EL TIRANO

Yo sé que soy la indicada, y la única, para hacerme cargo de él, pero a veces siento que va más allá de mis fuerzas. No duermo, no tengo vida personal y mi relación de pareja es casi nula desde que él llegó.

Recuerdo cuando lo trajimos del hospital, todavía no totalmente consciente. Observaba la casa con sus pequeños ojos bisqueantes y se la pasaba dormido la mayor parte del tiempo. ¡Ah!, pero en cuanto tomó confianza, se convirtió en un auténtico tirano.

Mis nervios se ponen tan tensos como cuerda de violín cuando él grita exigiendo ser atendido, sin importar lo que yo esté haciendo o lo cansada que esté.

Pienso con nostalgia en aquellos tranquilos días cuando él no había llegado. Yo salía los fines de semana con mi esposo, Impartía clases de literatura en la Universidad, tomaba un curso de aerobics, iba al cine, al teatro, a tertulias literarias, pero ahora…

No duermo lo suficiente, porque cuando despierta en la madrugada debo ir a atenderlo. Por las mañanas debo bañarlo, vestirlo (él no se vale por sí mismo), prepararle comida especial, dársela en la boca y limpiarlo, porque babea; después, es necesario llevarlo al parque a que tome aire y sol; regresar a la casa y empezar nuevamente el ritual darle de comer. Cuando toma su siesta es el único momento en que puedo arreglar la casa y preparar nuestra comida, porque cuando despierta mi atención sólo debe ser para él.

Si durante el día o la noche se siente incómodo o molesto, grita y patalea hasta que adivino qué necesita, porque sólo balbucea. Si lo dejo sentado en el sillón, el pobre se va de lado, porque no coordina sus movimientos, por eso no puedo dejarlo solo.

Sin embargo, también puede ser seductor. Cuando lo llevo al parque en su silla de ruedas, bien abrigado y con sus piernas cubiertas con una manta, muchas mujeres se detienen a saludarlo, algunas acarician su calva cabeza o simplemente le sonríen porque, cuando quiere, es encantador.

A toda la parentela la tiene pendiente de él; sobre todo a mi suegra, mi madre y mi tía; parece que se especializa en seducir a las mujeres maduras; él sonríe con sus desdentadas encías y ellas se retuercen de deleite, quieren adivinar sus más mínimos deseos y ríen bobaliconamente cuando él se digna prestarles atención.

Yo soy su enfermera, su ama de llaves, su sirvienta, su chofer, su lectora oficial (le fascina que le lea antes de dormir), su lavandera, su cocinera, su traductora (cuando se enoja, ya adivino lo que quiere, según el tono de sus berridos), su secretaria social, etc.

A veces me pregunto cuándo va a acabar esta situación, pero al mismo tiempo temo desearlo…

Por las noches, cuando acabo rendida y me hace levantar para ir a atenderlo, me encamino a su habitación medio dormida, irritada y molesta, y entonces… me derrito cuando sonríe, alza sus brazos hacia mí y me dice

-MAMÁ.

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Imágenes tomadas de internet,

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Silvia Eugenia Ruiz Bachiller, Autora de “TÚ Y YO SIEMPRE”, novela romántica. La historia de amor de Almas gemelas, su karma, reencarnación y regresiones a vidas pasadas.

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49 comentarios en “EL TIRANO”

  1. » A veces me pregunto cuándo va a acabar esta situación, pero al mismo tiempo temo desearlo…» Esta frase es maravillosa, aquí está el secreto de este texto. Me quito el sombrero o la pamela frente a ti. Felicidades por esa inspiración!

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