, me dijo que me tomarían otra placa para ver el daño en mis pulmones y, poco después, asombrados los médicos (en grupo), vinieron y me informaron que el agua de mis pulmones se había reabsorbido (de un día para otro, ya que me estaban tomando placas todos los días), y que ya no necesitaban hacer el procedimiento que me habían dicho, aunque no tenían explicación lógica a esto, pero que ahí estaban: mis pulmones limpios.

¡Ufff! Qué salvada, porque, además, me habían vaticinado unos dos meses en el hospital, y quizá ese procedimiento tendrían que hacerlo de todos modos y en ambos pulmones, y ahora, de un día para otro, ¡ya no era necesario! Y había posibilidades de salir en un par de días.

De todos modos me quedé el fin de semana en observación, pero además de la “normal”, parece que estaba en otra clase de escrutinio, ya que había gente que no había visto nunca pasar por ahí, y que pasaba lentamente por el pasillo o se quedaban unos momentos por fuera de la habitación y me observaban y hacían discretas señas a mi persona mientras hablaban entre ellos.

Fue muy incómodo, ya que no entendía por qué.

En el tiempo en que estuve en el hospital, Mario (mi hijo) teniendo que efectuar tantos trámites llegó a hacer amistad con algunos empleados y enfermeras. Uno de los empleados, Pepe, estaba tomando un café cuando Mario fue por unos papeles y le invitó un café y mientras se lo tomaban le dijo:

-Suerte la de tu mamá.

Volteando a verlo con extrañeza, Mario le pregunto: -¿Por qué?

-Porque cuando Eulalia atiende a una habitación, siempre hay una muerte y una curación extraña y rápida. A tu mamá le tocó la curación, y la cama contigua a la de ella fue la paciente que falleció, ya se sabe en todo el hospital.

Mi hijo con cara de sorpresa, ya que él todavía desconocía lo sucedido,no supo qué contestar, y preguntó,

-¿Quién es Eulalia?  ¿y de qué curación hablas? a mi madre la operarán

Con una sonrisa el empleado le dio el papel que buscaba mi hijo mientras le decía,

-¡Ya no! – entonces Pepe, casi relamiéndose por lo que iba a contar dijo,

-Anoche llegó una paciente con el mismo problema que tu mamá, la pusieron en la cama contigua, unas horas después se puso grave, no pudieron salvarla y falleció.

En tanto que tu mamá necesitaba con urgencia que le hicieran un procedimiento quirúrgico para tratar de salvarle la vida, porque no se los dijeron, pero sí estaba muy grave. Resulta que en la radiografía de hoy, sus pulmones estaban bien, sanos y no habrá necesidad de hacerle nada…

En eso llegó una enfermera y se metió en la conversación.

-Pero lo que no sabes, Mario, es que Eulalia fue una enfermera que murió en servicio tratando de salvar un paciente que entró en paro cuando ella se encontraba sola en el ala de guardia, y aunque sí salvó al paciente, el esfuerzo hecho y su edad le provocaron un paro a ella, y desde entonces se aparece días antes de un fallecimiento y cuando comienza a atender una habitación, alguien se recupera ahí, (así como yo), y alguien de la misma habitación fallece… pero nunca sabemos a quién le va a tocar qué…

Pepe le arrebató la palabra,

-Como siguió a tu mamá desde Urgencias y estaba grave, todos pensábamos que ella seria quien fallecería, pero se nos fue una paciente recién ingresada ¡cosas de Eulalia!

Quedando sin palabras, mi hijo se acabó el café y fue a contarme esta plática y a preguntarme que había pasado.  Él ha sido escéptico, pero después de contarle lo que estuvo pasando en las noches anteriores, lo creyó, y parece que se ha vuelto más creyente de estos temas, y yo, beneficiaria de la extraña curación debida a Eulalia, también he reafirmado mi fe.

Décimo primer día

Hoy, casi repuesta a punto de salir y agradecida a quien quiera que haya intervenido en mi mejoría, agradezco a Eulalia su elección. No la volví a ver  en los días siguientes a ése, lo que no sé si agradecer o entristecerme  por no poder darle las gracias por su intervención.

Acabo de salir del hospital y son pasadas las seis de la tarde, voy despacio tomada del brazo de mi hijo Mario, y algo en el ambiente me hace voltear al hospital, específicamente a la puerta por donde acabamos de salir, y casi me caigo, porque en la puerta, frente a nosotros veo a Eulalia moviendo su mano en señal de despedida y casi puedo jurar que a su lado está mi vecina de cama… la paciente que murió el día de los hechos, Eulalia con una sonrisa y ella con cara de sufrimiento, tomadas de la mano… al recomponerme, le digo a mi hijo y volvemos a voltear pero ya no están… nos vamos de ahí, yo rezando por no regresar… JAMÁS.

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***

© Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, ©Daniel Alvarez Benitez
Serunserdeluz.wordpress.com
2012profeciasmayasfindelmundo.wordpress.com
danshaggyalv.wordpress.com
danshaggy.deviantart.com

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24 comentarios en “LA VISITANTE FANTASMA (EULALIA) EDITADO.”

    1. Hola Jumanper, primero, este relato está basado en hechos reales de primera mano, me ocurrieron a mí.
      Segundo: hay una leyenda urbana, en muchos lugares sobre una enfermera/fantasma.
      Yo la ignoraba cuando me sucedió lo narrado como cuento; mi descripción de Eulalia, es tal como la vi, el fallecimiento de mi vecina de cama ocurrió tal cual lo explico aquí, el cambio en mi condición de esa noche, al día siguiente de esa muerte, sucedió exactamente como lo describo ¿por qué falleció alguien que había llegado hacía unas horas y yo me curé? ¡lo ignoro! no tengo más datos que lo que me dijo: “Recuerda que la muerte no se contagia, las enfermedades sí, tú estarás bien, aun no es tu turno.”
      En cuanto a la potestad no sé si haya sido de ella u obedeciendo designios más altos.
      Como dije antes, ignoro las razones y cómo es que me curé en unas horas, eso no es ficción, por eso no lo explico, es real y no tengo la respuesta, ni quise meter mis elucubraciones o inspiración de cuentista al respecto.
      Gracias por tus preguntas, me hicieron ahondar en esas razones que todavía me intrigan.
      Abrazo de luz

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      1. Gracias por la sinceridad de tu respuesta.
        Tratándose de hechos reales, aún me intriga y desconcierta más el papel de Eulalia. De hecho, se me abre un mar de preguntas y dudas existenciales.
        Te dijo que «aún no era tu turno» . ¿Estamos predestinados, pues? ¿Cómo puede saber ella si es tu turno? ¿quién diablos permite entonces que a unos nos asalten enfermedades terminales, hasta su desenlace inequívoco y, contrariamente, envía a seres como Eulalia a salvar a otros? ¿qué demonios es entonces nuestra existencia….? ¿somos meros personajes de una historia que alguien está escribiendo….?
        Ya sé que tú no tienes las respuestas, sólo las manifiesto porque así de inmediato me brotan las preguntas.
        Disculpa por la arrogancia que pueda destilar mis palabras, pero es que, llegados a puntos como éste, me revelo contra la falta de libre albedrío del que nuestro ser carece.
        Un abrazo

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        1. En realidad sí tengo alguna respuesta a tus preguntas: hace tiempo tuve el privilegio (por así llamarle) de poder entrar en estados alterados de conciencia (mediante la relajación, sin drogas) y tener la posibilidad de “ver” vidas pasadas (Regresiones a Vidas Pasadas), siendo antropóloga escéptica, no lo podía creer y me puse a investigar bibliográficamente y tomado cursos, por años, y al mismo tiempo seguía teniendo esas experiencias, sólo que después de uno de esos cursos, ya no me “pasaban”, sino que las podía tener a voluntad (eso ya no me es tan fácil ahora).
          Analizando esas experiencias, encontrando patrones, causas y efectos, además de mi comunicación con un ser espiritual (como Eulalia, pero superior) que me contestaba dudas y preguntas, llegué a algunas conclusiones:

          Nuestra vida (creo que incluso su duración) la decidimos nosotros antes de nacer (me baso en investigaciones científicas y en mis experiencias).

          ¿Cómo puede saber Ella si es mi turno? Te doy la respuesta de Danshaggy: siendo un ser de otra dimensión, tiene acceso a conocimientos que la mayoría de nosotros desconocemos, ella no decide, pero puede saber quién ya terminó su estadía en la 3ª D y quien deberá seguir hasta terminar lo que vino a hacer a este mundo.

          Por otro lado ¿quién puede saber quién tuvo el premio en este caso, ¿la paciente que falleció o yo, que me curé? Si ella se fue a un lugar mejor (seguro) y yo sigo en esta vida con todas sus vicisitudes (aunque la verdad estoy feliz), hasta que llegue mi turno?

          Lo de las enfermedades crónicas (y casi todas las demás tragedias) tienen su respuesta en la reencarnación, al menos ahí la encontré yo, también después de investigar y analizar, de hecho tengo un blog dedicado a responder esas preguntas existenciales que siempre me he hecho, desde niña (y que todos nos hacemos). Te paso el enlace a ese blog, donde encontrarás muchas respuestas, teniendo la mente abierta (sé que no es fácil, a mí me llevó años).

          https://aquevineadondevoy.wordpress.com

          Hago la aclaración Eulalia no salva a nadie ni decide quién se va o se queda.

          Sí somos personajes de una historia, que nosotros mismos escribimos antes de nacer.

          Nuestra existencia es un aprendizaje y una evolución espiritual.

          Y la vida no es injusta, sólo es una relación de causa y efecto, como la 3ª Ley de Newton: a toda acción corresponde una reacción de la misma intensidad, pero en sentido contrario.

          El relato publicado lo manejamos como cuento, no me quise meter en profundidades, como hubiera podido hacerlo, tenía yo 15 días de haber salido del hospital, sólo escribí mi parte del cuento porque Danshaggy me animó a hacerlo, de hecho él le dio forma.

          Hubiera sido bueno (y aún es tiempo) analizar toda esa situación desde lo que sé al respecto de ese tipo de situaciones al límite que nos ocurren de cuando en cuando, en ese momento no lo hice, por las razones expresadas arriba.

          Te agradezco que traigas todo esto a colación, me motiva a hacer algo más con estas circunstancias que viví hace un año y hasta me están dando ganas de hacer un post con tus preguntas y estas respuestas, par publicarlo en el otro blog, ya que éste es para diferentes temas.

          También te pongo un enlace a un artículo que escribí a manera de metáfora, sobre cómo decidimos nuestras vidas antes de nacer y cómo se van desarrollando, con situaciones predeterminadas y mucho libre albedrío también. Creo que te va a interesar, aunque parezca superficial, es profundo.

          ¿DESTINO O LIBRE ALBEDRÍO?

          En caso que me decida hacerlo, dime si me das permiso de poner tus preguntas con o sin tu nick name, para que esté completa la idea.

          Abrazo de luz

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    2. Hola de nuevo Jumanper, le pasé tu comentario a Danshaggy, el otro autor del relato.
      Él sabía de la leyenda de «La Planchada» (Eulalia) y me dice que en realidad, ella no elige ni decide, ni tiene potestad sobre quién vive y quién no, sólo, de alguna manera, sabe cuándo algún@ paciente va a fallecer y se presenta, pero también (y parece que es más usual) cuando las enfermeras tienen demasiada carga de trabajo, llega y las ayuda.
      Como en mi caso se presentaron varios detalles como que sólo me hacía curaciones a mí, en el turno de la noche, cuando no había demasiado trabajo (que no es lo que usualmente hace); el hecho que la noche que murió mi vecina de cama tuve esa curación extraña y además su apariencia tan particular, nos hizo pensar que podría tratarse de ella y de ahí salió el relato de estos hechos, que para mí no tienen una explicación lógica.
      Tampoco puedo jurar que se tratara de ella, por eso lo escribimos como cuento, podría ser 100% ficción, lo dejamos al criterio del lector.
      Me gustan tus comentarios y preguntas.
      Abrazo de luz

      Me gusta

        1. Experiencias Cercanas a la Muerte, como ya se ha sabido de tantas, hay estudios e investigaciones al respecto y se abrevia así.
          Es cuando alguien está clínicamente muerto por varios minutos y ve un túnel y una luz, a sus seres queridos, una especie de recuerdo de su vida y otras cosas.
          Te pongo un enlace donde lo explico mejor, en caso de que te interese.

          ECM, EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE


          Cuando estuve interesada en el tema escribí mucho sobre él.
          Abrazo de luz

          Le gusta a 1 persona

    1. Me alegra que sí haya logrado generar temor (a mí que lo viví, al darme cuenta, me dio mucho miedo) y sí, es una coautoría, en este caso, a diferencia de otros, él fue el que vio una historia en lo que me ocurrió y lo fuimos armando entre los dos, al igual que otros relatos que hemos hecho ambos, como:

      La Cita

      «UNA NUEVA VIDA»

      DECISIONES

      Te puse los enlaces a su página, para que lo conozcas, a mí ya me conoces, por cierto en el cuento de «El 7º Beso», también intervino un poco, como yo tuve algo que ver en:

      Los Guardianes

      Los demás cuentos son míos o de él al 100%; en los últimos 2 años, quizá con algo de edición del otro.

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    1. Hola mi querida amiga, muchas gracias, entre otras cosas lo re publicamos por la época, también por el aniversario.
      Parece que celebramos muchos aniversarios, jajaja, es que hay muchas fechas que celebrar.
      Y me da mucho gusto cuando nos dicen, como tú, que nos complementamos muy bien, porque así lo siento yo, a pesar de que manejamos diferentes temas.
      Abrazos de luz

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    1. Gracias a ti por leerme y, también, tomarte el tiempo para comentar.
      Voy a ver eso de publicar tus preguntas y mis respuestas en el otro blog, gracias por tu permiso.
      Ya lo tengo en los borradores, debo trabajarlo un poco, pero ya está en la lista de pendientes. Gracias de nuevo.
      Abrazo de luz

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